" Crecí odiando tu nombre, crecí deseando olvidar tu existencia. Maldiciendo llevar tu sangre. Porque fuiste el origen de todos mi males...Lo siento tanto madre, si solo hubiera sabido la verdad, nunca habría llegado a esto"
- Sultana, los encuentros con el príncipe deben acabar. Anoche tuvo demasiada suerte, aún cuando eso también tuvo sus sacrificios- susurro Gulfem meciendo a Osmán.
- Ni lo digas, tuve tanto miedo. Suleiman se enfado demasiado, y ahora tengo prohibido salir de mis aposentos de noche. Pero no justificó realmente su enojo, eso me hace pensar...Que algo sabe Gulfem, ¿Por qué vendría a mis aposentos a esa hora? Sin avisar antes para prepararme-
- Su escusa tampoco fue muy convincente. Decir que cambio de opinión sobre bañarse y que necesitaba aire fresco y por eso estuvo en el jardín a esa hora de la noche. Nunca antes vi a su majestad tan enfadado-
- Lo se...Incluso por un momento, me sentí amenazada, al punto en que pensé que me golpearia-
- No lo creo sultana, algo que siempre admire del sultán, es que intencionalmente, nunca golpearía a una mujer. Pero es cierto, el agarre que ejerció sobre sus brazos, demostró perfectamente la ira que recorría su cuerpo- dijo observando las manos de Suleiman, marcadas aun sobre la frágil piel de la sultana.
Cuando Mehmed se entero sobre la manera en que su esposa fue herida, tuvo el deseo de ir a enfrentarlo de una vez por todas. Todo lo que ocurría era demasiado, debía vivir oculto, dormir con su mujer a escondidas, llamando hermano a su hijo, teniendo que soportar ver sufrir a su amada, luego de ser forzada por su padre, a entregarle su cuerpo. Sentía que sino hacia algo, acabaría por volverse loco. Pero cuando estuvo a punto de salir de sus aposentos, Hurrem entro en ellos, con los ojos de mil demonios, ojos que perfectamente reflejaban el deseo de reclamar sangre. Antes de que Mehmed pudiera preguntar que ocurría, una fuerte bofetada lo hiso retroceder. Asustado, por nunca antes haber sido tratado de ese modo por su madre, el miedo le hiso temblar el corazón. No pensaba dar más vueltas al asunto, él regresaría a Edirne cuanto antes.
- Ya lo se todo Mehmed. No sabes la vergüenza y el dolor que me provoca saber que mi hijo, es capaz de traicionar y engañar a toda su familia. No te reconozco, ¿Donde esta el príncipe respetuoso que eduque yo? ¿Donde? Lo que hiciste no tiene justificación, ni perdón. No solo te acostaste con esa víbora, sino que también la embarazaste, y permitiste que este engaño continuara, ayudas a la mujer que traiciono al sultán- dijo mientras su cuerpo temblaba en ira, haciendo temblar a su vez el palacio, como solo ella sabia hacerlo.
- Alah sabe madre, que si en mis manos hubiera estado la decisión de no traicionar a mi padre, la hubiera tomado. Pero eso era inevitable...Yo la amo, más que a mi vida, más que a un imperio, o el mundo que piso. Yo la amo, y ni los lazos de sangre pueden romper el amor tan grande que me hace estar vivo- susurro.
- Lo que hiciste si fue una elección Mehmed, siempre te enseñe, que antes de cualquier amor en tu vida, esta el amor hacia tu padre, hacia tu familia. Y a ti eso no te importo. Te dejaste hechizar por una mujer que solo te usa, te desprecia. Ella no te ama, ella te usa Mehmed. Sabe que Mustafa esta en la cuerda floja de la vida, y hará todo lo posible por colocarlo en el trono. Manipulando a los rivales de su hijo, es un modo. Tú, que estas despues de Mustafá, que eres mi hijo. Ahora estas en sus manos, ella evitara que tomes el trono, y que en el caso de que lo logres, no acabes con la vida de Mustafá, como dicta la ley. Y ese hijo, esa abominación nacida del adulterio, sera la pieza clave que siempre te impedirá avanzar en tu camino...Lo arruinaste todo Mehmed. Pero no te basto con eso, no...Casi te descubren con esa mujer anoche. No soy idiota, él palacio entero escuchó los gritos de Suleiman buscándola, y ella misteriosamente estaba de noche caminando por el jardín, porque supuestamente no se sentía bien. Mientras permanezcas aquí, se que no dejaras de frecuentarla. Ya cometiste un error con ese hijo, no cometerás dos. Mañana mismo te quiero viajando a Edirne, y no solo eso...Hoy romperás todos los lazos con esa malnacida. Sino haces que todo se acabe entre ustedes, que lo único que ella sienta por ti sea odio. Y que nunca más desee verte, juro que expondré frente a todos su traición, tengo mi manera de hacerlo, sin exponerte a ti, y lo haré-
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Manisa tierra de amor prohibido
Historical FictionResignada a ser recordada por siempre como la mujer despreciada por el sultán, Mahidevran acepta su destino de soledad en Manisa, la provincia donde su hijo Mustafá gobierna por orden del sultán. Esperando el día, en que su querido hijo sea coronado...