Mejores Esperanzas
Los siguientes días fueron demasiado largos para Harry, ni enfrascándose en su trabajo podía concentrarse, todo le cansaba, así que terminó por solicitar una licencia indefinida y así no correr el riesgo de cometer errores por su distracción. Había alquilado una habitación en un hotel muggle, y procuraba matar el tiempo caminando por las calles, esperando que el reloj marcara las siete de la noche y entonces correr a Hogwarts, así podía ver a su hijo durante un par de horas, cenar con él y luego llevarlo a la cama.
A veces Ayrton se animaba a acompañarlos, sobre todo cuando Severus tenía que reunirse con Dumbledore, esos eran los únicos momentos en que se separaba de su padre. Harry era feliz con ambos chicos, y pudo rápidamente retomar su amistad con Ayrton, era tan fácil quererlo cuando veía esos ojos tan negros y su sonrisa transparentando la pureza de su alma.
En todo ese tiempo no había visto a Severus, éste procuraba mantenerse apartado para darle toda la libertad de disfrutar del niño a plenitud. Y cuando sólo estaban ellos dos, Harry escuchaba feliz cada relato de Anthony, éste le contaba todo lo que hacía con su padre y su hermano durante el día, sus paseos, sus juegos y sus pláticas.
Esa noche, luego de que Anthony finalmente se durmiera luego de estar luchando contra el sueño, Harry se liberó de su apretado abrazo, le dio un beso en la frente asegurándose que estuviera bien. Fue hacia la recámara matrimonial, sabía que la encontraría vacía así que no se sorprendió por eso, fue a sentarse en el escritorio que había en un extremo y sacando un pergamino escribió algo con cuidado, posteriormente fue a dejarlo sobre la almohada de la cama dejándole acompañado por una rosa.
Eso hacía siempre, no tenía idea de lo que haría Severus con aquello, no sabía qué hacía con los pergaminos ni si se conmovería con la flor, pero invariablemente, no salía de Hogwarts sin hacerlo.
Más tarde fue a reunirse con Dumbledore, tenía una idea que aún no lograba poner en marcha pero ya no iba a perder más tiempo.
— Me alegra verte, Harry... ¿todo bien?
— Nada podrá estar bien hasta que Severus sea feliz... ¿lo es?
— No lo sé, pero dudo mucho que haya una respuesta afirmativa, aunque parece que vive tranquilo con sus hijos.
— Es cierto, pero aún hay algo que no se ha solucionado del todo.
— ¿Tu relación con él?
— Ya no creo que haya remedio, o por lo menos no tengo demasiadas esperanzas. Sin embargo, no me refería a eso, sino a Ayrton.
— ¿Pasa algo con él?
— Casi termina el verano, le pregunté a la Profesora McGonagall y sé que no le ha sido enviada la lista de útiles para su segundo año escolar.
— Harry, no creo que sea buena idea que interfieras. —interrumpió suavemente—. Las faltas de Ayrton fueron graves, no estoy seguro que sea conveniente lo que estás pensando.
— Puedo asegurarle que Ayrton es un buen niño, yo quisiera pedirle una oportunidad para él... piense que para Severus no será nada fácil si tiene que separarse de él en caso de que tenga que ir a Durmstrang.
— Lo he pensado, pero no estoy muy seguro.
— Es lo menos que podemos hacer por ellos. Sé que los profesores entenderán, y Severus ha demostrado que sabe cuidar a su hijo hasta la muerte, igual le cuidará aquí. Además, he tratado a Ayrton más tiempo, sé que podrá conseguir con toda facilidad que sus compañeros le acepten de nuevo... Por favor, aunque sea haga el intento.
Dumbledore permaneció en silencio sintiendo la mirada de Harry puesta en él, y luego de unos segundos sonrió más relajado confirmando su aceptación a la petición de su ex alumno. Harry sonrió emocionado de haber podido ayudar, quiso ponerse de pie para marcharse cuando un fuerte mareo le oscureció a su alrededor y ya no supo más.
Severus entró a su recámara y fue directo hacia la cama. Tomó el pergamino enrollado sin hacer ninguna expresión, miró a la puerta que le conducía a la recámara de sus hijos, ahora Ayrton dormía con Anthony, ese había sido el acuerdo para pasar el verano, así los tres estarían cerca, pensó que nadie le interrumpiría entonces y abrió el pergamino percibiendo como su corazón latía apresurado mientras lo hacía.
"Buenas noches, amor"
Eso era todo, pero Severus no necesitaba más para saber que en esas tres palabras se podían leer miles de sentimientos. Silenciosamente guardó el pergamino en un cajón que mantenía cerrado con magia, ahí estaban todos los demás. Dejó la rosa sobre la mesita de noche para enseguida recostarse y apagar la luz.
En completa oscuridad susurró... "Buenas noches, garabato"
La puerta se abrió en ese momento, Severus sonrió cuando se encendió la chimenea... Ayrton jamás dormía sin la chimenea encendida, pero ahora el ojinegro sospechaba que no era debido a lo friolento que podía ser, sino a algo que creía entender y le dolía. El chico fue hacia la cama de su padre y sin siquiera pedir permiso se introdujo bajo las frazadas abrazándose a Severus.
— ¿Sabes qué sentía mientras ese monstruo estaba conmigo? —preguntó en un escalofrío por el recuerdo, a Severus le preocupó que nuevamente alguna pesadilla le habría despertado.
— Ayrton, quedamos en que intentarías olvidar.
— Odio, papá... —le dijo ignorando la petición de su padre—... Esa cosa era puro odio, no había más que rencor... eso me lastimaba más que nada.
— Ayrton...
— ¡Yo no quiero que tú sientas odio, no quiero sentir odio nunca jamás en mi vida!... —exclamó apasionado para luego acurrucarse más, ocultando su cara en el cuello de Severus, sintiendo como éste no dejaba de juguetear con su rubio cabello—... No odies a nadie, papá, mucho menos a Harry... Cuando Voldemort estaba dentro de mí, sentía el odio, un odio como el que tú tienes, y un dolor, el dolor que tiene Harry ahora.
— Creo que te entiendo, pero no es fácil.
— Sí lo es... Dejar de odiar es mucho más fácil de lo que pensamos, pero nos dejamos llevar por la frustración de no poder hacer que las cosas sean como queremos. Si odias a Harry es como si odiaras tenerme contigo, papá, porque no había otra solución, yo debía morir para que ese monstruo muriera.
— Si algo agradezco es que la pesadilla haya terminado y que estés conmigo... No necesito nada más.
— Yo sí... yo necesito que seas feliz.
Ayrton se inclinó sobre su padre para tomar la rosa que continuaba sobre el buró y la volvió a entregar en manos del ojinegro.
— Respeto lo que decidas hacer, pero que provenga de tu convicción de ser feliz... No pienses en mí ni te justifiques con ese sentimiento de que hirieron a tu hijo, no me traspases la culpa, papá.
— ¡Ayrton, tú no eres culpable de nada!
— Ni yo me siento culpable, y no quiero que tú tampoco te sientas así... y aunque no lo creas, mucho menos quiero que Harry sienta culpa.
— ¿Cómo es que eres tan inteligente? —sonrió abrazándole, orgulloso de su hijo, pero también ansiando terminar con el tema.
— Porque siempre quise parecerme a ti... ¿Puedo quedarme en tu cama esta noche?
— Por supuesto.
— Duerme bien... y que la luz venga a ti esta noche, papá, que la oscuridad asusta demasiado.
Severus se abrazó a su hijo, comprendía su mensaje, pero se resistía a pensar en Harry, eso dolía de una forma descomunal... y por el momento tan sólo quería disfrutar de poder tener a su hijo en sus brazos, de sentirlo respirar acompasadamente mientras iban durmiéndose en completa paz como siempre que dormían juntos.
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Garabato enamorado
ФанфикEmpieza casi siempre con una mirada, o con un pensamiento en común... y termina siendo un profundo amor que puede ser capaz de derrotar al mundo entero por sobrevivir. El corazón tiene un espacio infinito que a veces, no siempre es ocupado por sólo...