La Audiencia
Draco tocó a la puerta de la habitación de su hermano. Bajó la mirada al sentir cómo su mano izquierda era apretada con fuerza y sonrió al verla atrapada en el pecho de Anthony quien lucía preocupado pero confiado en la compañía que llevaba. Volvió a tocar, y al no obtener respuesta decidió olvidarse de los buenos modales y abrir, en esa ocasión un niño había solicitado su ayuda y no le defraudaría.
Ayrton se encontraba recostado sobre su cama, y en su mano derecha sostenía el medallón el cual hacía oscilar como péndulo, mirándole cual trofeo se tratara. Sonrió malicioso al ver entrar a sus dos hermanos.
— Vaya, Anthony, creí que irías de chismoso con papá pero veo que te conseguiste otro aliado.
— Anthony dice que ese medallón es suyo. —intervino Draco conmovido al ver que el niño se escondía tras de él, amedrentado por la mirada turbia de Ayrton.
— "Era" ... Él me lo regaló.
Draco sintió un jaloncito en su túnica y al mirar para abajo, vio una tímida negación del ojiverde. Suavemente le acarició el cabello para despreocuparlo, le sentía demasiado tenso.
— ¿Ayrton, podrías devolvérselo, por favor?
— Lo dado, dado.
— No debes decir mentiras, Anthony no te dio el medallón, y si no quieres problemas con Severus o con Lucius, deberías regresarlo.
— ¿Sabes?... eres un hipócrita, Draco. Tantos años has estado alejado de papá, incluso renunciaste al apellido por no haberlo sabido perdonar, sin embargo, con Severus fue distinto, supongo que es porque son iguales... a él tampoco le costó nada repudiarme, tal como tú repudiaste a papá.
— Severus no te ha repudiado, y no puedes juzgarme por mi relación con Lucius, no tienes ni idea de lo que pasó y cómo pasó.
— Ya no soy un niño, y supongo que tu madre debió haber sido tan poca cosa que no significó nada para papá... ni siquiera porque Severus resultó ser no merecedor de que un Malfoy pusiera sus ojos en él.
— ¡Regresa ese medallón ahora mismo si no quieres recibir una lección de cómo un Malfoy consigue partirle la cara a un mocoso malcriado!
Ayrton sonrió aún más, complacido por el disgusto que había conseguido en el rubio ojigris, pero no era tonto, aún no tenía la habilidad suficiente para enfrentarlo, así que arrojó grosero el medallón hacia donde se encontraba Anthony. Afortunadamente Draco consiguió atraparlo antes de que golpeara el rostro del pequeño. Sin decir nada más, salió llevándose consigo al niño.
Un poco más tarde, ambos llegaban frente a las habitaciones del matrimonio Snape-Potter. Draco aún llevaba el medallón consigo, y se acuclilló para quedar a la misma altura que Anthony, sonriéndole cariñoso.
— Bien, creo que deberías guardar mejor el regalo de tus padrinos, así no volverás a tener problemas con Ayrton, pero si llega a suceder, puedes pedirme ayuda cuando quieras.
— Gracias, Draco... ¡Eres fabuloso! —exclamó abrazándole.
Draco sonrió cerrando los ojos, nunca se imaginó que recibir un abrazo de alguien tan minúsculo podría inspirarle tal descarga de sensaciones placenteras. Pensó que tenía que ser producto de lo emotivo que estaba por su embarazo, ansió como nunca poder tener pronto a su bebé en sus brazos.
— Ya debes entrar. —dijo separándose, a veces le costaba poder procesar sentimentalismos delante de cualquier persona que no fuera Remus—. Tus padres podrían estar preocupados.
— Sí, pero quisiera pedirte que no le digas nada de lo que pasó, no quiero que se molesten con Ayrton, y tampoco conmigo.
— De acuerdo, será un secreto entre los dos ¿vale?
— ¡Vale!
Anthony tomó el medallón que el rubio le entregó, le dio un efusivo beso en la mejilla para luego entrar a las habitaciones sin darse cuenta que dejaba a Draco completamente sonrojado.Anthony saltó a la cama de sus padres sin poder creer que aún no se hubiesen puesto en pie, eran más de las diez de la mañana y ellos acostumbraban madrugar aún los fines de semana. Sin embargo, lo que más le intrigó fue verlos jadeando cansados pese a que ambos se encontraban acostados de espaldas el uno contra el otro.
— ¿Están dormidos? —preguntó acomodándose entre ellos.
Ambos se giraron al mismo tiempo, Anthony les miró alternadamente notando un ligero sudor en sus rostros que estaban teñidos de un suave rosa en las mejillas.
— ¿Qué pasa?... parece como si hubieran estado corriendo.
— No es nada, cariño. —respondió Severus abrazando a su hijo—. ¿Ya quieres que vayamos a almorzar?
— La verdad es que prefiero que lo hagamos aquí... iré a darme un baño y luego vengo ¿sí?
— Claro, amor. —confirmó Harry—. Creo que nosotros haremos lo mismo.
— Ah, papá, ¿podrías cuidarme el medallón?... contigo estará mejor guardado.
— Por supuesto, es una buena decisión.
— ¿Seguros que están bien? —repitió al verlos aún con las respiraciones agitadas—. Puedo llamar a Draco para que los revise.
— Estamos bien, cariño, es sólo que tu papá y yo estábamos hablando de la posibilidad de que pronto tengas una hermanita ¿te gustaría?
— ¿Una hermana? —preguntó extasiado ante la pregunta de Severus—. ¡Me encantaría!
— Bueno, pero es demasiado pronto para hablar de eso. —intervino Harry—. Hay muchas cosas por hacer para que pueda tener otro bebé, y...
— Pues no sé qué cosas tengas que hacer, pero lo que sea, quisiera que lo hicieras cuantas veces sea necesario para que me puedan dar esa hermanita.
Anthony se quitó el medallón enseguida de pronunciar esas palabras, y luego de dejarlo en un enrojecido Harry, salió corriendo hacia su recámara. Al quedarse solos, Severus contuvo una sonrisa recordando lo último que dijera su hijo, pero se sorprendió cuando enseguida sintió un peso muy confortable acomodándose sobre él y unos labios succionándole golosamente la piel de su cuello.
— ¡Harry!... estuvimos a punto de ser descubiertos por nuestro hijo, y sigues con ganas.
— ¡Con muchas ganas!
— ¿No crees que debemos tener cuidado? Anthony puede volver. —protestó débilmente pues sus párpados ya se cerraban y su rostro mostraba cuanto disfrutaba de las audaces caricias de su esposo.
— No volverá, lo conozco bien y le encanta quedarse un buen rato en la regadera... Así que calla, y hazme el amor otra vez.
— ¡Insaciable!
— Mira quien lo dice... te siento duro, amor.
Severus gimió al sentir cómo Harry se frotaba contra él, y sus cuerpos desnudos bajo las sábanas pusieron en contacto un par de erecciones ansiosas de ser consoladas.

ESTÁS LEYENDO
Garabato enamorado
FanfikceEmpieza casi siempre con una mirada, o con un pensamiento en común... y termina siendo un profundo amor que puede ser capaz de derrotar al mundo entero por sobrevivir. El corazón tiene un espacio infinito que a veces, no siempre es ocupado por sólo...