ARTHUR
Las celdas están a las afueras de la ciudad, aunque apenas tardamos unos minutos en llegar. Por el camino me ponen al tanto de la situación, el hermano de Nala es un brujo sombrío, es también amigo de Lars pues ambos impartían clase en el mismo lugar. A pesar de ser un respetado profesor fue detenido por la estúpida nueva ley.
Me ofrezco a intentar "negociar" con el carcelero, Lars se opone rotundamente.
-Bien, entonces, ¿qué hacemos?- Pregunto en un intento de demostrar mi punto.
-¿No te apetece colarte en una cárcel, príncipe?- Pregunta Lars riendo.
-No vais a vais en la cárcel- Afirma Nala convencida. -Es imposible, ya lo intente- Admite y no puedo evitar reírme, quizá por culpa del estrés.
-¿Entonces que...- Comienzo a preguntar pero una explosión me detiene.
Por el camino que entra en la ciudad aparecen una docena de caballos, sus jinetes armados hasta los dientes. Lanzan una especie de bombas a los árboles cercanos, prendiendoles fuego. Los guardas de la cárcel no tienen otra opción que dividirse, saliendo la mitad a apagar el fuego. La legión se divide también, consiguiendo parte de ella entrar a la cárcel.
Sin pensarlo mucho agarro mis hachas y entró a la cárcel camuflado entre ellos. Los veo luchar contra los guardias, de un modo tan limpio que parece más un baile que una batalla. Los soldados empuñan sus espadas, todavía a caballo, las hojas de sus armas rodeadas por un espeso humo, prácticamente negro. A cada corte, por pequeño que sea, el guardia cae al suelo de rodillas, para segundos más tarde desplomarse por completo. Aparto mi cerebro de la batalla y dirijo mi vista a las celdas, todas abiertas. Intento buscar al hermano de Nala, nunca lo he visto, lo cual dificulta las cosas, pero finalmente encuentro a un joven prácticamente idéntico a ella. Intento alcanzarlo, un soldado se interpone entre nosotros.
-No eres un guardia, así que tendré piedad, tu muerte no me beneficia, así que marchate antes de que lo haga.- Amenaza el joven soldado, que no pude ser más mayor que Ariadna.
Me planteo atacar pero algo dentro de mi me lo impide, y siguiendo ese impulso salgo de allí.
-Imbécil- Grita Lars nada más verme salir. -Dime que lo has visto al menos.
-Sí- Respondo mientras llego a su lado.
-Bien- Dice sonriendo mientras carga una flecha en un arco, que ni siquiera sé de donde a sacado. -Entonces es nuestro.
Nada más aparece un jinete con dos hombres encima, veo una flecha salir disparada hacía el cuello. La montura cae, tirando también a sus jinetes. Lars ya tiene un flecha apuntado a la frente del soldado antes de que está pueda levantarse.
-¡Thabo!- Grita Nala, y su hermano corre a abrazarla.
-Alto, ¿qué haces, Novilunium? ¿Por qué vuelves a quienes ten encarcelaron?-
-Ellos no me encarcelaron, es mi hermana.- Replica el todavía sin separarse de Nala.
-Él tiene derecho a escoger, ¿no es así?- Pregunta Lars desafiante.
-Si lo que quieres es vivir entre estos hipócritas discriminadores, es tu decisión, hermano.- Afirma pero dirigiéndose a Thabo y no a Lars.
-Esto es lo que quiero.- Afirma -Lo siento.- Asegura, y es la disculpa más sincera que he oído en mi vida.
-De acuerdo.- Dice el joven y suena triste, pero no dice nada más, si no que se gira y extiende el brazo, el siguiente jinete en pasar estira su brazo también para subirlo a su caballo.
Y en apenas unos minutos todos los soldados han desaparecido y el silencio y oscuridad vuelven a invadirnos.
Thabo tarda unos minutos en darse cuenta de nuestra presencia.
-Gracias- Dice mientras se lanza a abrazar a Lars. Se separan y él lo besa, aparto la mirada sin saber muy bien por qué. -Sabía que podía contar contigo, Lars , eres todo un caballero.- Bromea, y Lars se torna rojo, no dice nada.
-¿Quién es el nuevo?- Le pregunta guiñándole un ojo.
-Soy Arthur- Contesto cansado de que actúen como si no existiera. Lars me acerca a él pasando su mano sobre mis hombros.
-Es mi agarim- Remarca y no puedo evitar sonreír.
-Gracias a ti también, Arthur.- Estoy a punto de responder cuando añade- ¿Tú también quieres un beso cómo recompensa?- Bromea pero instintivamente retrocedo, aunque río también.
Caminamos de camino a la ciudad, los hermanos nos invitan a una copa, y quiero aceptar, Lars se me adelanta rechazándola argumentando que estamos cansados y que mañana mismo debemos volver a Tolessirante.
Me encierro en el baño nada más salir Lars de el. La primera ola de sentimientos me invade dejándome devastado. De algún modo ya estoy acostumbrado a esto, apago lo que siento siempre que estoy acompañado y en cuanto estoy solo todos los sentimientos me invaden, prácticamente ahogándome.La culpabilidad es el peor de todos, el peso de la cantidad de vidas que he estropeado a base de decisiones egoístas.
Pienso en todos esos niños abandonados, toda esa gente encarcelada. Todo porque dejé que él se acercara a Ariadna. Porque nos traje aquí. Porque dejé que nos quedáramos sin dinero (y por eso necesitáramos venir a Salem). Porque huí. Porque no lo maté en cuanto pude. Porque no morí cuando la Muerte me llamaba.
Mis propios pensamientos me abruman, no soy consciente del tiempo que pasa, pero de algún modo se que estoy llorando en el suelo de un baño en un motel en medio de Denamla. Por un momento este pensamiento me hunde más, ni siquiera sé que estoy haciendo.
No se en que momento pasa, pero Lars entra al baño.
-Arthur- Sura -¿Qué demonios te pasa?- Pregunta preocupado -Tus... tu... no se que pasa pero todo es un lío ahora- Explica, aunque más para si mismo -Arthur, escucha, sea lo que sea que estás pensando, no es así. Te estás hiper centrando en una perspectiva y puede ser una completa mentira. Así que necesito que te calmes, respira tranquilo. ¿Vale? Hablaremos sobre lo que esteas pensando, te aseguro que todo estará bien.-
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Corona de magos
FantasyAriadna odia tener que pasar las vacaciones en Salem. Pero este año parece que las cosas no van a ser tan aburridas. Después de un misterioso encuentro su hermano comienza a actuar raro. Esto la lleva a descubrir numerosos misterios sobre su familia.