Capítulo XII✅✅

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En las sombras de la noche, en el silencioso santuario de su hogar, yacían Offenderman y su esposa Pilar en la cama, envueltos en la oscuridad. Sin embargo, la tranquilidad estaba lejos de reinar en ese lecho compartido. Offenderman abrazaba a Pilar con una intensidad casi posesiva, como si temiera que ella pudiera escaparse en cualquier momento.

Pilar se revolvía incómoda bajo su abrazo, sus mejillas encendidas por la incomodidad—. ¿De verdad tienes que dormir así, sin ropa? —preguntó, su voz apenas un susurro en la penumbra.

Offenderman, con sus ojos brillando con una intensidad inusual, acarició suavemente el rostro de Pilar con sus dedos largos y delgados—. Solo quiero sentirte más cerca —murmuró, su voz resonando con un tono oscuro y cargado de deseo—. Eres solo mía, Pilar. Solo quiero que seas mía.

Pilar suspiró, resignada a su destino—. Lo sé, Offenderman. Soy tuya —respondió con voz suave, aunque una sombra de temor se reflejaba en sus ojos. Se acomodó más cerca de él, sintiendo su calor corporal irradiar en la oscuridad.

Offenderman apretó su agarre alrededor de ella, como si quisiera fusionar sus cuerpos en uno solo—. Eres la única luz en mi oscuridad, Pilar. No puedo soportar la idea de perderte —confesó, su voz temblorosa con una mezcla de amor y obsesión.

Pilar acarició suavemente el rostro de Offenderman, tratando de calmar su angustia—. Estoy aquí, mi amor. Siempre estaré contigo —prometió, aunque en lo más profundo de su ser, anhelaba libertad. Pero la sombra de Offenderman era demasiado oscura y densa para escapar.

Pilar tragó saliva, sintiendo el peso de las palabras de Offenderman sobre ella. Una sensación de sumisión la invadió, haciendo que su resistencia se desvaneciera gradualmente.

—Lo soy, Offenderman. Siempre lo seré —respondió Pilar en voz baja, su tono resignado.

Offenderman sonrió satisfecho, pero el brillo en sus ojos se intensificó, revelando una obsesión latente que lo consumía—. Eres tan dócil, Pilar —murmuró, acercando sus labios a los de ella con una mezcla de posesión y deseo—. Y yo siempre cuidaré de ti, siempre te protegeré de todo lo que pueda intentar alejarte de mí.

Pilar asintió, sintiéndose atrapada entre el afecto y el miedo que emanaba de su esposo. Sabía que Offenderman era capaz de cualquier cosa por ella, pero esa misma devoción comenzaba a ahogarla lentamente.

Offenderman inclinó su cabeza lentamente hacia la de Pilar, sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión y posesión. El beso era como un pacto sellado en la oscuridad, donde Pilar se entregaba completamente a la voluntad de su esposo.

Sus corazones latían al unísono, como si fueran uno solo en esa oscura habitación. Pilar sintió cómo el abrazo de Offenderman se volvía aún más firme, como si temiera perderla en la noche sin fin que los rodeaba.

El beso pareció durar una eternidad, un momento suspendido en el tiempo donde solo existían ellos dos, envueltos en la intensidad de su amor oscuro y retorcido.

Pilar tragó saliva nerviosa, sintiendo el peso de las palabras de Offenderman sobre ella. Se acomodó en la cama, tratando de encontrar una postura que le permitiera respirar con más facilidad bajo el abrazo de su esposo.

—Lo sé, Offenderman —respondió con voz temblorosa, evitando su mirada penetrante—. Pero a veces... a veces necesito un poco de espacio.

Offenderman apretó su agarre, sus dedos aferrándose con más fuerza a la piel de Pilar—. No necesitas espacio —gruñó, su tono oscuro llenando la habitación—. Solo necesitas estar conmigo. Siempre.

Pilar sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero asintió en silencio, resignada a complacer a su esposo. Sabía que Offenderman no dejaría de insistir hasta que él estuviera satisfecho.

El Vínculo de Morgan y María [saga: la flor divina #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora