28 - volviendo al pasado

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SAM

Mi mandíbula se apretón con molestia al verlos mirarse de esa manera, lo detestaba joder, lo detestaba tanto, tal vez sea normal aborrecer a las personas como él, que tiene una vida perfecta y la gente lo quiere cerca porque es agradable. Lo envidiaba, envidiaba todo lo que tenía como persona, me sentí estúpido admitirlo, pero era la pura verdad. Pero no podía soportar la mínima idea de imaginarme a Sarah en brazos de este niñito de mamá, ni en los de nadie. Y me asusté pensar que existían miles de hombres mejores que yo en aspectos personales, que no parecían de trastornos de personalidad y eran libres de expresarse como querían y cuando querían. Me asustaba aceptar de que aunque tenía su amor, haya muchas posibilidades de que pueda conocer a alguien más, tal vez esa sea la razón por la que no soportaba que estuviera cerca de una persona masculina. Estaba asustado, nunca me había asustado de nada ni cuando supe que tenía una muerte segura y aquí estoy, viendo a mi niña esgrima tomando la mano de ese tipo, quien era su ex novio, y mirándolo de esa manera, como si fuera la persona más importantes en su vida. Eso me enfureció mucho.

— Iré por mi teléfono —avisó ella. Se retiró advirtiéndome que me portara bien con Daniel, yo solo le sonreí con paciencia y en cuanto se fue, mi sonrisa también. Miré al niño con ojos de asesino y él lo notó.

— Oye, sé que esto es complicado, pero estoy dispuesto a intentar llevarnos bien, por Sarah, ellas nos necesita a ambos, así que ¿qué dices? —me habló con tanta confianza que me causó gracia.

— Escucha idiota, Sarah es mía, ya no necesita nada de ti, me tiene a mi ahora, así que te pediré que no rompas el limite y entonces todo estará tranquilo entre tú y yo —le dije lentamente para que entendiera cada palabra. Él me miró con temor haciéndome sonreír con satisfacción porque era justo lo que quería provocar. Tragó saliva ruidosamente.

— Está bien, entiendo que tengas tus inseguridades sobre mi, porque Sarah y yo fuimos... —

— Callate! —le gruñí— no digas esas estupideces o juro que... —

— ¿Juras qué? —me interrumpió la voz de Sarah. Me miró con decepción y luego le entregó una mochila al niñito— ¿podrías preparar el auto? Saldré en unos minutos —le dijo a Daniel con voz apagada. Entonces me maldije con palabras que ni siquiera sabía si existían. Él se fue y ella se volteó para enfrentarme, aunque se veía tierna con el ceño fruncido, sabía que estaba en problemas— ¿qué mierda estas haciendo? —soltó furiosa— te dije que no lo trates mal porque es importante para mi —me reprochó de brazos cruzados mientras yo los recibía sin quejarme— ahora lo has asustado —

— Genial porque es lo que quería —dije de mala gana— ¿cómo quieres que lo trate? Es tu maldito ex novio, ¿quieres que lo invite una cerveza y hablemos de la vida? Por dios, sabías perfectamente cómo me pondría de solo verlo ¿crees que es lindo verlos mirarse de esa forma y recordar como se besaban frente a mis narices y... —Sarah me interrumpió con sus labios, la besé con ferocidad con enojo, mordí su labio y ella se quejó.

— Tienes que controlar tus malditos celos —me susurró   mirándome a los ojos.

— No será sencillo —le advertí. Ella soltó una tierna risa pero podía ver aún su enojo.

— Me gusta que me celes, pero no con Daniel, no lo veas de ese modo, él estará conmigo te guste o no, eso es seguro, pero no quiero que lo asuste ni nada de eso, no te pido que establezcas una mistad solo que se lleven bien, sin tensiones ni celos —suspiró— ambos son importantes para mi y no quiero que estén de esta manera, me lastima —sus ojos se notaban heridos y solo pensar que fue mi culpa, me tense y mi cabeza me decía que estaba haciendo lo mismo que hace 4 años, dañarla.

Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora