Betty y Jughead se volvieron más cercanos que nunca. Oficialmente volvieron a su relación y pasaban todo el día y todos los días juntos con Ethan o sin Ethan. Era perfecto igual.
Él empezó a llevarla y a acompañarla a sus citas con la obstetra y la emoción que sentía cada vez que escuchaba el corazón de su bebé o lo veía por los ultrasonidos, una emoción indescriptible los inundaba a los dos.
Juntos y en espera de un bebé. Sentían que nada podría arruinar tanta felicidad.
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—Mami...— Se quejó Ethan, abriéndole los brazos a su madre, a punto de llorar. —Ir—
—¿No prefieres quedarte con la abuela mi amor?— Le preguntó Betty al niño, acariciando su mejilla. No lo cargaba porque ya tenía una panza de cinco meses de embarazo.
—Yo digo que lo llevemos— Opinó Jughead, acercándose al niño y tomándolo en sus brazos. —¿Por que no podemos?—
—No lo se. Es un poco travieso— Se justificó la ojiverde, algo nerviosa.
Jughead sonrió y se acercó a ella, besando su mejilla. —Está bien, sé que tal vez no fue fácil con Ethan porque estabas sola, pero ahora estoy yo y prometo que será diferente con este bebé— Aseguró, sonriéndole.
Betty sonrió y besó la mejilla del ojiazul. —Sé que serás un padre increíble Juggie—
—Querrás decir que ya soy un padre increíble— Presumió, besando la frente del niño en sus brazos.
—Papá— Contestó Ethan, abrazándose a Jughead.
Betty sonrió y miró a Jughead. —¿De verdad no te importa que te llame así?— Preguntó.
—Amor, se que no lo engendre y no tiene mi sangre o ADN. Pero Ethan es mío porque lo siento así. Y si él no tiene papá, yo seré ese papá que le hace falta y no será diferente con el bebé que llevas dentro— Aseguró el pelinegro, poniendo su mano libre sobre el vientre de Betty con una sonrisa.
—Bebé— Dijo Ethan, extrañado. No entendía de que hablaban. —¿Bebé?—
—Sí amor, ahora vamos a conocer a tu hermanito o se me hará tarde— Advirtió Betty, tomando las llaves del apartamento.
Los tres fueron al auto de Jughead. El y Betty adelante y el pequeño Ethan atrás, entretenido con un peluche de oso polar.
Los nervios se podían percibir en el aire, y es que hoy sabrán el género del nuevo bebé y eso tenía a Betty y a Jughead ansiosos.
El ojiazul condujo hasta el hospital, bajaron del auto y Betty fue recibida por su obstetra de inmediato, haciéndole los exámenes que necesitaba y finalmente se acostó sobre aquella camilla en la que le ponen ese gel frío, le pasaban un aparato sobre el vientre y veían una imagen del bebé en la pantalla.
Jughead estaba al lado de ella, con Ethan en sus brazos y sosteniendo la mano de Betty con su mano libre.
Estaba nervioso. Era la primera vez que se veía en esta situación, pero esos nervios no se comparaban con la felicidad que sentía.
—¿Qué es?— Le preguntó Ethan a Jughead, señalando la pantalla del ultrasonido.
—Es un bebé— Le respondió Jughead al niño con una sonrisa, mirando la pantalla con la imagen de su bebé.
—Es tu hermanito amor— Dijo Betty, mirando a su hijo con una sonrisa para luego volver a mirar la pantalla. —¿Todo bien?— Le preguntó a la doctora.
—Sí, tienen un bebé perfecto. Está en sus veinte semanas de gestación y está en perfecto estado— Aseguró la doctora, aún pasando ese aparato en el vientre de la rubia.
—Perfecto— Dijo Jughead, feliz. —¿Y que es? ¿Chica o hombrecito?—
—¿Hombretito?— Habló Ethan, confundido, mirando a Jughead.
—Ya hasta mi hijo quiere saber. ¿Qué vamos a tener ahora, doctora?— Le preguntó la ojiverde a la doctora, ansiosa.
—Bueno... felicidades. Tendrán una niña— Anunció la doctora.
Betty abrió los ojos como platos, maravillada, y miró a Jughead, quien la miraba con la misma expresión.
—Una niña...— Murmuró Betty, feliz, mirando la pantalla con los ojos cristalizados.
—Bueno, ahora seré el padre de una niña— Admitió Jughead, feliz, empezando a llenarle la cara de besos a Ethan. —¿Oíste eso amigo? Una hermanita—
—¿Hermanita?— Preguntó Ethan, aún confundido. No entendía nada.
Salieron de ese consultorio con una felicidad inmensa. Su felicidad se estaba completando, y ahora sabían que iba a llegar una hija de los dos al mundo.
Jughead subió al auto después de Betty y el niño y miró a la rubia. —¿Y ahora que? ¿Nos vamos a casa o quieren ir a algún lugar en específico?—
—Mmmm yo quiero una pizza— Respondió Betty, mirando a su novio.
—¡Pizza!— Chilló Ethan, aplaudiendo desde el asiento de atrás.
—De acuerdo, ya que los dos, o quizá los tres, contando a la bebé están de acuerdo, iremos a comer pizza— Aceptó Jughead, encendiendo el auto.
Éste condujo hasta llegar a una famosa cafetería de la ciudad y los tres se sentaron en una de las mesas, terminándose su pizza y tomando malteada.
—Abre grande Ethan... eso es— Le habló Jughead al niño, dándole de su último trozo de pizza.
—Rico— Dijo el niño, feliz.
Betty solo los miraba con una sonrisa. No podía creer la suerte que tenía.
Jughead la miró y aclaró su garganta. —Betty... hay algo en lo que he estado pensando—
Betty lo miró y alzó una ceja. —¿Y qué es?—
Jughead tomó aire. —Es solo que... ahora tendremos una bebé y estás sola con Ethan y el aún es pequeño. No creo que sea justo que estés sola con dos niños pequeños. En la noche no puedo dormir pensando que estas sola con el embarazo y con Ethan o en qué pasará cuando nazca, si entras en labor a media noche o algo así—
Betty lo miró, con una ceja alzada. —¿A qué te refieres?—
—Que quiero que Ethan y tú vivan conmigo— Contestó el ojiazul.
—¿Que?— Preguntó Betty, algo atónita.
—Piénsalo. Mi casa es muy grande y espaciosa, perfecta para los niños. Además... no vas a poder estar sola cuando tengas a nuestra bebé. Déjame ayudarte en eso Betty. Por favor... por favor acepta— Suplicó Jughead.
Betty tomó aire. —Lo voy a pensar—
Yo lo acepto sin pensar dos veces 😼Samy ❤️
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Un Tesoro Inesperado •Bughead•
FanfictionUn chico solitario y sin rumbo y una chica rota se conocen, y juntos encuentran su tesoro inesperado de una manera que no imaginaron.