24-Rencuentro o despedida con Toni

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Un avión aterrizó en el aeropuerto de Londres, llamando la atención de la torre del control del mismo, ya que no habían sido avisados del aterrizaje y ni siquiera el piloto del avión había hablado con ellos por radio, lo cual era un peligro para el cielo de la ciudad. Así que sin darle más vueltas avisaron a las autoridades, las cuales no le dieron importancia, solo sería un piloto que se le olvidó encender la radio y avisar, no había nadie raro en eso.

Aunque las autoridades se equivocaron, cosas algo común en la capital inglesa, si había algo raro en el avión, todos los que estaban en el aeropuerto se dieron cuenta de las extrañas personas que bajaron del mismo, siendo estas guiadas por un rubio llamado Toni Gambino.

Por fortuna para Carlo el no estaba en el aeropuerta en el momento que el avión llegó a su destino, ni siquiera estaba en la ciudad para percatarse que un avión con el logo de su familia se había logrado estacionar en el aeropuerto, el estaba muy ocupado con su actual pareja y amante en el Norte y disfrutando de un paseo por la plaza aunque su conversación no se aleja del tema familiar.

—¿Y tu no tienes familia cariño? —preguntó el agente mientras caminaba a su lado con sus manos entrelazadas.

—La verdad es que no tengo ni idea de dónde está mi hermano... Lo último que supe de él era que estaba en Marbella y se quería venir para Londres pero ni idea si vino. —Se encogió de hombros mientras daba un paso hacia su chico y dejaba un muy leve beso en su mejilla. —Quizá un día llegue y te lo pueda presentar mientras no, además no me trató muy bien los últimos días que compartimos juntos así que mejor que no esté.

Eran felices juntos y eso se notaba a leguas y rezaban día tras día que nada les viniera a arrebatar la felicidad.

Una llamada interrumpió el lindo momento que los amantes estaban teniendo.—Es el tuyo coje la llamada, seguro que es algo de el gimnasio o algo así.

—Será. —Suspirara algo cabreado, tomó su teléfono y descolgó la llamada de su amigo español, colocó su teléfono móvil en su oreja y suspiró, si no era algo importante lo iba a matar.

—Carlo, sé que estás ocupado con tu novio y todo eso pero tenemos un problema en el gimnasio...

—¿Cuál? —Pregunto tranquilo, seguramente sería algún cliente liandola con las maquina o algo por el estilo, o quizá al policía, pero en caso de que se refiriera a lo segundo no tenían nada que les pudiera incriminar en el establecimiento, estaban limpios.

—Vino una gente buscándote... un tan Poni por lo que me dijo un chino.

Trago saliva y detuvo sus pasos alarmando a su novio. —¿Como? Repite haz el favor...

—Ahi un tan Poni junto a tres personas más queriendo hablar contigo... y acaban de amenazar a Andrés con una cuchillo. Así que ven en este puto instante que como le hagan algo a Andres por tu culpa te voy a matar. —Tras esas palabra la llamada llegó a su fin con un mensaje claro, él tenía que ir a su gimnasio, teniendo que dejar su cita de lado y hablar con los que considero su familia mese atrás, y los mismos que le había ofrecido como bandeja de plata a las autoridades solo para que pudieran escapar.

—Mi amor... —Llamó la atención de Horacio el cual lo observó con una ceja levantada. —Es más urgente de lo que pensaba, tengo que ir ahora mismo al gimnasio, te juro que otro día te vuelvo a invitar y tenemos una cita en condiciones ¿Si?

El de cresta asintió, entendía que si algo pasaba en el establecimiento de su novio él tenía que ir, era el jefe al fin al cabo, y los jefes muy poca veces salían de su trabajo.

—Bien pero me debes una cita y un helado. —Dio un par de pasos hacia el Mercedez que pertenecía a su cenizo y suspiro. —Se que es tu trabajo y todo eso pero deberias elegir tus prioridades, ya se que tu trabajo es mas importante pero joder Carlo en todas las citas que hemos tenido siempre te vas por culpa de tu trabjo y yo necesito tu atencion tanto o mas que tu gimansio.

Carlo Gambino MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora