ARTHUR
Astrid se lleva a Ariadna a la ciudad, según ella para poder iniciar su entrenamiento. Eris también emprende su camino de vuelta, aunque nos promete su ayuda en caso de que la necesitemos.
Me quedo a solas con Lars, por lo que no me queda más remedio que hablar con él, a pesar de que no quiera hacerlo. La tensión se palpa en el ambiente así que hablo para romper la tensión.
-Siento mucho haberme emborrachado anoche, no sabía que la bebida fuera tan fuerte- Me disculpo con la esperanza de que olvidemos el tema.
-De eso quería hablarte- Genial.
-No recuerdo mucho después del primer trago, aunque teniendo en cuenta experiencias similares posiblemente me pasara la noche diciendo tonterías. Los siento. -Una pequeña mentira para ver si deja pasar el tema.
-Si- Dice él de forma cortante- Tonterías.
Nos pasamos unos segundos en silencio pero él vuelve a hablar.
-Deberíamos conseguir también algunas cosas para tí. Pero primero debería pasar por casa a ver si consigo más tockens.- Me comenta.
-No necesito nada, Lars. Creo que ya has gastado suficiente en nosotros.-
-Quizá, pero el príncipe debería entrar al palacio vestido como tal.- Insiste.
-A no, de eso nada, no pienso comprarme ropa cara y pija sólo para ir al palacio.- Me niego yo.
-Bien pero por lo menos debes llevar ropa más típica de aquí, destacas un poquito con esa camiseta.-
-Un respeto, es la camiseta de uno de los mejores grupos de la historia.- Digo fingiendo estar muy ofendido.
-No tengo ni idea, pero si tú dices que es un buen grupo te creo. Ahora vamos a vestirte como un buen hechicero.-Pasamos por el mercado de la ciudad y Lars comprueba que efectivamente no le quedan suficientes tockens.
-Ves, son señales para que me dejes vestir así. -Insisto
Pero él se empeña en ir a su casa a por más tockens, alegando que también los necesitamos para pagar a Astrid.
Espero fuera de su casa, unos minutos después él sale, con otra ropa pero sin tockens.
-Mi padre ha cambiado la cerradura de su despacho y es imposible forzar esta. Pagaré a Astrid los tockens que tengo y así que espero no necesitar nada más hasta llegar a Tolessirante.-
-Te dije que habías gastado demasiado en nosotros.-
-Buenos eres mi príncipe al fin y al cabo. Y Ariadna mi princesa, os lo debo de cierto modo.- Pongo los ojos en blanco.- Y ahora hazme el favor de entrar.
-¿Para qué?-
-Ya te lo he dicho, no pienso llevarte así al castillo. Te dejaré algo de mi ropa.-
-Eres muy pesado- Digo entre riendo y enfadado.
-Lo sé, pero créeme que me agradecerás esto. No querrás presentarte ante el rey con la ropa que llevas dos días usando, ¿verdad?-
Diez minutos después estoy vestido con ropa propia de nobles. Pantalones de vestir, camisa, capa y todo lo que podrías imaginar a un noble medieval vistiendo.
-Perfecto.- Dice Lars.
-No creo que la ropa pueda cambiar tanto a alguien.- Digo riendo.
-No, no lo hace. Yo me veo horrible con eso puesto, en cambio tú. Tú pareces un príncipe de cuento de hadas.-
Me sonrojo sin poder evitarlo, pero el recuerdo de su mirada anoche tras separarme de él se apodera de mi mente matando cualquier chispa de esperanza.
-Vayamos a comer algo, Príncipe.-
-¿No vas a dejar de llamarme así verdad?- Él ríe.
-Es que siento que Music boy es un poco infantil, y eres mi príncipe al fin y al cabo.
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Corona de magos
FantasyAriadna odia tener que pasar las vacaciones en Salem. Pero este año parece que las cosas no van a ser tan aburridas. Después de un misterioso encuentro su hermano comienza a actuar raro. Esto la lleva a descubrir numerosos misterios sobre su familia.