8-Inseguridad

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SAM

Estuve casi una hora viendo la pista como varios corredores de la zona practicaban, no tenía ánimos para nada, seguía pensando en como el rechazo de esa chica me afectó.

— ¿Vas a correr o seguirás allí pensando en quien sabe qué? —me animó Cody.

Dejé a un lado mis pensamientos y me coloqué mi traje para luego subir al auto de formula 1.Recorrí tres vueltas en 40 segundos, cuando mi récord era de menos, claramente algo me pasaba.

 — Eso estuvo...genial —opinó un hombre que al parecer trabajaba en este lugar— es increíble que estés corriendo en nuestras pistas —comentó emocionado.

— ¿Qué te sucede? —me preguntó Cody a la vez que salí del auto y me quite el casco.

— Nada —dije evitándolo.

— Dime que te sucede, y no te excuses de que es la pista, evidentemente eres tú —siguió insistiendo.

— Solo estoy cansado —le dije entrando a los vestidores.

— Estuviste una semana sin hacer nada ¿y dices que estas cansado? —pregunta provocando en mi, un fastidio inmundo— esto es por esa chica¿ no? La tal Sarah —interrogó de mal humor.

— Me estás tocando los huevos, no te importa mi vida personal —exploté.

— Claro que me importa, eres como mi hijo y me preocupo por ti –Ja!, si claro Cody.

— No, lo que a ti te preocupa es que no gane, eso todo —dije enfrentando su mirada que reflejaba ira.

— Sabes que no es así —habló después de un leve silencio.

— Déjame sólo —pedí dándole la espalda . Me quité aquel traje y lo cambié por mi casual ropa deportiva. Cody se marchó sin decir nada, me senté en un banco y coloqué la cara entre mis manos. Sentía que algo me faltaba, me sentí perdido , sólo, a pesar de tener miles de personas detrás de mi y me fastidia que eso no me reconforte.

 Guardé mi traje en el casillero donde al abrirlo me encontré una rosa negra con una nota, la cual decía ,tu rosa se marchitará. No le dí importancia y la dejé allí. Regresé a mi casa y descansé en mi gran sofá.

Los días pasaban muy lentos y cada vez iba peor en la prácticas, parecía que no tenía un propósito para eso, Cody solo me miraba decepcionado al igual que el resto de mi equipo, me sentía horriblemente distraído y nada me hacía recuperar la conciencia ,ni las rosas negras con la misma nota que aparecía en mi casillero , no me sorprendió tampoco, recibo muchas cosas de parte de mis admiradores.
El sonido de mi teléfono inundó el ambiente silencioso de mi habitación, verifiqué que Ámbar estaba llamando, no tuve opción que atender.

— ¿Que? —contesté indiferente.

— ¿Podemos hablar? —preguntó en un hilo de voz. No quería verla llorar, porque sabía que provocaría lágrimas y que no estaba en mis mejores estado, estaba molesto de mi mismo y cuando me encontraba de esa forma, no controlaba lo que hacía, luego tenía que lidiar con las consecuencias que provocaba mis actos irracionales, cegado por esa furia que era parte de mi y que no podía evadir por más que lo intentase. Pero debía enfrenrla de una vez por todas.

— Está bien —dije después de un silencio.

— Iré a tu casa ,en 10 minutos estoy allí —me avisó antes de cortar sin dejar que reaccionara hacía su ansiedad.Y como dijo, 10 minutos después la tenía sentada frente a mi, en la sala. Estuvimos un buen rato en silencio.

— ¿Aún la amas? —su pregunta me cortó la respiración.

— yo... —divague

— Por favor se sincero conmigo —suplicó con sus ojos cristalizados.

Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora