-LAZO FUERTE-

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Itachi daba besos en el rostro de Deidara, sonriendo entre llanto de felicidad, las manos del rubio acariciaban el rostro del azabache quitando esos cabellos que cubrían sus ojos

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Itachi daba besos en el rostro de Deidara, sonriendo entre llanto de felicidad, las manos del rubio acariciaban el rostro del azabache quitando esos cabellos que cubrían sus ojos.

Era una entrega eclipsada totalmente.

Sin esperar más se posesiono arriba del rubio abriendo sus piernas con su rodilla; los impresionantes ojos azulinos eran brillantes que al sentir la presión del miembro del azabache dejó salir un gimió.

Al sentir como se deslizaba deliciosamente en su laberinto que al entrar totalmente era como un guante sedoso que el cuerpo del Deidara se curvo al sentir ese majestuoso miembro dentro de él.

Los suaves vaivenes eran suaves disfrutando el momento dándole ese placer que necesitaban los dos, las manos de Deidara se deslizaban de arriba a hacia abajo disfrutando de ese momento íntimo.

Itachi le quito un mechón del rostro sonriendo.

- A pesar de tenerte entre mis brazos, me parece un sueño.

Deidara mordisqueo el mentón del azabache.

- No lo es ya, - Dejo salir un jadeo suave de sus labios al sentir como llegaba en ese punto que hacía que su cuerpo lo deseara más. – Por los dioses... - Se cuervo al sentir que su cuerpo estaba disfrutando más - Si esto es realmente un sueño no quiero despertar jamás.

Itachi vio como los azulinos ojos del rubio se dilataron sus ojos estaban en esa nubles del deseo la passion.

- Eres insaciable...

Las palabras quedaron incompletas ya que Deidara se aferró a la cintura del azabache no era un chico que solo recibía le daría el placer que su amante necesitaba.

Deidara giro para que su azabache quedara de espaldas recorrió su torso con delicadeza se inclinó moviéndose sensualmente – Lo estaba montando – Itachi se sentía poderoso al tener a su chico en esa posición.

Le tomo de los muslos le ayudaba los brazos del rubio se alzaron para poder hacer su cabello para atrás mostrando lo seductor que se miraba, la sonrisa era un punto débil del azabache que le vio como sus manos recorrían su propio cuerpo.

Si, era espectacular, una y otra vez era sin duda una entrega que ambos necesitaban, al estar el balanceo suave un ritmo que los estaba llevando a ese nirvana que el bullir de esas sensaciones en ambos cuerpos – Solo se podía escuchar los jadeos gemidos como gruñidos – Deidara tomo su miembro para poder darse ese placer, Itachi se le adelanto los dedos acariciaban de una manera que Deidara sentía su cuerpo arder literalmente ese hombre sabia como tratar a su amante que disfrutaba de cada toque.

Las miradas intensas sus cuerpos sudorosos anhelando ese momento para poder liberarse, era algo que ninguno de los dos se lo esperaba.

Era el complemento perfecto. Al llegar a ese estado de éxtasis el fluir de una adrenalina que ambos cuerpos se empezaron a convulsionar, la liberación de Deidara hizo un desastre como también el azabache.

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