Capítulo 5: ¿Por qué toda la gente misteriosa es guapa?

22 5 0
                                    

ARIADNA

 
Mamá me despierta para desayunar, bajo las escaleras todavía medio dormida, al llegar a la cocina veo a Arthur, parece todavía peor que ayer.

 
Unas enormes ojeras ocupan la mitad de su cara y su voz afónica (supongo que por cantar hasta desahogarse).

 
Sin embargo cuando miro sus nudillos vuelven a estar perfectamente, okay, eso es raro.

 
Mamá no comenta nada lo cual me parece todavía más extraño, ¿habrán hablado ella y Arthur mientras yo no estaba?


Comemos en silencio, mamá se va poco después, al parecer, sí era fácil encontrar trabajo en Salem. 

Me siento tentada a preguntar a Arthur nada más desaparece por la puerta, pero no es necesario pues el habla directamente.

 
-Siento mucho lo que pasó ayer, supongo que tendrás cientos de preguntas e intentaré responderlas todas siempre que eso no nos cause problemas a ninguno de los dos- Dice con voz calmada, suena como si hubiera pasado la noche ensayando esa frase.


-¿Conocías a la chica con la que hablamos ayer?- Decido empezar por algo fácil en lugar de preguntar directamente lo que ansío saber.


-Eso creo, hace muchos años que no la veía pero supongo que es Astrid- Dice, todavía calmado.


-¿De qué la conoces?- Pregunto sin poder evitarlo, y observo que esta pregunta lo pone algo más nervioso.


-Ella...es una antigua amiga, se podría decir; de cuando vivíamos aquí - La palabra "aquí" suena forzada en la frase pero no digo nada, Arthur se está abriendo mucho conmigo y no pienso forzarlo.


-Vale- Digo y fuerzo una sonrisa


-¿Algo más?- SÍ quiero decir pero intento contenerme. Busco otra pregunta más bien inocente:
-¿Hablas griego?- Ni siquiera sé el motivo por el que al cabo de un rato reconocí que ese idioma era griego.


-Se podría decir que sí, aunque he olvidado la mayoría-


-¿Dónde aprendiste?- Está pregunta pone muy nervioso a Arthur, duda antes de contestar, y una gota de sudor recorre su cara.


-Papá, él... él me enseñó - Y ahí está LA EXPLICACIÓN. Nunca hablamos de nuestro padre, a pesar de no saber el motivo, aprendí a no hacer preguntas sobre él viendo las reacciones de Arthur y mamá.

 
Asiento silenciosa mientras que proceso la información. No sé si puedo preguntar algo más ahora, así que guardo silencio. El silencio nos envuelve y se vuelve incómodo, miles de preguntas entre nosotros parecen separarnos.

Pero entonces alguien llama al timbre. Ambos nos levantamos y vamos hacia la puerta.

 
Arthur se coloca delante mía antes de abrir, ruedo los ojos no soy un perro que se vaya a escapar nada más ver la puerta abierta.


Cuando mi hermano abre la puerta veo a un chico, que no puede pasar mucho de los diecisiete años. Tiene el pelo tan rubio que parece blanco, su piel del mismo color y sus ojos azul cielo, parece una foto a la que le hubieran bajado la saturación.

 
-Arthur - Dice a modo de saludo, su voz en un tono sentimental incluso.

 
Mi hermano no reacciona, parece que hubiera visto un fantasma, yo lo hago por él.


-Hola, lo siento pero debes de estar equivocado, aquí no hay ningún Arthur, lo siento mucho.


-Buen intento pequeña pero estoy seguro de que este es el chico correcto- Dice sonriendo mientras saca un pequeño muñeco de su bolsillo- ¿no es así, Music boy ?


-Lars- Dice en un susurro mi hermano- Lars- Repite- No no deberías estar aquí- Su voz baja y temblorosa.


-Lo sé, y créeme no quiero estar aquí, no quiero volver a meterte en problemas pero esto es importante.- Mi hermano niega convencido- Yo no quiero morir, Arthur, no ahora, por favor sólo escucha. Sabes que no te expondría a esto si no fuera importante.


-Está bien - Asiente mi hermano apartándose de la puerta para que el extraño sujeto entre.

 
Él, Lars, se adelanta a nosotros, y entonces aprovecho para susurrarle a mi hermano. -¿Es que toda esa misteriosa gente que conoces es guapa?- Mi hermano ríe negando, yo rio también; y parte de la tensión desaparece.

Corona de magosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora