36 - olvidar

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Sarah

No tenía palabras para describir lo feliz que estaba, me costó creerlo pero de verdad íbamos a casarnos, él se mostraba feliz incluso organizó una pequeña fiesta con nuestro conocidos para anunciarlo. Estaban sus amigos, mi madre, incluso su padre estaba en camino, todo muy bien controlado y seguro, pero mi alegría se fue en cuanto la vi entrar a la cocina junto a Sam. Ambos se acercaron mientras yo ordenaba un poco los bocadillos.

- Ámbar quiere decirte algo -habló serio. Ella se mostraba sumisa e inocente, sin tanto maquillaje y un vestido corto.

- Solo quería pedirte disculpa por como te traté la última vez que nos vimos -habló despacio. Entonces entendí que pasaba.

- ¿Podrías dejarnos a sola un momento? -le pedí a mi futuro esposo, quien con seriedad y amargura miró a Ámbar, y luego se marchó- ahora si, sin presiones, conmigo sé sincera y directa -hablé dura porque ella realmente no me caía bien y eso de las disculpa se notó tan falso.

- De verdad vengo a disculparme -habló con un semblante triste- me di cuenta que Sam vale mucho para mi, y no quiero arruinar su felicidad, sé que sientes celos cuando estoy cerca de él, pero es que estamos tan acostumbrados a tratarnos que me obligó a pedirte disculpa -suspiró y sonrió- no quería aceptar que Sam te amaba a ti y no a mi, sé que eres importante para él, así que debo tratarte como tal, ya sabes lo gruñón que se pone a veces así que no quiero más problemas con él, me comunique y me contó lo del compromiso, entendí que de verdad tenía que disculparme contigo y aceptar que perdí el amor de Sam, pero al menos quiero que estemos bien, por eso le prometí que te pediría disculpa -bajó su mirada, su discurso pareció muy convincente, pero mi instinto me decía otra cosa, algo en su actitud no me gustaba, pero traté de no mostrarme desconfiada.

- Acepto tus disculpas -hablé sería. Ella sonrió apenas.

- De verdad lamento haberte ofendido, a veces actuó sin pensar -habló falsamente, se le notó a leguas.

- Mira Ámbar, seré sincera y me ahorraré berrinches, el respeto es lo único que te pido, su amistad no me inporta, solo quiero que sepas cuál es tu lugar y cuál es el mío, yo seré su esposa y tú, una simple conocida -la miré sería. Debía ponerla en su lugar antes de tener escándalos con ella, ya sabía que era una chica descarada y caprichosa.

- Sé cual es mi lugar, solo quiero estar bien con Sam, hemos pasado por tantas cosas juntos, él me contó que te entregó el anillo de su madre, es precioso, un diamante en forma de corazón, es muy importante para él, eres afortunada -dijo con una pequeña sonrisa. Dejando en evidencia que ellos eran realmente muy íntimos. Por un momento creí que solo a mi me lo había dicho, hablar de su madre siempre fue duro para él. Era evidente que ambos tenían mucha confianza y eran muy cercanos.

- Lo sé -sonreí de lado y con disimulo acaricie mi cuello dejando a la vista el anillo- tengo que ir a atender a mis invitados, pero pasa sé bienvenida -ella me observó molesta. Entré al patio algo preocupada por aquella conversación, Ámbar no parecía ser una mujer que quiera renunciar a algo tan fácilmente, se le notaba que le molestaba, pero supongo que Sam le advirtió sobre mi, no sabía que pensar. Al instante que salí Sam se acercó.

- ¿Qué te ha dicho? -preguntó atento.

- Nada, solo se disculpó -hablé con una sonrisa para que no notara el mal gusto que me hacía tenerla aquí. Él obviamente se dio cuenta pero negué con la cabeza y le sonreí nuevamente, Sam me besó y con eso logré relajarme.

- No volverá a molestarte, de eso me aseguró yo -habló firme, amargando un poco mi ánimo. Si mierda, me molestaba que fueran tan cercanos y no ser la única con quién pueda compartir sus cosas, tendré que lidiar con eso toda mi vida.

Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora