SARAH
Al otro día me monté en mi auto ya con un neumático nuevo. No logré descifrar como me sentía, la lluvia que estaba cayendo me decaía un poco, hacía frio y mi rostro seguramente estaba rojo. Llegué a la compañía queriendo no encontrarme con Matt quien siempre estaba rondando por aquí en recepción, pero gracias a Dios que no lo vi, no podría hablarle después de aquel almuerzo. Entré al ascensor y antes de que se cerraran las puertas, una mano que conocía las detuvo.
— A horario señorita Elmor, muy bien —dijo entrando al ascensor junto a mi. No dije nada y solo me mantuve callada— ¿cómo se encuentra el día de hoy? —me preguntó posicionándose detrás de mi.
— Bien, gracias por preguntar —le contesté solo porque era educada. Él no dijo nada y eso me pareció raro, lo observé por encima de mi hombro y lo atrape viéndome el trasero mientras mordía su labio inferior— ¿qué mierda? —me quejé roja como un tomate, mi cuerpo se tensó por completo, pero tuve las agallas de reclamar— deja de mirarme el trasero —le dije enojada, aun que también algo excitada por como sus dientes apretaban su labio rosado y carnoso.
— Disculpe mi atrevimiento, es que...fue inevitable —elevó sus manos en forma de inocencia y con una sonrisa de oreja a oreja.
— Eres un pervertido —escupí colocándome a un lado para que no siguiera viéndome el culo.
— Creí que eso te gustaba —lo oí susurrarme. Oh Dios. Mi corazón dejó de latir, un calor sofocante se expandió en todo mi cuerpo hasta concentrarse entre mis piernas mientras recordaba mi primera vez, su cuerpo ,mi cuerpo, sus manos , sus caricias, mis gemidos. Maldición!.El ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron, inspiré hondo y salí primera, a pasos lentos y sintiendo algo húmedo, me dirigí a mi escritorio y lo miré, sus ojos irradiaban y su sonrisa pervertida seguía intacta. Cuando al fin entró a su oficina solté un fuerte suspiro y traté de relajarme. Por la tarde, casi las 4 ,él me llamó, entré volviendo a sentir el calor en mi cuerpo al verlo sin su saco, aquella camisa blanca resaltaba sus músculos y una vez más me imaginé su desnudez. Anhelaba tanto volver a verlo en poca ropa, quería ver cuanto había trabajado su cuerpo.
— ¿Qué necesita? —le pregunté queriendo sonar normal. Pero mi maldita voz me falló.
— ¿Se siente bien? —preguntó al fin mirándome con esos preciosos ojos azules.
— Si —fue lo único que logré decir.
— De acuerdo, necesito que recojas a Eliot del colegio y lo traigas aquí —me ordenó bajando su mirada.
— Está bien —dije volteando para irme. Una vez más lo atrapé viéndome el culo, pero esa vez no dije nada, en el fondo me gustaba que me mirase, me hacía sentir hermosa de alguna manera.
Me monté en mi auto y conducí hasta la escuela del pequeño que una vez creí que era hijo de Sam. Al llegar esperé en la gran entrada junto a padres que también fueron a recoger a los niños, revisé mi teléfono mientras tanto y noté que no tenía ningún mensaje, de nadie, sentí que estaba totalmente aislada. Guardé rápidamente el móvil al escuchar una campana y ver niños salir corriendo, esperé unos segundo hasta que reconocí al pequeño de cabello castaño y ojos celestes, él se acercó a mi y me dedicó una sonrisa.
— Tú ,eres Sarah —afirmó.
— Así es ¿cómo lo sabes? —le pregunté algo asombrada .Señaló con su dedito mi placa que colgaba en mi saco. Que idiota— oh claro —dije y solté una risita torpe— vamos, Sam te está esperando —le dije abriendo la puerta de los asientos traseros del coche, él subió sin decir nada y se colocó el cinturón de seguridad antes que se lo pidiera. Ese niño era muy listo. Me posicioné en el asiento de piloto y arranqué el motor.
ESTÁS LEYENDO
Mi Amor Eterno : Ayer, Hoy Y Por Siempre.
RomanceSEGUNDA TEMPORADA DE " MI AMOR PELIGROSO" Sam había pasado 4 años queriendo llenar aquel vacío que dejó su primer amor. Su ambición lo llevó a ser un hombre solitario, temido muchas veces, aunque para él, eso no era nuevo. Pero había algo dentro que...