23 - Después de tanto tiempo -

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- Se supone que yo tenía que sorprenderte. - dije con mis manos en la cintura y en el marcó de su puerta.

Min cuando se fue por la mañana a la empresa vi que tenía el desayuno en una mesa que se encontraba en su habitación.

Llegó a eso de las doce del medio día y le reclamé por su bello detalle pero me sentía avergonzada, pues en mis planes estaba consentirlo desde muy temprano.

Permanecía en la entrada de su closet, quitándose la corbata con una sonrisa de completa victoria.

- ¿Y te gusto? - dijo sin dejar de sonreír.

- Tu que crees. - reí.

Empezó a desabotonar su camisa sin dejar de verme a los ojos.

- Y dime ¿Cuál es tu plan?

- Bueno. - suspiré. - El desayuno está descartado, fui un fracaso....

Empezó a reír, se veía jodidamente sexy con su camisa desabrochada.

- Vístete con algo cómodo y abrígate bien. - volví hablar.

Caminé hacia él y tomé los dos costados de su camisa para cubrir su pecho y abdomen.

- Deja de hacer este tipo de maldad y apresúrate.- dije con una sonrisa.

......

- ¡Que no! - grite mientras reía.

Estaba en el closet de Min y parecía maniquí. Me estaba probando cuanta prenda tuviera.

- Ese te queda perfecto. - dijo mientras asentía con su cabeza y cerraba sus ojos.

- Ve. - levante mis brazos. - Me queda gigante. - suspiré. - Min...

- Cariño, debes de abrigarte bien y eso que llevabas puesto no te cubre del todo. - me interrumpió.

Guarde silencio y lo veía a través del espejo, hasta que lo noto por completo.

- ¿Sucede algo? - preguntó.

Negué con mi cabeza y agache mi mirada mientras sonreía.

- ¿Quieres el de color negro? - se acercó al área de abrigos y tomó uno de color negro.

- ¿Te estás dando cuenta que me llamas "cariño" muy seguido? - levante mi mirada al espejo.

Min raspo su garganta y volvió a colgar el abrigo para evitarme a toda costa.

- Perdóname, no lo volveré hacer Bahank. - llevó una de sus manos al bolsillo de su pantalón y con la otras empezó a frotar su nuca.

Se miraba realmente nervioso, como si hubiera cometido algo sumamente grave, se miraba tierno.
Dirigí mi mirada a mi atuendo y no se miraba tan mal su abrigo de color blanco en mi, simplemente que me quedaba gigantesco.

- Me quedo con este. - sonreí y cruzamos miradas a través del espejo.

Di media vuelta y sujete su mano para así salir del closet, tomé mi bolso de su cama y salimos por completo de casa...

.....

- ¡Me pones de nervios Hea! - dijo.

- ¿Estás nervioso por saber a donde vamos? - respondí con una sonrisa y voltee a verlo.

- ¡No! ¿¡Qué haces!? Mira hacía la carretera. - soltó preocupado. - Me pones de nervios porque no sabes conducir.- suspiró.- Casi nos llevamos a una persona en el cofre, te pasaste como tres altos y te acercas mucho a los coches de a lado.

Regrese mi mirada y empecé a reír.

- Es parte de la diversión, tú disfruta. - respondí.

- ¡Pues no me gusta! Anda, déjame conducir.

- Sabor a mí -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora