Betty estaba en su apartamento, con su hijo, ambos en compañía de Verónica. El niño jugaba mientras las dos chicas hablaban.
—Entonces nos besamos y terminamos en...— Empezó a hablar Verónica, dejando de hablar al ver al niño. —Ya sabes donde. No daré detalles con mi dulce angelito aquí presente—
Betty soltó una pequeña risa. —Descuida, entiendo. No lo puedo creer. ¿Que hizo el mejor amigo de Jughead para ponerte así?—
—La pregunta es... qué hice yo para tenerlo como un perro faldero detrás de mi— Presumió Verónica.
—Perro— Dijo Ethan mientras jugaba con su avión de juguete en el piso.
Verónica y Betty abrieron sus bocas, sorprendidas.
—¿Desde cuando repite todo lo que oye?— Le preguntó Verónica a su mejor amiga, sorprendida, tomando al niño en sus brazos y acomodándolo en su regazo. —Eres tan dulce mi niño...
—Te dije que era peligroso— Advirtió Betty, divertida, mirando a su hijo con orgullo. —Mi niño precioso, te amo—
—Te amo— Respondió el niño, mirando a su madre con una sonrisa.
Verónica miró al niño con ternura y luego a Betty, alzando una ceja. —¿Qué hay con ese chico Jughead?—
—¿Joget? ¡Joget!— Exclamó el menor, buscando al mencionado con la mirada.
—No bebé. Jughead no está aquí— Negó Betty, divertida.
—Tu y Jughead son muy... cercanos últimamente— Dijo Verónica, bajando al niño de su regazo para que éste continuara jugando.
—Somos buenos amigos. ¿Por qué?— Le preguntó la rubia a la morocha, extrañada.
—¿Amigos? La química que ustedes tienen no es de amigos en definitiva— Aseguró Verónica.
Betty alzó una ceja. —¿Qué insinúas?—
—Mira... seré directa. Él te gusta— Afirmó Verónica.
—¿Que?— Preguntó Betty, soltando una pequeña risa nerviosa. —Para nada—
—¿Pero cual es el problema? Es un hombre que te respeta, es responsable, le gusta pasar tiempo contigo y lo más importante... lo más importante es que quiere mucho a Ethan, se nota. Se nota por lo feliz que se ve cuando juega con el. Creo que tú mereces otra oportunidad en el amor y el pequeño Ethan merece... ¿Quizá una figura paterna?— Sugirió Verónica.
Betty empezó a temblar por la idea, y negó con la cabeza, nerviosa. —No... no, no podría. Yo no..
Verónica alzó una ceja, sabiendo lo que le pasaba. —¿Acaso todavía no te recuperas de...? No, perdón. Pero... debes buscar ayuda y superar esto, amiga—
Betty tomó aire y asintió, y Verónica tomó su mano y ahí hubo un breve silencio hasta que el celular de Verónica sonó.
—Disculpa B— Avisó, tomando la llamada. —¿Si? Hola Archie. Si... ¿Ahora? Bueno... allá nos vemos. Bye— Se despidió y colgó, mirando a Betty con una sonrisa. —Archie confirmó nuestro encuentro de hoy—
Betty le sonrió. —Eso es genial V. Que te valla bien, te quiero—
—También te quiero B— Se despidió Verónica, abrazando a su mejor amiga para luego ponerse de pie e ir a llenarle la cara de besos a Ethan. —Te amo muñeco hermoso. Pórtate bien—
—Adiós Tia— Se despidió también Ethan, concentrado en su avión de juguete.
Betty sonrió, mirando a su hijo, pero en ese momento recibió la llamada de un número desconocido y la tomó. —¿Hola? Si... soy yo. ¿Que? ¿En que hospital?— Preguntó, con la voz quebrada. —Está bien, allá estaré. Gracias, adiós— Colgó.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y empezaron a bajar como cascadas por sus mejillas. Había recibido una noticia que la destrozó, pero tampoco podía dejar a su hijo.
En ese momento alguien tocó la puerta y ella se limpió las lágrimas para ir a abrirla, encontrándose con Jughead.
—Betty...— La saludó hasta que vio como estaba. —Dios... ¿Qué te pasó?— Le preguntó, preocupado.
—Nada— Mintió, limpiándose las lágrimas que no dejaban de bajar. —Pasa–
—Betty, me preocupas. ¿Por qué lloras? ¿Que pasó?— Le preguntó, entrando a la casa detrás de ella.
—¡Joget!— Lo saludó el niño, corriendo hacia él con su avión de juguete en mano y mirando a su madre. —Mami llorando—
—Si amigo— Respondió Jughead, tomándolo en sus brazos y abrazándolo, aún mirando a Betty. —Betty...
—Mamá... tuvo un accidente, está en otro sitio de la ciudad y no puedo llevar a Ethan— Murmuró, ahogándose en su llanto.
Jughead la miró, haciendo un silencio. —Pero Betty... si yo me quedo con Ethan puedes ir con tu mamá—
Betty lo miró y negó rotundamente. —Imposible. Prefiero llevarme a mi hijo al otro lado de la ciudad antes que causarte esa molestia—
—Pero no es ninguna molestia. Ethan estará bien conmigo, de verdad. Te juro que tengo experiencia con niños y la vamos a pasar bien. Por favor Betty... tu madre te necesita— Insistió.
—No tienes que hacerlo— Negó Betty.
—Pero quiero y puedo hacerlo. Betty... ya no me sigas diciendo que no tengo que hacer esto o lo otro cuando te quiero ayudar con el niño. Tu y este pequeño me importan mucho y hago lo que hago porque son importantes para mi. Por favor ve tranquila. El niño está en buenas manos conmigo— Aseguró, con el pequeño en sus brazos.
Betty le respondió con un abrazo. En medio de ese abrazo estaba Ethan, los tres, como una familia.
—Algún día, Jughead. Algún día te pagaré todo esto. Gracias— Agradeció, con las lágrimas bajando por sus mejillas.
—Lo hago con todo el placer del mundo Betty— Aseguró, con una sonrisa. —Pero... una pregunta. ¿Ethan usa pañales aún?—
—No, ya sabe ir al baño solo. Él te avisará— Aseguró Betty, limpiándose las lágrimas. —Gracias Jug—
—No tienes nada que agradecer. Ve tranquila— Pidió Jughead, con una sonrisa.
Betty se despidió de él y del pequeño niño y enseguida se fue a acompañar a su mamá al otro lado de la ciudad, y Jughead se quedó con el niño en el apartamento.
Jughead sentó al pequeño en el sofá y tomó aire, mirándolo. —Bueno... tu mamá dijo que te debes dormir a las ocho, que sabes ir al baño tú solo y que te comas tu avena como un buen niño que eres. ¿Verdad?—
El pequeño lo miró y cuando observó a su alrededor y no vio a su madre, empezó a llorar.
Jughead suspiró, nervioso, y lo tomó en sus brazos. —Genial, ahora estás llorando. ¿Que voy a hacer?—
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Este es el momento en el que Jughead se podría arrepentir de decir que sabía cuidar niños 😅
