En el cuarto, Pilar se encontraba acomodando sus cosas, anticipando su mudanza para vivir con su hermana Elena. El temor se reflejaba en sus ojos mientras sus manos temblaban ligeramente.
—Solo espero que esa cosa no nos encuentre —susurró Pilar, con un dejo de ansiedad en su voz, refiriéndose al ser oscuro y malévolo conocido como Offenderman.
Pilar no solo temía por su propia seguridad, sino también por la de su hija Darly, cuyo padre era precisamente Offenderman. Sabía que él era capaz de cualquier cosa y que su obsesión por ella y su hija lo volvía aún más peligroso.
De repente, como si sus temores se hubieran materializado, Offenderman hizo su entrada, emergiendo de entre las sombras con sus tentáculos serpentinos. Su presencia era una manifestación de oscuridad y malevolencia.
Pilar contuvo el aliento mientras Offenderman la atrapaba con sus tentáculos, su agarre frío y opresivo.
—¡Déjame ir, Offenderman! ¡No te pertenezco! —gritó Pilar con desesperación, luchando por liberarse de su abrazo infernal.
Offenderman, con una sonrisa retorcida en su rostro sin rostro, acercó su figura hacia Pilar.
—Tú eres mía, Pilar. Siempre lo has sido y siempre lo serás. Nadie más puede tenerte —susurró con una voz que resonaba con promesas de tormento y posesión.
Pilar luchaba por mantenerse firme, sabiendo que su resistencia era su única esperanza de proteger a su hija y a sí misma de las garras de Offenderman. Mientras tanto, en su corazón, una determinación feroz ardía, alimentando su voluntad de resistir hasta el último aliento.
Pilar sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras luchaba contra el pánico que amenazaba con consumirla. Su mente buscaba desesperadamente una salida, alguna forma de proteger a su hija y escapar de las garras de Offenderman.
—¡Nunca seré tuya! ¡Darly y yo nos iremos lejos, donde nunca puedas encontrarnos! —exclamó, su voz temblorosa pero llena de determinación.
Offenderman dejó escapar una risa oscura y retorcida que resonó en la habitación, enviando escalofríos por todo el cuerpo de Pilar.
—Intenta huir todo lo que quieras, Pilar. Pero recuerda, siempre estaré acechándote en las sombras, esperando el momento adecuado para reclamar lo que es mío —susurró, acercándose aún más a ella con sus tentáculos serpenteantes.
Pilar cerró los ojos con fuerza, concentrándose en encontrar una solución, una manera de escapar de esta pesadilla viviente. Sabía que no podía permitir que Offenderman se apoderara de ella y de su hija, que debía encontrar la fuerza para resistir y luchar hasta el final.
Pilar sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras luchaba contra el agarre de Offenderman. Miró desesperadamente hacia la puerta, buscando una vía de escape, pero sabía que enfrentar al ser oscuro era una batalla casi imposible de ganar.
—¡No te pertenezco! ¡Nunca lo harás! —gritó Pilar, su voz temblorosa pero firme, desafiando la oscuridad que la rodeaba.
Offenderman soltó una risa siniestra, un eco de maldad que resonaba en la habitación.
—Eres ingenua, Pilar. No puedes escapar de mí. Te he observado, te he esperado, y ahora que estás aquí, no te dejaré ir —declaró con determinación, sus ojos sin rostro brillando con un deseo obsesivo.
Pilar luchaba con todas sus fuerzas, pero los tentáculos de Offenderman parecían más fuertes con cada segundo que pasaba. En su desesperación, buscó algo, cualquier cosa que pudiera usar para defenderse.
En un rincón de la habitación, vio un viejo candelabro de plata. Con un movimiento rápido, lo agarró y lo lanzó hacia Offenderman con todas sus fuerzas. El candelabro impactó contra su forma oscura, haciéndole soltar un rugido de dolor mientras retrocedía momentáneamente.
ESTÁS LEYENDO
El Vínculo de Morgan y María [saga: la flor divina #1]
FanfictionLa lluvia caía con intensidad y los rayos iluminaban la oscura bodega. En el suelo se encontró una persona sonriendo, indiferente a lo que le pudiera suceder. Para él, los demás eran unos monstruos asesinos que merecían morir. Su único deseo era que...