Amor ¿incondicional?

342 34 3
                                    

Amor... ¿incondicional?



Harry sentía su cuerpo como un muñeco de trapo cuando Severus le atrajo abrazándole con fuerza para luego depositarlo en el suelo y empezar a besarlo repetidamente por todo el rostro. Él apenas podía moverse, aún aturdido de tanta muestra de cariño por parte de su esposo.


— ¡Te amo, te amo, te amo! —exclamaba Severus una y otra vez sin dejar de besarlo.

— Sev... espera.


El hombre paró de besarlo, pero nuevamente le abrazó tan efusivo que apenas le dejaba respirar, pero para Harry no era nada molesto, y no tardó en dejarse llevar por el arrollador calor interno que le propagaba el contacto con Severus. Recostó su cabeza en el hombro, rodeándole con sus brazos. Cerró sus ojos sonriendo, sintiéndose feliz por tenerlo de nuevo estrechándole tan hermosamente.


Apenas estaba empezando a olvidarse del mundo, cuando Harry sintió algo helado y desagradable... Severus le había abandonado abruptamente dejándolo como si alguien le soltara en medio de la nada. Iba a reprocharle cuando lo vio ir hacia Anthony.


El niño retrocedió un paso, asustado ante el extraño. Harry no sabía qué hacer, pero iba a impedir que Severus tocara a su niño cuando ya no fue posible. El ojinegro cargó a un impávido Anthony quien miraba a su padre por encima del hombro del intruso.


— ¡Anthony, mi niño! —exclamó Severus abrazándole cuidadosamente.

— ¿Quién... quien eres? —preguntó Anthony aturdido.

— Severus, por favor... —suplicó Harry esperando que el ojinegro no respondiera con alguna imprudencia.


Severus giró para mirar al ojiverde notando su angustia. Entonces se sentó sobre la cama colocando al niño en sus piernas.


— Me llamo Severus Snape... y soy amigo de tu papá, te conocí en el callejón Diagon hace unos días, ¿Te acuerdas?

— Sí... ¿Te apellidas Snape?... ¡yo también! —exclamó intrigado.

— ¿Ah sí?... ¿y porqué? —preguntó disfrutando de la expresión exasperada de Harry.

— Pues porque a papá le gustó ese apellido y me lo puso... y mi segundo nombre también es como el tuyo, pero nadie me dice así... Ah, a veces papá sí me llama Severus, pero lo hace cuando está dormido.


Severus sonrió enternecido por la ingenuidad de Anthony. Harry había enrojecido por la inesperada indiscreción pero luego respiró aliviado al darse cuenta que su esposo no había llegado con la intención de desmentirlo. Se permitió entonces sentarse a disfrutar de la emoción que le daba verlos tan unidos. Severus volvió a abrazar al pequeño y éste ya no lucía asustado, el hecho de relajarse le permitió notar algo lindo cuando unos fuertes brazos le envolvieron.


Anthony no sabía qué era, pero para Severus fue la sensación más hermosa que había tenido en mucho tiempo, nuevamente reconociendo su magia entremezclada en la del niño. Le era maravilloso tenerlo tan pegado a su cuerpo, volviendo a ser padre e hijo.


Por minutos nadie dijo ni hizo nada para no interrumpir el bello momento. Más de pronto, otra vez la puerta, Harry fue a abrir luego de lanzar un gruñido al aire. Casi le avienta la pizza en la cabeza al repartir por ser tan inoportuno, pero logró controlarse y actuar decentemente.


— ¿Qué es eso? —preguntó Severus al volver a quedarse solos.

— Pizza... Anthony quería probarla. —respondió Harry—. ¿Quieres un trozo?


A Severus no le llamaba nada la atención comer esa cosa, pero asintió sorprendido y feliz de que Harry le hubiese invitado. Sin embargo, cuando el ojiverde abrió la caja, volvió a bufar molesto.


— ¡Fría!... ya decía yo que se tardaron mucho en llegar, no debí haberle dado propina.

— Si quieren, podemos ir a comer juntos. —propuso Severus con algo de timidez.

— ¿No te quitamos mucho tiempo?

— Todo mi tiempo es para ustedes.

— De acuerdo, vamos.


Severus sonrió, sabía que hubiera sido más fácil calentarla con ayuda de la magia, pero jamás lo propondría si tenía oportunidad de hacer feliz a su hijo, y justo así se veía ahora. Anthony saltó de alegría en su regazo por la posibilidad de salir de esa habitación.


Harry colocó una chaqueta a Anthony, y procurando ser discreto, recorrió con la mirada a Severus, esperando no encontrar en su vestimenta nada mágico, afortunadamente el mago parecía saber vestirse de forma muggle. Llevaba un pantalón oscuro, y sudadera del mismo color... cinturón, zapatos, calcetines, todo monocromático, pero para Harry era muy sensual.


No pudo evitarlo, era como un hechizo... caminó hasta Severus, y colocando sus manos en su cinturón, se impulsó para ponerse de puntillas y besarlo. Fue correspondido con un suave suspiro que bebió fascinado y enseguida sentir cómo Severus le ponía las manos en los hombros mientras le besaba también.


Anthony les miró sin entender, nunca había visto dos hombres besándose... tan sólo a tus tíos Hermione y Ron, pero no lo hacían de esa manera.


— ¿Papá? —le llamó intrigado.


Harry se separó suavemente de Severus. Anthony entrecerró los ojos al ver las mejillas de ambos hombres enrojecidas.


— ¿Porqué... porqué le besabas? —preguntó confundido.

— Ah, bueno, es que... pues porque es algo lindo cuando quieres mucho a la otra persona.

— ¿Ustedes se quieren?

— Yo diría que sí... ¿te molesta?

— Creo que no, pero pensé que preferirías que te besara la señorita Jessica.


Harry se giró rápidamente hacia Severus negando con la cabeza cualquier mala interpretación que estuviera tomando de las palabras del niño, y parecía que no se equivocaba pues el ojinegro le observaba entrecerrando los ojos.


— La señorita Jessica es la profesora que contraté en la India para Anthony. —aseguró Harry algo nervioso—. No pasó nada entre nosotros, le gustaba, pero ni siquiera le dejé besarme, yo te juro que... ¡¿Bueno y yo porqué te tengo que dar explicaciones de mi vida?! —culminó cambiando radicalmente de actitud—. Supongo que tú no te has portado como un santo, seguramente has tenido algo más que un beso y...

— ¿No íbamos a cenar? —le interrumpió Severus olvidándose de su incomodidad por esa mujer para volver a tomar a Harry por la cintura.


El joven asintió, pero tomando a Severus del cuello de la camisa lo obligó a acercar su oído a su boca, y no precisamente con intenciones románticas.


— Si cambias así de conversación es porque no tienes limpia la conciencia... —le susurró amenazante—... Si me llego a enterar, Snape, te juro que me hago unos zapatos con tu piel.

— También te quiero mucho.


Severus se zafó de Harry y fue por Anthony, habían estado separados tanto tiempo que ansiaba no desperdiciar ni un segundo ahora que le tenía cerca. El niño no se molestó cuando fue sujetado en brazos de aquel hombre, al contrario, le gustaba la sensación de sentirse abrazado a él.


Harry respiró hondo intentando sacarse los celos que sentía y las ganas de ir a desgreñar cierto rubio. Iba a cenar en familia por primera vez y pensaba disfrutarlo.


Unos minutos más tarde, el ojiverde había logrado despejar su mente de cualquier pensamiento perturbador y reía al ver cómo Severus le sorprendía aún más, y justo cuando creía conocerlo del todo. El hombre terminó amando las pizzas y pidió de varias especialidades, algo que por supuesto fascinó a Anthony, y entre los dos se hacían enredos probando de una o de otra... ya tenían la mesa hecha un batidillo.


— ¿No vas a comer más, Harry? —preguntó al ver que el ojiverde apenas iba con su primera rebanada.

— No tengo mucha hambre, gracias.

— ¿Te sientes mal?

— No... creo que me siento demasiado bien.


Harry alargó su mano para atrapar la izquierda de Severus, se sintió culpable cuando lo vio con el anillo de bodas puesto, él se había quitado el suyo desde el momento mismo del viaje y ni siquiera recordaba dónde lo había guardado.


— ¿Lo has estado usando todo este tiempo?

— Tanto, que creo que ya quedó fundido a mi piel. —le susurró inclinándose para besarlo en la sien.

— Sev, yo...

— Te compraré uno nuevo muy pronto.

— ¿Ah?... es que, bueno.


Harry prefirió no decirle en ese momento que lo consideraba algo apresurado, todo era tan perfecto que no quería arriesgarse a echarlo a perder y siguió sonriendo. Unos minutos más tarde, salían de la pizzería y tomando a Anthony de la mano, caminaron los tres por las calles solitarias nocturnas.


Cuando el niño se cansó, Severus le sostuvo en brazos, y Harry se apegó al cuerpo de Severus, aquello era lo mejor que le podía pasar, y deseó caminar siempre así, junto a las dos personas que más amaba en el mundo.


Cuando llegaron al hotel, Severus se encargó personalmente de cambiar al niño y ponerle su pijama. Era tanta su emoción al hacerlo por primera vez, que tuvo que morderse los labios para no dejarse llevar por el nudo que tenía en la garganta. Luego de arroparlo e incorporarse, fue recibido por un nuevo beso de Harry.


— Te amo. —le dijo cuando suspendieron el beso para abrazarse.

— Yo también te amo, Severus... pero ahora ya tienes que irte.

— No quiero, no quiero que nos separemos más.

— Escucha, primero deberé de aclarar la situación con Anthony, no puedo simplemente meterte en mi vida así como así.

— ¿Y porqué no?... ya viste que le agrado.

— Sí, pero entiéndeme, por favor.

— Bien, pero no vuelvas a esconderte de mí.

— Intentaré no hacerlo. —bromeó dándole otro beso en los labios.


Severus asintió comprendiendo la broma y luego volvió a inclinarse para dar un beso de despedida a su niño, pero en ese momento Anthony se removió abriendo los ojos y aferrando con su manita los dedos índice y medio derechos de Severus.


— Descansa, cariño... —le arrulló el ojinegro—... vendré a verte mañana.

— No... no te vayas. —pidió esforzándose por despertar, pero mientras lo lograba, apretaba con más fuerza los dedos.

— Es que tengo que ir a casa.

— Sólo esta noche, por favor.


Severus no supo qué decir, tampoco quería irse pero no podía quedarse si Harry no quería. La sorpresa de su vida se la llevó cuando el ojiverde se le acercó pidiéndole que aceptara. Ya no necesitó más.


Harry le ofreció una de sus pijamas, pero eran demasiado chicas para él, así que no tuvo más opción que intentar dormir en ropa interior, algo que al ojiverde le costó bastante poder ignorar.


"Dios... sigue tan atractivo como siempre" Pensó Harry observando el rostro de Severus tan cerca, ya cuando estaban recostados e iluminados sólo por la luz de la calle que entraba por la ventana... "¿Porqué tienes tanto poder en mi corazón, porqué me has enamorado hasta el punto de no poder odiarte por nada?... por favor, tan sólo no vuelvas a mentirme"


Severus abrió los ojos en ese momento, y sintió un fuerte apretón en el alma al ver los ojos de Harry inundados de un llanto que no salía.


— No llores por mi culpa. —le susurró acariciándole el rostro.


Harry no respondió, cerró los párpados y eso provocó que una lágrima resbalara. Severus se inclinó bebiéndola para luego regresar a su lugar. También cerró los ojos pero no dejó de acariciar el rostro de Harry, aunque el sabor salado de su lágrima en su paladar era algo que no olvidaría. Severus Snape también sentía un nudo en la garganta, no sólo por el dolor que provocaba en su esposo, sino por la contrastante alegría al sentir a Anthony abrazándole.

Garabato enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora