14- Almuerzo

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SARAH

Bueno, tenía el empleo, no me sorprendió, supongo que el amigo de Sam tuvo algo que ver en eso, pero quería pensar que fui yo la que pudo entrar por mi misma y no porque convencieron al dueño.

— ¿Y? —preguntó Daniel cuando llegué al departamento después de ser solicitada por recursos humanos de la compañía.

— Tengo el empleo —dije con aire preocupada.

— Eso es genial, bebamos un poco de vino para celebrar —habló feliz, tan alegre que se me olvidó por completo el derrumbe que provocó su falta de interés en los últimos días.

— Está bien —accedí no tan convencida. No era de beber, pero supongo que debiamos celebrar porque tenía un empleo— este vino es exquisito —opiné después de beber un par de sorbos.

— Lo es —habló con una sonrisa.

— ¿Enserio no te molesta que trabaje en esa compañía? —pregunté por enésima vez.

— No, bueno si un poco, pero no es como para que derroches un empleo —su voz sonaba divertida.

— Me divierte cuando te pones celoso, eres como un niño —dije entre sorbos de la copa y pequeños bocados del Bífet que preparé para la cena.

— Bueno, me hiere que eso te divierta, cuando tengas celos sabrás la tortura que es —

Oh Daniel, eres tan auténtico y perfectamente abierto.

— Confío en ti —dije segura. Él me miró con su rostro serio, lo cual me indicó que algo estaba pasando.

— Y yo en ti —dijo mirando su plato. Estaba mintiendo. ¿por qué miente?.

— Daniel, me incomoda esto pero quiero decírtelo —dije seria, él suspiró— ¿qué te está pasando? Has estado muy distante estos ultimas días —suspiré por haberle dicho al fin lo que estuve reteniendo.

— No quería que supieras —me miró triste— mi madre tuvo un accidente y pues, estuve en contacto con mi padre, ella está mal —habló entre susurros. Oh Daniel, entonces estuviste sonriéndome mientras sufrías por tu madre. Me sentí una estúpida por pensar que había alguien más.

— Tiene que ir con ella —le dije tomando su mano.

— No quiero dejarte sola Sarah, menos cuando hay un tipo tras de ti, tengo fe en que ella mejorará —

Dios, era tan sensible a veces, tan positivo ,pero sabía que quería ir corriendo a donde está su madre, pero yo era lo que lo retenía, no quería que estuviera preocupado he infeliz por mi culpa.

— Y yo no quiero que estés lejos de tu madre cuando ella te necesita, no quiero retenerte aquí, quiero que vayas, por favor —le pedí apretando su mano cariñosamente.

— No lo sé —suspiró.

— Por favor, hazlo por ella, te necesita, necesita de su maravilloso hijo —traté de convencerlo.

— ¿Estás segura? Realmente no quiero que te ocurra nada a ti —se preocupó, lo cual me dio tanta ternura.

— Segura, te prometo que te llamaré cada noche para decirte que estoy bien —sugerí, él sonrió a penas y asintió.

— Está bien, pero cada noche —me advirtió a lo cual sonreí.

— Cada noche señor —prometí tratando de animarlo.

— Hablo en serio —dijo serio, lo cual me borró la diversión.

— Si Daniel —dije poniendo los ojos en blanco.

Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora