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Edward fue un estúpido al creer que si hablaba y salía con Steve -involucrando alcohol-, las cosas terminarían bien.

Bueno, tampoco era como que había terminado del todo mal: se había besado con el chico que le gustaba en secundaria. Pero de todas maneras se sentía un pendejo, no quería que terminaran de esa manera. Era claro que Steve no sabía lo que hacía, y la verdad es que él tampoco.

¿En qué cabeza cabía que se podía ser amigo del chico que te gustaba en secundaria y que aparte te rompió el corazón? Eddie era la única persona sin sentido común.

Lo peor de todo (¿O lo mejor?) Era que ese beso le había gustado. ¿Cómo no le iba a gustar? Si independientemente Steve era guapísimo, no tenía nada de autocontrol.

Aunque, en su defensa, él le había besado primero.

Dios mío... De verdad él le besó primero. ¿Pero por qué? ¿Qué pensaba Steve? Seguramente nada, sólo sintió el calor del momento y lo hizo.

Cuando retomaron el trabajo, el otro lo evitaba perfectamente. O, si lo miraba no hacía nada más que apartar los ojos al primer contacto visual. Era claro que se encontraba nervioso.

Eddie se removía incómodo, analizando cómo se desmoronó todo tan rápido. Ambos tenían pedazos de culpa, claro. ¿Tendrían que hablarlo? No tenía idea.

Se volvía loco al recordar que lo había invitado a Hide Out para demostrar que las aguas entre ellos estaban calmadas, pero nunca pensó que con algo tan simple ahora esas aguas serían maremotos.

Aunque, esos besos no tenían que significarse algo necesariamente...

Sentía que era incorrecto acercarse, por el bien de Steve. Un tiempo y distancia estaba bien, hasta para él. Necesitaba un jodido respiro.

Existía un enorme elefante en Starcourt.

De por mientras quería morirse. Ojalá pudiera, pero alguien tenía que servir esos estúpidos batidos.

[...]

Steve permanecía en las nubes. Habían pasado unos días desde la tocada en Hide Out y todavía tenía la mente en otro lado; habían muchas dudas.

¿Por qué hizo eso? Su cabeza estaba llenas de cabos sin unir. Le dolía pensarlo y la peor parte era que no podía dejar de hacerlo. Ni siquiera le molestaba el hecho de que se besó con otro hombre, sino el impulso fuera de sí que lo poseyó para besar a Eddie Munson.

¿Por qué? ¿Es que sentía algo por él? Claro que no, sólo se le cruzaron los cables junto con el alcohol. Lo que dijo él en el bar resonaba en todos sus interiores...

Eddie nunca mencionó que siguiera enamorado de él, pero de todas maneras le coqueteó en el estacionamiento y lo besó de vuelta. ¿Por qué?

Aunque... Poniéndolo así, no tenía mucha lógica: él tampoco estaba enamorado de él y fue quien lo besó primero.

Entonces, ¿Por qué se besaron si no se gustaban? ¿Era sólo atracción física?...

Tener tantas emociones mezcladas lo hacían querer explotar. No podía simplemente besarse con él y no excavar su cerebro buscando una buena razón. Necesitaban hablarlo. Lo peor es que ni siquiera podía mirarlo a los ojos, se encontraba como una chica colegiala sonrojándose al mínimo contacto visual. Es que no podía defenderse, menos cuando él inició ese beso.

¿Qué se supone que dijera? ¿Pedir disculpas? ¿Dar explicaciones? ¿Exigirlas? Nada hacía coherencia.

—Steve —la castaña repitió. Quién sabe cuánto tiempo tenía llamándole, pero el recién mencionado permanecía en la luna.

Sc-OOPS Ahoy! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora