Íbamos en el coche de Min y me encontraba de copiloto, cruzada de brazos y viendo a través de la ventana. Estaba molesta.
- Quita esa cara. - hablo mientras me volteo a ver fugazmente.
La razón de mi enojo era porque solo pude tomar mi bolso y celular. Al ponerme a la defensiva y empezar una guerra, él terminó ganando esta batalla. Prometiéndome que mañana mandaría a traer mis pertenencias.
- No tengo otra. - hable sin quitar mi vista hacía el exterior.
- No se que te causa tanto enojo, mañana estarías en casa. - dijo mientras parábamos en un semáforo en rojo.
- Tal vez, pero no me iría tan a la mala cómo ahora. - suspiré, removiéndome un poco en el asiento, pegándome más a la puerta.
- ¿Tienes ham... - el sonido de su celular lo interrumpió. - Ah. Ahora que quieres Jeon. - susurró.
Voltee mi cuerpo hacia la pantalla del coche y vi que lo llamaba un tal "Kook"
Min presionó una botón en el volante y de inmediato respondió a la llamada.- Kook, te hablo llegando a casa, estoy ocupado en estos momentos. - Min hablo mientras conducía.
Veía a Min y a la pantalla en repetidas ocasiones.
- "¡Hey! ¡Espera!" - dijo aquel hombre desconocido.
- Esta bien, dime. - respondió Min, dándome una mirada fugaz.
-"Ya que no nos quisiste acompañar de vacaciones a Jeju, Taehyung y yo decidimos mandarte tu regalito de bodas"
Min de inmediato me vio de nuevo y empezó a bajar el volumen desde su volante.
Levante mis cejas y empecé asentir mientras sonreía.- Estoy ocupado Kook, adiós. - estaba por colgar cuando otra voz se hizo presente.
- "¡Disfrútala campeón!" - se escucharon risas y de inmediato colgaron.
- Idiotas. - susurró Min.
No dije nada y permanecía en silencio, lo que restaba de camino al igual que Min.
Después de pocos minutos llegamos a una residencia muy linda, hasta llegar a su hogar, donde a partir de ahora empezaría a vivir, tal vez por meses, años muchos años o tal vez muy pocos...La casa era realmente hermosa, no le restaba nada a la casa de sus padres. Definitivamente debía admitir que Yoongi tenía un excelente gusto y eso también lo confirmé al entrar a su oficina.
Su obsesión por tener todo sumamente impecable y con decoraciones delicadas, era algo que me agradaba. Más esos toques obscuros. Gris, negro y un poco de blanco en cada rincón de su hogar. Me agradaba completamente.- Tienes una casa muy linda. - dije mientras pasaba por aquella puerta, viendo cada rincón.
- ¿Enserio te gusta? - cerro la puerta y soltó una pequeña risa.
- Si, me encanta. - seguía admirando.
- Eres la primera persona que no se queja porque tengo todo en tonos obscuros. - dejó las llaves de su coche en un mueble. - Mi madre es la primera en quejarse.
Voltee a verlo al instante mientras el tenía sus manos en los bolsillos de su pantalón, viéndome fijamente pero al cruzar mirada bajo su mirada y raspo su garganta.
- Puedo acostumbrarme. - dije indiferente. - Ahora ¿Me puedes mostrar mi habitación?
- Claro, claro. - sacó las manos de sus bolsillos y de inmediato caminamos a las enormes escaleras de color negro. Juro que de noche podría dar un paso en falso y rodar, lo temía.
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- Sabor a mí -
Aléatoire- " Tú necesitas de alguien como yo y yo necesito a alguien como tú." No se aceptan copias ni adaptaciones.