24 - "no quiero herirte"

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SARAH

Estaba nerviosa, mis piernas no paraban de temblar, sentí una presión en el estómago y en el pecho, que me provocarin dolor y sofocamiento. Esperé fuera del auto ,ojee la parte delantera del aeropuerto queriendo encontrar el rostro de Daniel. Por fin podía verlo, tuvo razón con que se pasaría rápido el tiempo, pero no estaba preparada para enfrentarlo. Esa mañana me había despertado rígida y emocionada de poder verlo después de un mes demasiado pesado para mi corazón. Sam no volvió a hablarme de cosas fuera del trabajo y eso me relajó un poco, pero todo lo que estaba por llegar, no podía predecirlo. Mis ojos se encontraron con los de Daniel y una vez que me vio, corrí a él y lo abracé como si eso podría acabar con el dolor de decepcionarlo.

— Preciosa —me dijo cuando nos separamos.

— Te extrañé muchisimo —le dije con ganas de llorar.

— Ya me di cuenta —bromeó— yo también te he echado de menos —volvió a abrazarme.

— Ese mes a sido una eternidad —comenté cuando nos dispusimos a ir al auto.

— Lo sé, ha sido demasiado, pero ya se acabó —me calmó con una de sus típicas y radiante sonrisa. Conduje con la mirada de Daniel puesta en mi, me observaba como si quisiera decirme algo pero no sabía si era el momento adecuado.

— ¿Y qué tal está tu madre? —rompí el silencio.

— Muy bien, está perfecta —contestó con una sonrisa.

— Me alegro por ella —

Luego ya no hablamos el resto del viaje hasta el departamento, allí nos esperaba Melanie. Los tres pasamos la noche haciendo tonterías para divertirnos y aunque reí bastante, eso no quitó el mal gusto que tenía. A la mañana siguiente ambos despertamos para ordenar un poco el desastre que hicimos anoche.

— Te ves desanimada —escuché a Daniel.

— Solo no he podido dormir lo suficiente —le dije queriendo evitar hablar de cómo me sentía. Él entró a la cocina donde estaba lavando los trastes.

— Dejalo y mirame —me pidió.

— Daniel —traté de convencerlo de no hablar.

— Solo quiero que me digas que es lo que pasa —sonó algo molesto. Justo entonces terminé de asear y me volteé para enfrentarlo.

— Ya te dije solo no he descansado lo suficiente —mentí otra vez, pero era evidente que no era buena en eso.

— ¿Y por qué no has dormido lo suficiente? —rodé los ojos ante aquello.

— Anoche estuvimos hasta tarde —traté de safar.

— No, nos fuimos a dormir antes de las 10 —

— Pues para mi eso es tarde —le dije molesta por sus preguntas. Era como si quisiera que discutamos el primer día después de todo un mes sin vernos.

— Está bien —se rindió. Se fue a su habitación molesto haciéndome sentir fatal. Esa tarde decidí sentarme en una silla en el pequeño balcón , leyendo un libro y disfrutando del hermoso paisaje, el aire tibio que acariciaba mi rostro suavemente y el cielo naranja y violeta, me hacían sentir bien, eliminaba todos los problemas y complicaciones, hasta que vi a Daniel parado en el umbral de la puerta.

— ¿Qué sucede? —le pregunté ante su silencio y mirada seria.

— Quiero que hablemos —dijo con su voz firme. No ,por favor no.

— ¿Hablar sobre qué? —quise sonar relajada, pero mi corazón bombeaba rápidamente.

— Sentémonos en el sofá —me indicó entrando al departamento. Le seguí, dejé el libro sobre la mesilla frente al sofá y me posicioné junto a él.

Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora