XIV

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FUEGO

— ¿No estás cansada? — preguntó Shouta cuando me quité mi instrumento por un segundo para descansar.

— sí. Me duele la espalda como no tienes idea.

— me lo imagino. — dijo él. — deberías descansar un par de minutos.

— sí... — bajé de la pequeña tarima dónde estábamos tocando.

— ven, te invito un trago.

— claro — dije feliz.

— ¡Kazumi! Que cambiada estás. — esa voz...

tenia que ser.

— tía, ¿Cómo estás? — dije, con la sonrisa más forzada que tenía, aunque intenté hacerla ver natural.

— bien, ¿Por qué te hiciste eso en el pelo? Debiste dejarlo como antes. — dijo agarrándome un mechón, a lo que en seguida retrocedí.

— ah, es una larga historia. — dije, aunque por dentro tenía ganas de decirle "que le importa, vieja chismosa".

— está bien, ya luego me contarás más de eso. — dijo con una extraña risa. — ¿y él? ¿Quien es?

— oh, cierto... Él es Aizawa Shouta, mi... — mi cerebro entro en corto circuito en ese momento. Es mi amigo, que no sé muy bien qué espero de él, pero vinimos aquí como pareja, no sé si novios, prometidos, esposos o qué demonios.

qué complicado cuando lo piensas.

— soy su novio. Un placer. — intervino él.

gracias a Dios.

aunque me debí haber visto como una idiota, pero eso no importa.

— ¡oh! — exclamó ella, sorprendida. — muchísimo gusto, soy Himiko, tia de Kazumi. — le extendió la mano, y él correspondió su saludo.

— el gusto es mío.

parecía que ella estaba a punto de decir algo, pero la interrumpí al deducir lo que iba a decir. No quería tocar temas delicados todavía.

— bueno, tia, si me disculpas, estoy algo agotada y quisiera ir a sentarme un minuto. Hablamos luego, ¿Te parece?

— claro, hablaremos después.

Agarré a Aizawa del brazo y nos fuimos rápido de allí.

bien, logré salir de ahí antes de que empezara a preguntar por los tatuajes también.

— qué cortante puedes llegar a ser. — dijo él.

— sí, es que... no me llevo del todo bien con mi familia, así que evito cualquier tipo de conversación.

— ya veo...

— ¿No te desesperan este tipo de eventos? — solté, desviando un poco el tema, mientras nos sentabamos frente a la barra.

— algo. — respondió él. — pero bueno, por hacerte un favor puedo aguantarlo. — me sonrojé un poco y sonreí.

— muchas gracias por esto, Shouta.

— no hay problema — dijo volteando a verme.

Nos quedamos un par de segundos mirándonos, y me empecé a poner nerviosa.

Esto es ridículo.

Me regañé mentalmente por sentirme... así, porque ni siquiera tengo claro el como me siento.

A THOUSAND LOVE SONGS || Aizawa X Oc|| PAUSADA PIR EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora