VEINTINUEVE

305 31 43
                                    

Betty sonrió, con los ojos cristalizados. Estaba extremadamente sensible. —También te amo—

Jughead sonrió. —Entonces déjame volver, Betts— Le pidió, acercándose.

Ella también se acercó y ambos unieron sus labios en un beso cariñoso y tierno que los transportó a otra dimensión en la que solo existían ellos dos, rodeados de luces, estrellas y brillo.

Cuando se separaron, se quedaron con los ojos cerrados y las frentes unidas, y para cuando los abrieron, uno se encontró con la mirada profunda del otro.

—¿Eso fue un sí?— Le preguntó el ojiazul a la rubia, acariciando su rostro mientras la miraba fijamente.

Betty apartó su mirada de la de él, mirando hacia otro lado. —Jug... yo... yo te amo, Juggie— Aseguró, volviendo a mirarlo. —Por eso no quisiera que tengas que... ¿Que te parece si lo hablamos después?—

—¿Que? ¿Por qué después?— Preguntó el pelinegro, un tanto decepcionado, mirándola.

—Porque ahora debo recoger a Ethan— Contestó, poniéndose de pie. —¿Quieres venir?—

—Por supuesto. No veo a ese enano desde temprano— Aceptó, poniéndose de pie y a su lado, con una sonrisa.

Betty sonrió y ambos empezaron a caminar, y sin saber como, terminaron tomándose de las manos mientras caminaban. Aún debían hablar sobre su relación, pero eso no obviaba el hecho de que se amaran y se sintieran bien el uno con el otro.

—¿Sabes? Estuve pensando cuando vi a esos niños jugando en el parque— Admitió Betty, aún caminando al lado del pelinegro.

—¿En que estabas pensando?— Le preguntó el, mirándola, caminando a su lado.

—Pensando en mi bebé— Contestó, con una sonrisa. —Voy a tener a otra mini versión mía y en vez de llevar a solo un niño al parque a jugar, voy a llevar a dos—

Jughead sonrió, sin dejar de mirarla. —Una mini versión nuestra. Recuerda que también es mi bebé—

Betty sonrió, mirándolo. —Claro, pero insisto en que se va a parecer a mi—

Los dos rieron y luego continuaron caminando en silencio. Un silencio cómodo, un silencio acogedor. A veces no era necesario hablar tanto cuando estaban juntos así.

Llegaron a la casa de Alice y desde afuera podían escuchar las risas del niño y las de su abuela. Al menos Betty tuvo la fortuna de tener todo el apoyo de su madre en ese proceso de tener a su hijo, porque Alice amaba con todo su ser a su nieto.

Betty se acercó a la puerta principal de la casa con el ojiazul tomado de manos y tocó suavemente. —¡Bebé! ¡Mami llego! ¡Adivina a quien te traje!—

—¡¿Como estas chico?!— Le preguntó Jughead al niño desde afuera.

Los dos sonrieron cuando escucharon lo mucho que se emocionó el niño y cuando Alice le abrió la puerta principal, el pequeño sonrió y se lanzó a los brazos de Jughead.

Éste lo tomó en sus brazos y le llenó la cara de besos. —¿Te portaste bien, peque?—

—Sí papá— Aseguró el menor, aferrándose a él en ese abrazo.

Jughead sonrió y continuó llenándole la cara de besos, en ese abrazo en el que se podía sentir ese amor padre e hijo, aunque no de sangre.

Alice se acercó a Betty con una sonrisa. —Veo que Ethan si tiene papá, linda— Le susurró.

Betty sonrió, mirando a su madre, y continuó viendo a Jughead darle todo su amor al niño. —Estoy segura de que el bebé que llevo ahora dentro de mi tendrá al mejor padre de todos—

Un Tesoro Inesperado •Bughead• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora