Capítulo 71: Un trato

1 0 0
                                    

ARIADNA
No puedo dejar de mirar los duelos, quiero intervenir, pero todavía no sé cómo hacerlo.
Lars está ganando a su rival fácilmente, sin embargo apenas respira, me fijo en que su armadura es mucho más ligera, y débil, y me doy cuenta que si en algún momento pierde la ventaja que tiene ahora no podrá salvarse.
Arthur y Ethan, por otra parte no dejan de repetir el mismo movimiento, una y otra vez, pero ninguno parece salir beneficiado de el.
Papá y Alexis son otro caso. Alexis controla cada aspecto del duelo, incluso la duración, papá está en desventaja constante, pero Alexis no pone fin al duelo.
Papá está en el suelo, frente a mi, Alexis se acerca a él, dándome la espalda. Coloca su espada en el pecho de padre y se que está vez si lo matará.
No me lo pienso, no lo suficiente, empuño una de mis dagas y avanzo hacia Alexis. Golpeo sus piernas y se dobla unos centímetros hacia delante para mantener el equilibrio. Aprovecho que está a mi altura para pasar mi brazo por encima de su hombro y colocarle la daga en el cuello. Siento su delicada piel rozando el frío metal y se que él también lo hace, ahora mismo tengo su vida entre mis manos.
-Deteneos- Digo pero los demás no lo hacen. -¡Ahora!-
Arthur me mira y su rival le coloca la espalda al cuello, mierda. Lars me mira mientras arranca su cuchillo del cuerpo de Mathew. Le hago una seña y se mueve al lado de Arthur lo más rápido que puede, colocando su cuchillo a su vez en el cuello de Ethan.
-Tú lo sueltas, yo te suelo.- Le asegura Lars, y apesar de que Ethan cumple su palabra él no lo hace. No sé como pero aún así Ethan se las apaña para girarse y quedar frente a Lars, ambos con un arma en el cuello. Niego en dirección a Arthur y el no interviene.
-Hermanito, creía que tú y yo teníamos un trato- Susurro al oído de Alexis y se encoge de miedo, creo. -Repíteme ese trato.
-Tú me dejas matar al rey-
-Si, ¿y?-
-Y a cambio tú diseñas el nuevo gobierno. Asegurándonos derechos e igualdad a todos y terminado con el comunismo y la monarquía.-
-Bien, veo que lo recuerdas. Entonces, ¿en qué momento de ese trato entra este numerito con mi hermano y su segundo?-
-Yo...- Comienza a decir con voz temblorosa.
-Tú- Confirmo yo -Me fallaste, hermano. Pero tendré piedad, jura que cumplirás con nuestro trato.-
Lo hace, jura todas y cada una de las cosas que habíamos dicho y humo negro sale de su pecho cuando dibuja una cruz sobre su corazón para sellar el pacto. Aflojo un poco la presión de la daga.
-Suéltalo ya- Se queja Ethan.
-Solo una última cosa, jura que no matarás o atacarás a ninguno de los aquí presentes-
-Esto no formaba parte de nuestro trato-
-Tú rompiste ese trato, ahora juegas bajo mis normas, ¡júralo!-
-Juro no atacar ni matar a ninguno de los presentes- Lo suelo tras ver el humo.
-Y tú- Añado señalando a mi padre -Quiero saber todas y cada una de las cosas que le hiciste a mis hermanos. Un juicio, confiesa tus crímenes.-
-¿Cómo va a ser un juicio si tú eres el juez, jurado y verdugo? Creía que eras más justa, hija. Claro que también creía que me querías y me apoyarías.-
-Creía que un rey, prácticamente un dictador entendería que a veces una persona reune demasiado poder, en este caso yo.-
El rey se niega a hablar, dejo que Arthur lo amenace. Él necesita cerrar este capítulo más que yo.
Y por fin, después de meses decubro toda la verdad, todo el daño tanto físico como mental por el que Alexis y Arthur han tenido que pasar.
El rey está terminado de narrar lo que pasó con Alexis días antes de la revolución, lo había encerrado en las mazmorras a solas con su destinado sin comida ni agua por más de veinticuatro horas. Ethan no lo soporta más y se lanza hacia el rey, nada más moverse pierde el equilibrio cayendo al suelo. Alexis corre hacia él, retira la parte superior de su armadura en busca de heridas, y descubre un largo corte en su nuca por el que sale sangre a borbotones. Comienza a hacer magia medicinal para cerrarlo así que devuelvo mi atención al rey confiando en que Alexis se encargará de Ethan.
-Acaba con él, Arthur, puedes poner fin a ese ciclo, no volverá a hacerte nada.- Afirmo y mi hermano no se lo piensa dos veces antes de levantar al rey por el cuello, ahogándolo.
El color del rey comienza a cambiar, no deben quedarle más de unos segundos de vida. Pero entonces, sus manos se tornan garras, su cuerpo comienza a cambiar. Y de un segundo para otro, tengo a un león frente a mi y Arthur yace en el suelo con un enorme corte en el costado. Lars corre hacia mi hermano, y yo empuño mi daga por puro instinto, los lobos gruñen a mi espalda y se que estoy a punto de enfrentarme a un león.

Corona de magosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora