Juicio
Remus creía que cuando recibiera esa noticia saltaría de emoción y llenaría de besos a su esposo, pero cómo hacerlo cuando Draco lloraba mostrando una enorme angustia en sus hermosos ojos grises. Sólo se atrevió a sonreírle con ternura mientras limpiaba su rostro de la humedad de sus lágrimas.
— Es una gran felicidad saber que seremos padres, Draco, no te preocupes que saldrás bien librado de esta prueba en nuestras vidas.
— Agradezco mucho tu apoyo, Rem, pero yo estaría dispuesto a pasar el resto de mi vida en prisión si con eso consigo un poco de consuelo en los familiares del chico que murió por mi culpa, pero ahora... ¡Ahora no quiero, no quiero que mi hijo sufra por un error mío!
— No será así, amor, yo te lo prometo y recuerda que siempre te he cumplido cada una de mis promesas.
Draco asintió y volvió a recostarse sobre el pecho del licántropo, en ese momento daría lo que fuera para poder regresar el tiempo y borrar sus errores, pero eso no era posible, y lo que más le dolía era saber que la vida que llevaba en sus entrañas podía verse obligado a nacer dentro de las frías paredes de Azkaban.Aunque tardó unos días, Remus finalmente convenció a Draco de ir con Dumbledore a solicitar su ayuda, y aunque el rubio no estaba muy seguro de que quería hacer eso, no quiso comportarse egoísta, si Remus quería hacer uso de todos los recursos no se opondría. Lo que no esperaba era que al entrar, se encontró también con Severus y Harry.
— Yo les pedí que vinieran. —aseguró el Director cuando vio el titubeo en el rubio.
Draco asintió y fue a sentarse junto a Remus del otro lado de la mesa en la que se habían reunido, se sentía tan nervioso como en la audiencia que había tenido con anterioridad.
— Ya les he puesto al tanto de lo ocurrido según lo que Remus me dijo. —inició Dumbledore y Draco pensó que eso era obvio, las caras serias de su padrino y su esposo no podían ocultar su desconcierto—. Y todos estamos de acuerdo en que se debe contratar a un abogado que pueda abatir los argumentos de los Dunne.
— No tengo...
— No digas más, Draco. —le interrumpió Severus—. Si estamos aquí es para ayudarte en todo lo posible, sea moral o económicamente, siempre contarás con nosotros.
Draco asintió a modo de agradecimiento, pero enseguida se concentró en mirar las vetas de la mesa de madera, le avergonzaba sentirse como un niño desvalido al que había que proteger. Por lo menos agradeció que no hubiesen llamado a su padre, aunque quizá sí lo habían hecho y él no quiso acudir. Bien, no importaba, lo único que quería era encontrar la forma de que su bebé no pagara las consecuencias.
Un ruido a su lado le hizo erguir la mirada, asombrado vio que su esposo salía del despacho acompañado por Severus y Dumbledore, pero lo que más le inquietó fue ver a Potter ocupando un lugar más cercano a él.
— No te ves feliz. —comentó Harry algo tímido, pocas veces había convivido con Draco, y siempre era acompañado por Remus o por alguien más, eran contadas las ocasiones en que estaban solos y aún no se sentía en confianza con él.
— No sé si escuchaste, Potter, pero estoy a punto de ir a prisión. —respondió frunciéndole el ceño y con la voz más fría, como en sus mejores tiempos de rivales del colegio, eso hizo que Harry se sintiera más tranquilo, podía ver que el rubio seguía siendo el mismo, no le gustó mucho verlo con la mirada baja—. Creo que no hay muchas razones para ser feliz.
— Tienes una, y la más bella del mundo.
— Sí, es probable. —respondió llevando su mano bajo la mesa, directo a su vientre.
— Lo es, y entiendo que te sientas agobiado con el futuro incierto que tienes, pero no deberías dejar que eso afecte tu embarazo... disfrútalo.
— No entiendes como me siento. —respondió enfurruñado—. No puedes saberlo.
— ¿De verdad crees que no?... No salí limpio de la última batalla, Draco, y por muchas noches tuve pesadillas, pero ahí estaba Severus a mi lado, ayudándome a no consumirme por las vidas perdidas, hasta que al final comprendí que no iba a poder remediar el pasado y lo mejor que podía hacer era tener control de mi vida y mi futuro... Aun así seguí cometiendo errores, y me he arrepentido de ello, pero siempre sigo pensando que puedo mejorar y no quedarme atascado en lo irremediable.
— Mi hijo puede nacer en Azkaban... y Remus sufrirá por eso.
— Pero aún no sucede. —le interrumpió Harry, inquieto al sentir un quiebre en la voz de Draco aunque sus ojos continuaban secos—. El tiempo no vuelve, Draco, si no disfrutas ahora de tu embarazo no podrás hacerlo nunca, y tienes a tu lado a alguien que te adora y sufre al verte sufrir. No estoy sugiriendo que finjas, pero sí que te esfuerces por seguir siempre de pie.
— Eso intento, pero...
— Los días más felices de mi vida fueron cuando esperaba a Anthony, y ver a Severus soñando emocionado con mil planes para nuestro hijo... Sé que te gustará compartir esos momentos con Remus.
— ¿Cómo hacerlo?... un chico murió por mi culpa y sus padres, con todo derecho, me juzgan, y para colmo, los ofendí al responderles que no tenía el dinero para darles.
— Si quieres que te sea sincero... y no es por juzgarlos ahora a ellos, pero me parece que esos señores han sido quienes impusieron un precio a la vida de su hijo, no tú.
Draco entreabrió los labios con toda intención de responder, pero finalmente se concretó en esbozar una sonrisa ligeramente burlona por el comentario del ojiverde.
— ¿Sabes una cosa, Potter?... por primera vez en mi vida creo que veo una chispa de inteligencia en ti.
Harry sonrió complacido al ver un poco de esperanza en los ojos grises, sabía, por experiencia propia, que no era fácil olvidarse de la culpa por vidas perdidas, pero era posible continuar viviendo y ser feliz... Deseó que Draco pudiera conseguirlo también.
En ese momento entraron los tres Profesores, con ellos llevaban una serie de pergaminos con documentación de los mejores abogados, tan sólo tenían ahora que encontrar a aquel que pudiera ayudar a Draco. Remus sintió un gran alivio al notar que su esposo se mostraba interesado en ayudarse y buscaba junto con ellos la esperanza que le llevara a obtener la absolución.
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Garabato enamorado
FanfictionEmpieza casi siempre con una mirada, o con un pensamiento en común... y termina siendo un profundo amor que puede ser capaz de derrotar al mundo entero por sobrevivir. El corazón tiene un espacio infinito que a veces, no siempre es ocupado por sólo...