El mayor de los tres habitantes del departamento sonrió y guardo una pequeña llave en una caja, su amigo Carlo se lo merecía, había pasado pero mucho para lograr la licencia de conducir y ya era el momento de que un coche llegará a su vida, y aunque la pareja lograra el dinero para poder comprar el coche les había costado demasiado, habían elegido un vehículo muy caro. Aunque sabían que había sido una muy buena compra y el Gambino estaría feliz, y además dejaría de robarles los coches para desplazarse a cualquier lugar al que necesitará ir, eran todo ventajas menos el precio.
—Le falta un lazo. —Objeto el Cejas observando la caja en las manos de su novio logrando que asintiera.
—Si, pero ni idea donde puedo conseguir un lazo. —Admitió mientras miraba la caja y la dejaba sobre la mesa del salón, tocaba esperar a Carlo y darle el regalo que ambos le iba a hacer.
—Bueno pues se queda así. —Apoyó su cabeza en el hombro del mayor con una sonrisa, esperaban que al menos disfrutara el vehículo y no lo echara a perder rápidamente, porque les había costado alrededor de 100 mil libras, no era ninguna tontería ese vehículo.
El italiano sonrió y besó por última vez los labios de Tiffany mientras se acomodaba la ropa. —Ya me tengo que ir guapa, en otro momento te llamo para hablar de negocios ¿Si?—Hablo con voz ronca observando la rubia que le traía loco, aunque ¿Quien se podría resistir a ella? Era bellísima, y había confirmado que su nombre en sus labios sonaba de puta madre.
—No sabia que tu hablabas los negocios de la cama Carlo... pero esperare tu llamada para hablar de ''negocios''. —Se burló la chica mientras se colocaba su falda y se la abrochaba con una sonrisa, se había divertido muchísimo con el italiano y espera que en algún momento se llegara a repetir.
—Nos vemos guapa.—Le saludó por última vez el hombre y salió de la habitación, rumbo a descubrir cual de todas las puerta de la enorme mansión se encontraba la salida.
—¡Abajo la puerta negra!—Como si le leyera la mente un grito de la rubia salió de la habitación donde segundos atrás había logrado llegar a la cima del placer y soltó una risa, Tiffany era maravillosa.
Bajo las escaleras mientras seguía pensando en el polvo pasado y abrió la puerta de la gran mansión, algun dia podria tener una casa asi de grande, una casa tan grande en la que se perdería si no iba con cuidado, salió del hogar de su ''socia'' y camino buscando un auto para poder ir a su departamento.
Lo encontró y forzó subiendo al mismo, tomó su teléfono y un mensaje de Michelle le hizo sonreír en grande, el era un hijo de puta y aunque él lo sabia, nunca pensaba estar observando una foto de una belleza pelirroja con cartas de poker cubriendo su denudez justo delante de la casa donde se acababa de follar a una rubia de uñas largas. Le respondió con un corazón y dejo el dispositivo de lado, poniendo rumbo al edificio donde vivía, debería buscar una casa más grande, estaba harto de escuchar a la pareja que vivía con el, follar todas las noches, pero aunque no le dejarán dormir y en muchos casos le sacaban de sus casillas era feliz con ellos, Andres sin duda era esa figura paterna que tanto había extrañado y Alfonso, un compañero de aventuras, el Cejas se había vuelto un hermano para el italiano aunque fuera un torpe sin igual y no supiera apuntar bien, era su hermanito.
Siguió conduciendo hasta llegar al edificio y detuvo el auto, dándole igual que pasara con él, no era su auto así que si alguien se estrellaba con el vehículo a él le daba absolutamente igual.
Entró en el edificio y subió al ascensor, pulsando el número 7, donde el departamento se situaba, el destino había jugado con él hasta en la ubicación de su nuevo hogar, el 7 siempre había sido su número de la suerte, solto una risa, era un idiota por no haberse dado cuenta, su hogar estaba en su numero de la suerte.
Salió el ascensor cuando llegó al piso elegido y camino hacia la puerta de su departamento entrando en el mismo minutos después, cerró con su tan común portazo asustando a la pareja que tan en paz estaban en el sofá observando la caja.
—¡Ven Carlo te tenemos una sorpresa!—Grito el mayor desde el salón logrando que el italiano recién llegado, se acercará a ellos y les mirara ansiosos ¿Que sorpresa le tenían? Aunque no era su cumpleaños, ni ningún día especial para él ¿Porque le deberían de haberle comprado alguna cosa?
Su mejor amigo y casi hermano señaló la caja sobre la mesa, la cual rápidamente el hombre tomó con extrañeza, al aparecer su regalo estaba en esa caja azul de madera.
—Abrela anda.—Hablo Andres observando a su amigo con la caja en su manos, la cual se abrió minutos después revelando unas lindas llaves de un Mercedes a Carlo, el cual las tomó sin entender.
—¿De qué es esto?—Interrogó tomando las llaves en su manos y observándose con extrañeza.
—De tu nuevo coche. —Respondió simple Andres con una sonrisa observando los ojos de sorpresa de su amigo y soltó una risa, para mirar a su novio.—Creo que no le gusto mi amor.
—¿De verdad es mío? —Miro las llaves y luego la pareja sin seguir creyéndose lo que estaba diciendo.
—Si te lo hemos comprado entre los dos para que tengas un coche y así no nos robes siempre los nuestros. —Le explico el Cejas mirando al cenizo y el cómo este agarraba las llaves con cuidado como si de arte se tratase. —Son solo unas llaves, tampoco es una escultura o algo así. —Se burló mientras le miraba.
—Ya pero joder... Nunca había cogido las llaves de un Mercedes que es mío.
La pareja volvió a soltar una risa observando como Carlo tocaba las llaves y jugaba con ella en sus dedos sin llegar a creerse que el de verdad tenía un coche, su primer coche, él tenía un maldito Mercedez y era suyo y de nadie mas.
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1071 palabras
Dormí como 5 horas el día que lo escribí, si no tiene sentido es culpa de eso.
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Carlo Gambino Month
FanfictionUn mes enteró sobre Carlo Gambino Si tu eres el autor o autora de el fanart de la portada dímelo y te daré los créditos correspondientes Espero que la disfrutéis Mucho drama