El Vínculo de Morgan y María [saga: la flor divina #1]

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Le contaron lo que había pasado, y Sonia estaba muy molesta.

—Liu.

—¿Qué pasa?

—Podrían salir un momento —dijo Sonia, muy molesta.

—¿Qué? —dijo Jeff.

—Pero... —dijo Liu un poco confundido.

—Solo quiero hablar con Morgan.

—De acuerdo.

Salieron del lugar y al verla, estaba muy preocupado.

—Lo lamento, hermana.

—Era que me quedara contigo —dijo Sonia muy molesta.

—No es tu culpa, solo quería protegerlos.

Se acercó y, quitándole el parche, tocó la herida con las yemas de los dedos— ¿te duele?

—No, estoy bien, hermana —dijo Morgan.

—De acuerdo, pero me alegra que no te haya lastimado el ojo.

—Solo me hizo una cortadura, no es malo.

—De acuerdo —dijo Sonia, y se sentó a su lado.

—Morgan, tienes que ser más cuidadoso. No puedes poner en riesgo tu vida por proteger a los demás.

—Lo sé, pero no soporto que me traten mal por tener los ojos blancos.

—Lo entiendo, pero eso no justifica que te enfrentes a peligros innecesarios. Debes aprender a controlar tus emociones y actuar de manera inteligente.

—Lo intentaré, hermana.

—De acuerdo, confío en ti. Pero si necesitas ayuda, no dudes en pedirla.

—Gracias, hermana. Eres la mejor.

Sonia sonrió y lo abrazó.

—Siempre estaré aquí para ti, Morgan.

Se separaron del abrazó.

—Pero me sorprendió que Jeff se comportara así —dijo Morgan, muy preocupado.

—Sí, es muy extraño —respondió Sonia.

—Pero solo lo hizo para salvarnos.

—Morgan, sería mejor que te alejaras de él.

—¿Qué?

—Aléjate de él —dijo Sonia, muy molesta.

—Jeff es mi amigo, es bueno, solo me protegió.

—No quiero que te pase nada.

—Yo pensaba lo mismo, no quería verlo. Pensaba que era muy molesto y que sus bromas eran tontas, pero es mi amigo y él me salvó.

—Y hablando del rey de Roma, él está detrás de mi, verdad —dijo Sonia, muy molesta.

—Él es mi amigo.

—Claro que sí, abuelo.

—No diré nada —dijo Morgan.

—Será mejor ir arriba.

—De acuerdo, pero me gustaría que me llames por mi nombre —dijo Morgan con una sonrisa forzada.

—Abuelo.

—Ese no es mi nombre.

—Abuelo.

—No entiendo por qué ese sobrenombre no podría ser otra cosa —pregunto Morgan muy molesto.