Ese encuentro con el padre biológico de Ethan abrió unas viejas heridas que se supone que estaban cerradas. Después de eso, Betty se volvió fría y cortante con Jughead y empezaron a verse menos que antes.
Ella casi no le hablaba, casi no le prestaba atención cuando él la visitaba y dejaron de salir juntos. Lo único que no había cambiado era la relación de Jughead con Ethan, pero ahora se veían menos por esa situación.
Igual Jughead sabía que ella era solo un alma rota que necesitaba ser sanada aunque no lo supiera, y que Ethan necesitaba esa guía paterna en su vida.
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—Mami, Joget— Le dijo Ethan a la rubia, acercándose con un auto de juguete que el pelinegro le había dado, triste. —¿Joget?—
Betty suspiró, tomando a su hijo en sus brazos y mirándolo con la mejor sonrisa que pudo mostrar. —Jughead no está aquí amor. No estés triste mi vida— Besó su mejilla.
—Joget— Dijo Ethan, sollozando.
—No llores mi vida— Pidió Betty, abrazando a su hijo. Jughead ya se había convertido en una persona que si Ethan no veía, no dejaba de preguntar y llorar por el. —¿Le digo a Juggie que venga?—
Ethan se emocionó, aplaudiendo. —¡Si! ¡Joget!— Exclamó.
Betty suspiró y se sentó en el piso con su hijo en su regazo mientras le escribía a Jughead. No quería, pero sabía que si no lo hacía, Ethan se volvería insoportable.
Fue solo cuestión de minutos para que el ojiazul llegara al apartamento de la rubia, tocando la puerta.
—¡Joget! ¡Joget!— Chilló Ethan, corriendo a la puerta, pero era demasiado pequeño como para alcanzar a abrirla.
—Cuidado bebé— Advirtió Betty, tomando a su hijo de la mano, alejándolo de la puerta principal para poder abrirla.
Jughead mostró una gran sonrisa en cuanto le abrieron la puerta y pudo ver al niño, abriendo sus brazos. —Ven aquí, pequeño—
—¡Joget!— Gritó Ethan, lanzándose a sus brazos.
—Hola amigo— Contestó Jughead, abrazándolo y llenándole la cara de besos. —Ya estoy aquí—
Betty amaba ver a su hijo feliz, pero sentía que no iba a poder con su relación. Sentía que en cualquier momento todo se derrumbaría y eso la abrumaba.
Jughead la miró, con el pequeño feliz en sus brazos. —Amor... ¿Todo bien?—
Ellos seguían siendo novios. Solo que Jughead quiso darle espacio porque sabía que lo que le pasó no fue nada fácil y encontrarse con el responsable de tanto dolor pudo abrir viejas heridas.
—Estoy bien. Ethan estaba enloqueciéndome y si no te veía... si no te veía no me iba a dejar en paz— Admitió Betty.
Jughead asintió y miró al niño, el cual se aferraba a él con todas sus fuerzas. —Yo tampoco puedo estar sin verte, Ethan— Besó su cabeza.
En ese momento Betty los dejó solos y corrió al baño. Jughead la siguió y cuando se detuvo en la puerta la vio vomitar. Sabía que tenía varios días sintiéndose mal y eso lo estaba preocupando.
—Rayos Betty... ¿Sigues enferma?— Le preguntó Jughead, preocupado, viéndola lavarse la cara en el lavamanos.
—No estoy enferma— Negó, secándose la cara y mirándolo, fingiendo una sonrisa. —Estoy bien—
—No, no lo estás. Que una persona se pase el día vomitando y sufriendo mareos no es normal. Tampoco es normal lo que está pasando entre nosotros Betty— Le reclamó.
—No discutas con mi hijo presente— Exigió Betty, saliendo del baño para dirigirse a la sala.
—No quiero discutir. Solo quiero que conversemos— Pidió el ojiazul, dejando al niño en el piso y pasándole unos autos de juguete. —Estas muy callado. ¿Quieres jugar en lo que mami y yo hablamos?—
Ethan asintió, feliz, y empezó a jugar con sus autos de juguete mientras Betty y Jughead se sentaban juntos en el sofá, cara a cara.
—Escucha. Quiero que hablemos de nuestra relación y también de tu salud. Empecemos por tu salud— Exigió el ojiazul.
—No hay nada que hablar. Yo estoy bien— Aseguró la rubia.
—Deja de decirlo porque no es verdad. Pensamos que algo te había caído mal, pero han pasado días y sigues igual. Eso no está bien y me preocupas amor. Ve al médico y no te pediré nada más— Suplicó Jughead, mirándola en silencio por un momento. —¿Y qué pasa si estás embarazada?—
—¡No!— Exclamó, aterrada, tomando aire para calmarse. —No...— Negó, con las lágrimas bajando por sus mejillas. —Eso no—
Jughead suspiró, posando una mano en su mejilla. —Está bien. Si estas embarazada... te juro que me lo tomare muy bien y no me molesta para nada. Podemos...
—¡No estoy embarazada Jug!— Negó, cerrando los ojos con fuerza mientras lloraba. —Lo siento...
—Amor... tienes que ir con un doctor de todos modos. Pero lo más posible es eso Betty. Piénsalo y compáralo con los síntomas que tuviste cuando...
—Jug... ¿Que parte no entiendes cuando te digo que no lo quiero recordar?— Preguntó, mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.
—Pensé que ya lo habías superado amor. Estabas asistiendo a terapia con la psicóloga, estábamos bien. ¿Y qué hay de nuestra relación?— Preguntó el pelinegro.
—No lo se— Contestó la rubia, bajando la mirada y jugando con sus manos. —No creo que lo nuestro siga funcionando—
—¿Que? ¿Por qué?— Preguntó Jughead, confundido. —Pero Betty... te amo. Y quiero estar contigo—
—No creas que deje de quererte, pero no creo que tengas lo que buscas conmigo. No serás feliz a mi lado Jug— Explicó Betty mientras lloraba.
—Betty, no. ¿Por qué estás diciendo eso?— Le preguntó Jughead, con los ojos cristalizados, posando una mano en su mejilla. —Soy feliz contigo y con Ethan—
—Jug, no. Te amo y por eso debo dejar que seas feliz con alguien más. Alguien que no esté tan dañada o rota como yo— Aseguró, sonriéndole con nostalgia.
—No digas eso amor. Tu no estás dañada. Eres perfecta para mi así como eres y estoy dispuesto a ayudarte a seguir adelante porque te amo. Amo a Ethan, Betty. Te juro que ya no puedo vivir sin ese niño— Aseguró, mirándola fijamente.
—Precisamente eso es lo que no quiero— Aclaró Betty, con las lágrimas bajando por sus mejillas. —No quiero que tengas que cargar con esto. No es justo—
—¿Estas diciendo que quieres terminar conmigo?— Le preguntó, con miedo a su respuesta.
Llorar 😭💔¿Creen que habrá bebé? ¿Quieren bebé ahora?
Samy ❤️
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Un Tesoro Inesperado •Bughead•
FanfictionUn chico solitario y sin rumbo y una chica rota se conocen, y juntos encuentran su tesoro inesperado de una manera que no imaginaron.