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Steve debía prepararse para lo que fuera. No era su intención parecer un tonto y emocionarse por esa llamada, pero era imposible. Miles de cosas se le ocurrieron... Precisaba aferrarse a lo fundamental: Eddie lo había buscado y él estaría ahí para él. El resto no importaba.

¿Por qué se sentía nervioso? Obviamente por su reencuentro. Se dio cuenta como en efecto, estuvo esperándolo, pero posterior a la resignación, bloqueó la posibilidad y ahora no sabía qué suponer.

Como fuera, no lo quiso hacer aguardar más, por lo que salió con considerable velocidad de su casa, no sin antes ponerse unas mejores prendas y verificar su cabello en el espejo. ¿Por qué hizo eso? Se detuvo cuando se percató de lo hecho. Tomó sus llaves y se fue de ahí de una vez por todas.

Requería estar preparado para lo que fuera...

[...]

Munson sintió que cayó bajo al buscar a Steve. Sin embargo, no era nada del otro mundo: buscaba su ayuda tal y como él se ofreció.

Estos días de "descanso" le dieron demasiado para reflexionar, pero honestamente ninguno de sus razonamientos le ayudaba. Su cabeza era un pizarrón en blanco. Y, ¿Qué más pruebas quería de ello, cuando las circunstancias lo volvieron a guiar en colocar las manos al teléfono, buscando a Steve?

Recordó cómo al inicio de su relación se burlaba de él y ahora se encontraba en una situación idéntica... Era increíble. Increíblemente estúpido.

De por mientras, la llegada del castaño fue eterna. Eddie iba contra reloj, a lo mejor pudo evitarse verse así, si se hubiera decidido antes para tomar el aparato y hablar a la residencia de los Harrington, porque sí, lo dudó bastante.

Por ende, cuando escuchó la puerta, se levantó como rayo. No podían perder más tiempo.

—Steve, me alegra verte —dijo en cuanto lo miró. Lo rodeó en un cálido y enérgico abrazo, sin conocer si fue impulsado por la presente adrenalina o simplemente porque en verdad le alegraba verle. Tal vez un poco de ambas.

Eso lo tomó por desprevenido, pero lo abrazó del mismo modo, procurando acomodar sus ideas.

—...Probablemente esto te parezca una locura, pero necesitamos irnos ya o se hará tarde —comentó, sin darle la oportunidad de hablar. Se separó, dándose una oportunidad para observar su rostro, cómo conservaba su preciosura y confusión pintada en ella. También Steve le miró: su atuendo, su energía... Asemejaba intacto e increíble como siempre...

—...¿Irnos? —le asintió sin demora—... ¿Irnos a dónde?

Evidentemente Harrington iba ayudarle, pero esto no entraba en su comprensión, requería contexto.

A Chicago.

Si el rostro de Steve hubiera sido una caricatura animada, seguro su mandíbula hubiera tocado el suelo. ¿Había escuchado bien?...

—... ¿A dónde? —parpadeó.

—Chicago.

Eddie tomó más valor para no arrepentirse y continuar insistiendo. Era un maldito aprovechado y lo sabía. Normalmente no le era relevante pedir cosas así, pero sabía que las cosas entre ellos ya no eran iguales... No habían hablado en medio mes (o más) y ahora venía con esto, no se sorprendería si el castaño se daba la vuelta y lo dejaba ahí.

—...¿Qué hay en Chicago? —preguntó, incluso con miedo, pero quería entender. 

Iron Maiden —contestó, casi rogándole con la mirada y como si eso fuera suficiente. A Steve le costó entender que se refería a una banda de metal.

Sc-OOPS Ahoy! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora