Capítulo 65: Meses

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ARIADNA
El tiempo pasa rápido y caigo en la rutina, me despierto, desayuno con Arthur, entreno con Astrid, voy a la biblioteca o al observatorio con papá, hablo con Alexis, corto con los lobos, leo y duermo hasta la mañana siguiente.
Durante los meses que sigo está rutina apenas ocurre nada, las reuniones son muy ocasionales y no se habla de ningún incidente mayor.
Por otra parte mi dominio de magia y combate mejora a la misma velocidad que mis conocimientos, y el hecho de una guerra inminente me preocupa menos gracias a ambos.

ARTHURLos días pasan más y más rápido; entro en un bucle en el que siempre desayuno con Ariadna, paso tiempo con Lars, entreno, paso tiempo con los críos y estoy con Lars de nuevo

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ARTHUR
Los días pasan más y más rápido; entro en un bucle en el que siempre desayuno con Ariadna, paso tiempo con Lars, entreno, paso tiempo con los críos y estoy con Lars de nuevo. Realmente no me molesta esta rutina, mientras sea así no hay guerra y eso es algo bueno, además tal como había predicho Lars mi padre no volvió a molestarme desde el día del suero de león.
Solo una cosa rompió esa rutina, y fue la aparición de una carta a mi nombre. La abrí dudoso, solo para descubrir una postal en su interior: "Feliz cumpleaños,  te quiere, mamá" era todo lo que ponía. Aunque para mí suerte hay una carta propiamente dicha en el sobre. "Querido Arthur, te hecho mucho de menos y me duele tener que pasar tu cumpleaños lejos de ti. Al principio creí que algo malo os había pasado, pero después de colarme en Hecatión para asegurarme de que él no os hubiera secuestrado me enteré de todo. No entiendo porque hiciste lo que hiciste, pero confío en tu buen juicio, confío en ti, Arthur. Me gustaría entrar ahí y abrazarte y protegerte, pero como bien sabes poner un pie en ese país es como pintar una diana en mi espalda. Lo siento por todo, hijo. Te quiere, mamá". Lloro con todas y cada una de sus palabras, pero de algún modo esto me relaja, si ella sabe que estamos bien no se preocupará ni se asustará.

 Lloro con todas y cada una de sus palabras, pero de algún modo esto me relaja, si ella sabe que estamos bien no se preocupará ni se asustará

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La rutina cambió de golpe, un día todo estaba bien y al día siguiente habían atacado a todas las cárceles y juzgados del reino. Los campesinos aprovecharon esta oportunidad para volver a sus revueltas y la comida dejó de llegar a las ciudades. Y así, como si nada, estalló la guerra, el ejército del rey se desplegó en el sur, donde los atraques eran más comunes y las revueltas incesables, esto devolvió un poco la paz al reino, pero no era suficiente.

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