El ambiente de Hawkins se encontraba terrible; la temperatura era baja, el cielo no dejó de pintarse nublado y con secuelas de la reciente lluvia, la cual amenazaba con exprimirse un poco más. El suelo y cada superficie se mantenía húmeda, seguro si alguno de los dos salía de la residencia de los Harrington morirían por enfermedades respiratorias en cuestión de segundos.
Pese a eso, la mañana era cálida.
Y no hablo porque Eddie tuviera las cobijas y calefacción a su favor (en su casa rodante nunca había tenido el privilegio de una tan efectiva como la del cuarto de Steve). El calor era lo interiorizado, lo cuál brotaba naturalmente de él, ese sentimiento viejo y existente en su interior que ahora crecía sin parar.
Vivía y vibraba en su interior, era imposible ignorarlo, pero ya no había razón para hacerlo cuando sabía que era correspondido. De ver a Steve acostado en esa cama, pacíficamente dormido, se estremecería hasta la muerte. Se olvidaba de lo acontecido en su cabeza y a sus alrededores con únicamente contemplarlo y ahora al saber cómo él también se hallaba atrapado en él lo hacía sentir exquisito. Verdaderamente imparable por primera vez. Podía hacer cualquier cosa teniéndolo confirmado, por lo cuál sostenía que su vida daba un giro emblemático, no le concernía si tenía que alejarse de Wayne o de lo conocido alguna vez, pues lo único que alguna vez conoció fue Steve. Siempre había sido él.
Con eso y muchas otras cosas en mente, se percató: tenía que irse. Claro, asimismo Steve le apreciaba, pero quedarse en su casa era un abuso. Steve no tenía por qué cuidar de él ni hacerse cargo de su presencia (al menos no por más tiempo). Eddie necesitaba moverse, sin mencionar que debía ir a Starcourt. Era lunes y su trabajo lo esperaba. Pronto vería qué hacer, Harrington ya había hecho muchas cosas por él y no anhelaba tomar el papel de ser una responsabilidad. Tenía deudas con él, más de las que podía pagar en ese instante.
Se deshizo de la ropa prestada y se colocó las propias. Seguían algo húmedas, pero menos a comparación de cuando llegó, y con eso era suficiente.
—¿Eddie? —escuchó al chico el cuál todavía yacía acostado. No quería levantarlo, pero a la vez era un poco descarado desaparecer simplemente así, entonces en parte agradeció cuando el otro sintió el movimiento en el cuarto como para despertarse.
—Hey —dijo, sentándose en la cama, viéndole el somnoliento rostro, cómo se tallaba los ojos e intentaba descifrar la hora. El sol se colocaba arriba, pero en parte no entendía por qué Eddie una vez más estaba completamente cambiado, listo para irse.
—¿Sucede algo? —se incorporó con la mayor velocidad posible, así como procurando procesar lo que pasaba. ¿Estaba Eddie bien? ¿Se sentía mal? ¿Tenía hambre?
—...No, nada —rió leve, luego miró la cama bajo de sí. No creyó que el primer pensamiento en pasar por la mente de Steve Harrington por la mañana fuera su bienestar. Casi se sonrojó. Tras eso, se dio cuenta cómo mintió, sí, sucedía algo, pero nada trascendente—. Necesito ir a Starcourt —hizo saber. Bufó y corrió las manos por su pantalón—. Tengo que trabajar, es lunes.
Steve arqueó las cejas, recordando eso y cómo a diferencia de él, el lunes era uno de sus días libres. Se estiró y se quitó las cobijas de encima. No importaba, era capaz de ir al centro comercial aunque no tuviera que trabajar.
—Bueno, si quieres te llevo.
Otra risa se le escapó a Eddie, iluso. Cuando Steve abrió la boca, recordó por qué requería pasar desapercibido a la hora de irse.
—No, no —negó suavemente y lo tomó por la mano antes de que pudiera moverse o erguirse por completo de la cama—. No tienes que hacerlo.
Hizo una mueca.
—Pero...
—Ya hiciste muchas cosas por mí —interrumpió, acercándose en demasía sobre el colchón—. Lo mínimo que te mereces y que puedes hacer justo ahora, es disfrutar de tu día libre y descansar otro rato. ¿De acuerdo?
No se sintió muy convencido. Haría cualquier cosa por él. Pero también debía considerar su palabra si se lo estaba pidiendo. Y en parte no mentía... Últimamente cada una de sus acciones eran por y para él. Podía permanecer en cama por él.
—De acuerdo.
Y su rostro mostró un alivio, el cuál reconfortó al castaño lo suficiente como para saber que actuaba correctamente.
—Gracias...
Steve invirtió el agarre de sus manos, aprovechando para sostenerlo con fuerza por la muñeca y jalarlo a su dirección. Lo besó. El azabache se dejó hacer, precipitado, contento de que pasara. Fueron los segundos suficientes como para sentirse enfermo e inundado en su tonto ensueño sacado de una película romántica donde Steve Harrington se inclinaba hacia él para besarlo con connotaciones románticas y de interés.
Aún cuando fuera la segunda vez que ambos despertaban juntos por las mañanas, se daba el placer de alucinar y decir que su historia ya no era únicamente poesía y fantasía, podía imaginarse setecientos escenarios con géneros distintos de filmes; donde ambos eran una pareja de recién casados y por ejemplo, su vida no fuera más que una comedia romántica. Podría serlo perfectamente.
Con él todo parecía posible. Le ganaban a todas esas películas y series, dominaban cualquier género y se adueñarían de cualquier cosa si así lo deseaban.
Podría hacerlo por el resto de sus días.
Probablemente estuviera perdiendo la cabeza...
—Sólo prométeme que me llamarás —comentó, separándose. Si su naturaleza era mortificarse por todo el mundo, ahora con Eddie, sabiendo lo ocurrido con su tío y cómo probablemente no regresaría ahí nunca... Necesitaba saber en dónde iba a ubicarse estas últimas horas, dónde iba a dormir...
—No te preocupes —la leve sonrisa no se había esfumado de su rostro, esta situación le calentaba el estómago. Debería estar triste porque no tenía donde dormir y la relación su tío había terminado en el excusado, pero honestamente era lo último que le preocupaba ahora (y seguramente por el resto de su vida)—. Seguro alguno de mis amigos puede apiadarse de mí un par de noches en lo que veo qué hacer.
—...Puedes quedarte, sabes que no tengo problemas con que estés aquí...
Lo sabía, pero de cualquier manera era un abuso. Hallaría la forma de continuar. Sólo para callarlo y tratar de darle seguridad retomó el beso, asegurándose de saborear la pureza de su preocupación antes de irse.
—Estaré bien. Gracias por todo —apretó el agarre de sus manos, el cuál mantenían. Finalmente se soltó y se levantó para salir de la habitación, posteriormente de tomar su absurda y húmeda mochila.
—Espera, te acompaño afuera —el chico terminó de tomar impulso para seguirlo en un movimiento. Hizo reír a Munson por última vez.
[...]
Después de dejar a Eddie en la puerta, despedirse una última vez y garantizarse de que se encaminara para Starcourt, cerró y volvió a subirse al cuarto.
Se rascó el cráneo, preocupándose demasiado. Pensó cómo no era ningún chiste: el chico no tenía un lugar a donde regresar y estaría como nómada por un tiempo indefinido. ¿Qué se supone que haría Steve ahora?
No tenía idea. Tampoco sabía si contaba con la obligación de actuar sobre ello.
Sólo más que nunca quería verificar su protección, Eddie merecía un trato digno. Haría cualquier cosa por él y no dejaría que otra vez cualquier cosa se interpusiera entre ambos o afectara su tranquilidad. Tanto el individual como para ambos en conjunto.
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nota:
imagina esperar ochocientos años por un episodio mío y q sea esto ASKDAJ nao bueno, disfruten del último episodio relleno pq ya faltan tres episodios para que se acabe estoooooOO y se va a prender.
perdón por desaparecerme, mis demonios estaban ganando mi gente. pero aquí estoy.
besos.

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Sc-OOPS Ahoy! [Steddie]
Fiksi Penggemar« Un error tras otro. » ...Eddie y Steve en un contexto muy de, amigos con derechos. ⚠️Por lo tanto: En el interior hay un terrorífico intento de contenido adulto, puede que varios kinks, situaciones extrañas y algunas medio cuestionables. Es ficció...