Capítulo II✅✅

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La atmósfera cambió. Morgan se sintió más ligero, como si un peso se hubiera levantado de sus hombros. Se unió a su hermana Sonia en el patio trasero, donde ya estaban jugando con los hermanos Liu y Jeffrey.

—¡Mira lo que encontré! —exclamó Sonia, mostrando una extraña criatura de peluche con ojos brillantes y colores vibrantes.

—¡Guau, eso es genial! ¿Dónde lo conseguiste? —preguntó Liu, con los ojos brillando de emoción.

Morgan se unió al grupo con una sonrisa en el rostro, olvidando momentáneamente las preocupaciones que había tenido.

—Lo encontramos en el ático —respondió Sonia, mientras se sentaba en el césped junto a Liu y Morgan—. Parece un antiguo juguete de mi abuela.

Jeffrey se acercó con curiosidad para examinar la criatura de peluche.

—¡Es impresionante! ¿Puedo jugar también? —preguntó Jeffrey, con una mirada llena de entusiasmo.

—¡Claro que sí! —respondió Morgan, pasándole el peluche a Jeffrey—. Pero ten cuidado, tiene más años que nosotros.

Jeffrey recibió el peluche con cuidado, admirando los detalles de la criatura con fascinación. Sus ojos brillaban con la emoción de tener en sus manos un objeto tan especial.

—¡Es increíble! —exclamó Jeffrey, acariciando suavemente el peluche—. ¿Tienes más cosas interesantes en tu ático, Sonia?

Sonia asintió con una sonrisa, recordando las numerosas aventuras que había tenido explorando los rincones polvorientos del ático de su abuela.

—¡Oh, sí! —respondió ella emocionada—. Hay montones de cosas por descubrir. Podemos hacer una expedición la próxima vez.

Liu asintió con entusiasmo, uniéndose a la conversación.

—¡Eso suena como una gran idea! —dijo él con una sonrisa—. ¡Me encantaría explorar el ático contigo, Sonia!

Jeffrey maravillado por sus detalles y su aparente antigüedad. Con delicadeza, lo sostuvo entre sus manos, admirando los colores desgastados y las costuras bien hechas.

—¡Es increíble! Parece que tiene muchas historias que contar —comentó Jeffrey, con una sonrisa juguetona.

Sonia asintió, recordando las historias que su abuela solía contar sobre su infancia y los juguetes que solía tener—. Seguro que sí. Es como si este peluche fuera un testigo silencioso de todos esos recuerdos.

El grupo se acomodó en el césped, rodeando al peluche como si fuera el centro de atención de su juego. Liu comenzó a hacerle preguntas al peluche, como si esperara una respuesta mágica. Morgan se unió con entusiasmo, inventando historias sobre las aventuras pasadas del peluche y sus misteriosos orígenes.

Sonia envolvió a Morgan en un cálido abrazo, sintiendo el latido de su corazón y la calidez de su presencia.

—Pero lo que más me alegra es estar con mi pequeño hermano —dijo con ternura, apretando el abrazo con más fuerza.

Morgan correspondió al abrazo de su hermana con cariño, sintiéndose seguro y amado en sus brazos.

—Yo también estoy feliz de estar contigo, hermana —respondió con una sonrisa sincera.

El momento se llenó de un amor fraternal palpable, un vínculo que trascendía palabras y gestos. Para Sonia y Morgan, estar juntos era lo más importante, y nada podía superar el lazo especial que compartían como hermanos.

Los amigos observaron el emotivo momento con una sonrisa, sabiendo que la amistad entre Sonia y Morgan era algo único y especial. En ese momento, el patio trasero se llenó de una atmósfera de amor y gratitud, recordándoles a todos la importancia de valorar y cuidar a quienes más queremos.

El Vínculo de Morgan y María [saga: la flor divina #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora