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Tras ese refrescante encuentro con Nancy, regresó a donde se hallaban sus amigos, para percatarse que Edward estaba solo. ¿A dónde había ido Robin? Hace dos segundos estaba ahí...

—¿Y Robin? 

Eddie sólo se encogió de hombros, sin darle relevancia. En su lugar, le pegó juguetonamente en el brazo, casi como un saludo. Le sonrió.

—¿Qué tanto hablabas con Nancy, eh?

Steve inconscientemente se rió, pero negó en silencio. No planeaba contarle de lo hablado.

—De nada...

—¿Es ese su nuevo novio? —cambió de tema, apuntando en dirección a ellos. Steve observó como en efecto, se refería a Jonathan, el cuál todavía acompañaba a Nancy y hablaban con tranquilidad. Ella no tenía manos para sostener sus peluches y él le ayudaba. Harrington asintió y los ojos de Munson se abrieron ante su afirmación—. No puede ser. Eres más guapo que él.

Steve se giró para juzgarlo por sus palabras. A pesar de cerciorarse de tener el ceño abajo, una sonrisa se le escapó. No esperaba ese comentario.

—No se trata de eso, Eddie.

—¿No? —le miró, ligador—. Vamos, era un cumplido. Acéptalo.

Se alteró un poco, sin saber dónde mirar. Casi sintió calor en el rostro, pero en ese momento notó a la castaña a espaldas de Munson, ella venía con otra banderilla en manos, encaminándose hacia ellos.

—¡Robin! Pensé que nos subiríamos a las atracciones cuando termináramos de comer —mencionó cuando la tuvo cerca.

Ella abrió los ojos, recordando.

—Mierda... —miró su banderilla con tristeza. La tomó y la partió en tres, extendiendo los pedazos a los chicos—. Entonces ayúdenme y coman conmigo, para subirnos rápido —ellos tomaron su respectivo pedazo con algo de duda, pero aceptaron de cualquier manera. La chica se chupó los dedos cuando tuvo la oportunidad—. Así que... ¿Ya decidieron a cuál iremos primero?

[...]

La fila para la torre de caída libre no era extensa; al menos fue lo suficiente como para que se comieran esa banderilla. La idea había nacido de Munson, que se veía muy emocionado por subir. Los encargados de la atracción no dijeron nada por su brazo enyesado, era su responsabilidad. A Steve le parecía indiferente, por consiguiente aceptó. "Vomitaré" dijo Robin con una sonrisa, pero cedió.

Cuando su turno llegó, ella fue la primera en correr a ocupar un asiento. Steve se sentó a lado de ella y obviamente Eddie tomó el lugar vacante junto a él. Les amarraron los cinturones y esos tubos de seguridad bajaron. En unos segundos, empezaron a subir por la torre a una marcha tranquila, pues la caída libre los esperaba.

Robin levantó un poco las piernas mientras sentía cómo eran elevados en esa máquina. Se fijó para abajo, pero en cuanto lo hizo, apartó la mirada y cerró los ojos con fuerza. Apretó los tubos de protección.

—Dios, esto fue un error. En serio voy a vomitar.

El castaño rió por sus palabras.

—¡No te rías! Voy a vomitarte encima y va a dejar de ser gracioso.

—¡Pero si comimos las mismas banderillas! No tienes por qué vomitar.

Ella le miró un poco paniqueada.

—¡Por supuesto que no! —agitó la cabeza en negación—. Me comí dos extra.

Él se burló de nuevo, pero no agregó otra cosa. Siguieron en silencio, especulando cómo el suelo de Hawkins era cada vez más diminuto. No cabía duda que era una altura considerablemente alta y la idea de estar suspendidos en el aire por segundos indefinidos, para con posterioridad ser soltados era intrigante, Steve se sentía enérgico en lugar de asustado.

Sc-OOPS Ahoy! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora