El Vínculo de Morgan y María [saga: la flor divina #1]

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—Prefiero estar así —dijo Sonia.

—De acuerdo.

—Hermano —dijo Sonia.

—¿Qué pasa? —preguntó Morgan.

—Lo lamento —dijo Sonia.

—¿Qué? —preguntó Morgan confundido.

—No debí ir. Todo es mi culpa —explicó Sonia.

—Sonia —dijo Morgan intentando tranquilizarla.

—Debí quedarme —añadió Sonia.

—No es tu culpa, ni de nadie —respondió Morgan.

—¿Qué? —preguntó Sonia muy sorprendida.

—Lo que pasó es solo mi culpa —confesó Morgan.

—Morgan —dijo Sonia preocupada.

—Sí, es mi culpa. Hogan y Wade tenían razón. No debí acercarme a ese loco —admitió Morgan.

—Eso no es cierto, Morgan —dijo Hogan.

—¿Qué? —preguntó Morgan sorprendido.

Los dos se sentaron a su lado.

—Solo querías tener amigos —dijo Hogan.

—Y me confié —admitió Morgan.

—No sabías lo que iba a pasar —añadió Hogan.

—Es cierto, hermano —confirmó Sonia.

—Morgan, sería mejor olvidarlo —aconsejó Wade.

—No será muy fácil —respondió Morgan.

—Morgan

—Cuando vea mi cuerpo y vea la cicatriz, no podré olvidar fácilmente. Él quiso matarme quemándome, está loco, pero olvidar no se podrá, porque al dormir, solo veré esa mirada de loco con esa sonrisa —explicó Morgan con tristeza.

—Lo entiendo, pero nosotros estaremos contigo —dijo Hogan.

—Gracias —respondió Morgan con gratitud.

—Morgan, yo...

—No se preocupen, no haré algo tonto, solo me importa mi familia —añadió Morgan con determinación.

—De acuerdo —asintieron los demás.

—Será mejor que ustedes descansen —dijo Morgan.

Wade se echó.

—No quiero irme —dijo Wade.

—De acuerdo —respondió Morgan con una sonrisa reconfortante.

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Al despertar y ver que Rylan estaba allí, Morgan intentó levantarse, pero Sonia no lo dejaba.

—Siguen aquí —dijo Rylan con una sonrisa amable.

—Sí, pueden quedarse —respondió Morgan con alivio.

—¿Qué quieres que haga? —preguntó Rylan.

—Podrías taparlos —dijo Morgan señalando a Wade y Hogan, que dormían.

—De acuerdo —asintió Rylan.

Se acercó al armario, sacó unas mantas y las utilizó para tapar a Wade y Hogan, luego se sentó en una silla.

—Todo está bien —dijo Rylan con un suspiro de alivio.

—Sí, estoy seguro de que todo irá bien —respondió Morgan con una sonrisa reconfortante.

—Morgan, tú.