El pequeño Carlo camino hasta la habitación de su hermano y con rapidez, y sin tocar la puerta entró mirando al rubio enfrascado en sus estudios.
—Toni.....—Le llamo logrando la atención del chico el cual levantó la cabeza de su libro y miró a su hermano.
—Dime. —Colocando un bolígrafo entre las páginas del libro cerró el mismo y le miró con atención notado como en sus muñecas había algunas marcas rojas, marcas las cuales habían sido seguramente producto de sus padres por cualquier fallo de su hermanito
—Creo que me gusta alguien. —Confeso con una sonrisa mientras se sentaba en la cama y movia sus pies notando como estos no llegaban al suelo. —Un chico de clase...
—¿Cómo estás tan seguro de que te gusta ese niño?
—Siento esas mariposas de los cuentos aquí. —Colocó su manita sobre su vientre y miro al mayor y futuro heredero el cual sonrió al escuchar eso.
—¿Y cómo se llama ese niño? —Levantándose de la silla donde se encontraba y se sentó al lado de cenizo el cual le abrazó con fuerza, adoraba a su hermano mayor, cuando creciera le gustaría ser como él.
—Se llama Albert y es muy bonito. —Sonrió en grande cuando su nombre salió de sus labios y suspiró enamorado, el pequeño niño de tan solo 9 años estaba teniendo su primer amor, y aunque extraño para muchos era por un lindo chico. —Y me dio un besito en la mejilla.
El futuro heredero no hizo más que soltar una risita, su hermano era adorable aunque esperaba que nadie más supiera de su pequeño enamoramiento, le podían hacer algo malo, no solo porque le gustara un chico, sino también por su vinculación a una de las mafias mas grandes de toda la península itálica. —¿Y alguien más que yo lo sabe?
—Si, se lo dije a la nonna y al guardia que me recogió del colegio, que me dijo que estaba rojo pero era porque Albert me beso, es normal estar rojos si el te besa. —Le explicó con la inocencia propia de su edad, pero por desgracia el rubio ante esas palabras formo una mueca, si su hermano se lo había dicho al guardia este se lo habría dicho a alguno de sus padres, para que estaba seguro que no estarían felices de saber que el menor de los Gambino le gustaban los hombres, si de por sí odiaban a su hermano por no haber sido más que un error ahora lo odiarían mucho más.
Así que intenté consolarlo con un abrazo, sabía que nada bueno iba a pasar con sus padres y su hermano Carlo pero también sabía que estaría ahí para protegerlo de cualquier cosa que se le pusiera por delante y le quisiera dañar, y eso incluia sus padres que aunque estos fueran más grandes y fuertes que él, haría todo lo que estuviera en sus manitas de niño de 13 años para que no tocaran a su hermanito.
La puerta de su habitación fue tocada y el con algo de miedo dio permiso para entrar observando como esos monstruos que llamaba padre se introducían en su dormitorio y miraban al pequeño niño de ojos azules ignorando al heredero , el cual suspiro y abrazo a su hermanito con más fuerza, nadie se lo arrebataria de sus brazos.
—Carlo vino tu amiguito Albett, está en el salón ve con él. —Ante esas palabras una sonrisa se dibujó en los labios del más pequeño de la familia y se soltó de los brazos de su hermano para salir corriendo de la habitación, si el chico estaba en la casa lograria que las mariposas en estómagos se alborotaran con más fuerza además le podria dar mas besitos en las mejillas, sentir sus suaves labios sobre su piel era muy lindo.
Camino hacia el salón siendo seguido por sus padres cosa que aunque le extrañara no le dio mayor importancia el quería ver a su Albert.
Aunque al llegar al salón sus ojos se abrieron como platos, el chico que le gustaba estaba ahí si.... pero estaba atado como si de una maleante se tratara. —¿Albert?
—Carlo... —Le llamó el niño intentando soltarse de las ataduras que le cubrían para poder ir junto al cenizo que él volvía loco.
El Gambino por su parte dio un paso hacia él queriendo ayudar, pero una mano le detuvo, miró hacia arriba y observó a su mama la cual negaba. —Mira y aprende Carlo.
Fabio tomó una pistola de su cinturón y la recargo ante los ojos de los presentes para apuntar al niño qué volvia loco a su hijo menor. —No quiero maricones en está casa niñato.
Disparo, logrando que el proyectil saliera del cañón de la pistola y atravesara el cráneo del pequeño niño que el de ojos azules amaba tan inocentemente.
En ese momentos abrió los ojos y observó dónde estaba, logrando que un fuerte suspiro saliera de sus labios, estaba en la cama del departamento de su prometido y futuro esposo, solo había sido un recuerdo en forma d e pesadilla.
—¿Cariño?...—Hablo el francés con sueño mientras observaba cómo las lágrimas empezaban a transcurrir por las mejillas de su novio. —¿Estás bien?
—Horacio... —Observó a su novio y suspiro para recostarse bien en la cama, el chico que tan loco le tenía estaba bien y él mismo está bien, solo había sido un bobo recuerdos de su infancia, uno más entre los que invadian sus mente de tristeza y dolor por parte de los que que debía llamar padres. —¿Estás bien cariño?
—Si, yo estoy bien, tu no lo estas ... pero ya se que necesitas. —Se acercó al italiano con cuidado y lo abrazo con toda la fuerza que tenia mientras empezaba a dejar pequeños cargados de amor por todo su rostro, cosa que tranquilizó a Carlo, solo los beso de su hcci le lograban calmar cuando una pesadilla relacionada con su infancia invadía su mente, y eso era otra de las tantas cosa que amaba del de cresta, que solo con un par de besos y envolverlo en sus brazos todo lo malo se esfumara de su cabeza y lograra tranquilizarse lo suficiente para volver a dormir.
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1033 palabras
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Carlo Gambino Month
FanficUn mes enteró sobre Carlo Gambino Si tu eres el autor o autora de el fanart de la portada dímelo y te daré los créditos correspondientes Espero que la disfrutéis Mucho drama