Durante dos meses la provincia de Manisa se encontró rodeada por el ejército de Suleiman, compuesto por los hombres de Malcokoglu Balibey, y los jenizaros leales al sultán. Miles de rumores se propagaron por todo el imperio, el principal, era que la Sultana Mahidevran se había revelado finalmente y luego de años contra el asesino de su hijo, y por esa razón el sultán pretendía castigarla, pero no pudo por la protección brindada por el principe Mehmed. Este rumor que era el más popular no fue desmentido por ninguno de los dos bandos, quizá porque Suleiman no pretendía humillar tese frente a todo su imperio por el engaño de esos infieles, algo que nunca antes había ocurrido. Y quizá porque aún cuando no era la razón principal por la que habían huido, también era una muy importante.
Hurrem se desmayo cuando al día siguiente le informaron que habían encontrado a Suleiman inconsciente, con un golpe en la cabeza, y que tanto como la Sultana Mahidevran, el principe Mehmed y los hijos de la Sultana, no estaban en ningún lado del palacio. No necesito la confirmación de nadie, ella supo inmediatamente lo que había ocurrido. Algo que se mantuvo en secreto en el palacio. Aún así Hurrem se dirigió a los aposentos de un furioso y dolido sultán. Quien la recibió con la más dura y afilada de las miradas, no pudiendo evitar ver en ella, la causante de todo este mal. Aquel maldito traidor, había sido engendrado en su vientre, ella le había dado como hijo a un infiel que lo había apuñalado por la espalda. Aún siendo recibida por esa mirada aterradora, tomando todo su valor, no retrocedió. De rodillas frente a él hablo.
— Su majestad, se que en este momento no habrá palabras capaces de consolar el dolor de esta traición. Pero como el sultán que es, aún lleno de dolor, no debe dejarse cegar por ese sentimiento. Debe ver las cosas con claridad. Piénselo bien, ¿Quien fue la mujer que se llenó de resentimiento por qué usted no la amaba? ¿Quien intento alguna vez envenenarme? ¿Quien cree que puso a Mustafa en su contra para tomar el trono? Mahidevran y usted lo sabe. ¿Quien por otro lado siempre fue un hijo obediente, devoto, brillante, inocente, de buen corazón? Tiene que verlo su majestad. Así como la Sultana manipuló al principe Mustafa, lo hiso nuevamente, pero con nuestro hijo. Porque lo que no obtuvo con su hijo, lo quiso tener con el nuestro, el trono. Ruego que vea la realidad y se apiade de nuestro Mehmed— explico.
— Puedo ver el esfuerzo en tus palabras Hurrem, se qué harías lo que fuera por salvar a uno de tus hijos. Así que para que ahorres tu angustia, desde hoy, olvida que tuviste un hijo, además de lo que se encuentran en el palacio. Ese hijo murió hace mucho, y sus restos morirán por mi mano. Lo haré pagar lentamente por lo que me hiso, tenlo por seguro. Ahora fuera de aquí, no quiero verte...Veo su rostro en ti— dijo Suleiman para luego girar.
Lo cierto era que aún cuando se encontraba asediando Manisa, deseaba capturarlos vivos, lo suficiente como para que conocieran el infierno en la tierra. Y no se detendría hasta conseguirlo.
Alessandro había conseguido saber la ubicación de la Sultana una semana después de que ella partiera con el principe, así fue como llego a Manisa, primero haciéndose pasar con un soldado del Sultán y luego infiltrandose cómo uno del principe. En todo ese tiempo logró comunicarse con la sultana a escondidas, juntos llegaron a la conclusión de que el ejército de Mehmed no resistiría la batalla final. Hasta el momento solo hubieron dos batallas, la primera con muchas bajas para ellos y casi la invasión a Manisa, la segunda fue una victoria, ya que contaron con mayor organización y tiempo. Fue así como tomaron la desicion de revelar cierta información que provocará conmoción, y el cambio de posturas de las demás provincias. Por eso esa noche partió en secreto fuera del palacio, a una reunión secreta, conformada por los más influyentes de Manisa. Dejando a Neylan y Osmán a cargo de las criadas.
Esa noche Mehmed fue a los aposentos de la Sultana, esperando encontrarla, pero solo encontró al principe Osmán durmiendo en un rincón de la cama, a la pequeña Sultana dormida en la parte media y a las criadas durmiendo en el suelo. Iba a irse, pero noto como la frente de la sultana estaba bañada en sudor, como sus mejillas estaban enrojecidas, tocando su piel, pudo simplemente detectar el calor y la temperatura. La Sultana tenía fiebre, furioso porque no se dieran cuenta despertó a las criadas y pidió que trajeran algún medicamento, y paños fríos. Luego de tres horas decidió el mismo colocar los paños fríos, intentando poco a poco bajar la fiebre. No pudo evitar sentirse culpable y conmovido, la Sultana era tan pequeña, tan frágil, y estaba sufriendo. Y le dolía demasiado verlo.
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Manisa tierra de amor prohibido
Fiksi SejarahResignada a ser recordada por siempre como la mujer despreciada por el sultán, Mahidevran acepta su destino de soledad en Manisa, la provincia donde su hijo Mustafá gobierna por orden del sultán. Esperando el día, en que su querido hijo sea coronado...