Mew.
Rara vez me importa ir a trabajar, pero no suelo esperarlo con tanta anticipación como ahora. Espero el tiempo suficiente como para que se llene el local y luego salgo a averiguar cómo le está yendo a Gulf.
Me he considerado en la obligación de darle ese rato para acostumbrarse antes de dar la cara. Estoy seguro de que verme lo pondrá nervioso. Sé que le gusto, o por lo menos eso pienso. Es solo que no quiere que le guste y eso solo sirve para aumentar mi interés.
No me importa jugar con él al gato y al ratón; de hecho, estoy dispuesto a ello con tal de meterlo en mi cama. En estas cuestiones me suelo guiar por el instinto y en esta ocasión me dice que esperar por él valdrá la pena.
Cuando estoy en mitad de la pista, echo un vistazo por encima del océano de cabezas y mis ojos caen, directamente, en la barra. En Gulf. Tengo una buena imagen de él. En parte porque soy más alto que la gente que se interpone entre nosotros y en parte porque ya está rodeado por un buen número de hombres. Lo veo sonreír a un cliente mientras mezcla ron con cola. Lo observo coger su tarjeta de crédito y cobrarle como si lo hubiera hecho todos los días de su vida durante años.
Es bueno y eso me encanta.
No se me hubiera ocurrido no contratarlo aunque fuera malo, pero es una suerte que lo haga tan bien. «¡Oh, sí! Sin duda merece la pena».
Mi mente quiere recrearse en la fantasía de tumbarlo sobre la barra cuando el club esté vacío, despojarlo de su ropa y lamer su suave piel. Combato aquellos pensamientos con fuerza y me concentro en el presente; en la demostración. Él no sabrá nunca que no es necesaria; que pienso contratarlo de todas maneras, pero quiero ver su demostración igualmente, por mi propio placer por encima de todo.
Me abro paso a codazos entre la multitud, hasta que por fin logro llegar a su lado. Me detengo en el borde del círculo de tipos que lo rodean y espero a que levante la vista y me vea. Cuando lo hace, veo que hace una pausa momentánea. Apenas es perceptible e imagino que no se habrá fijado nadie, pero yo sí lo hago y eso es lo importante. Se humedece los labios con un gesto nervioso antes de sonreír.
Le guiño un ojo, solo por ver cómo reacciona. Gulf vuelve a hacer una imperceptible pausa y se le ponen rojas las mejillas. Luego aparta la mirada. Lo observo fruncir el ceño. No creo que sea consciente de lo que está haciendo.
«¡Joder! Me encanta; reacciona ante mí incluso aunque no quiere». No sé por qué intenta resistirse a la atracción que hay entre nosotros con tanta fuerza, tampoco soy tan malo. Estoy sano y en forma, soy un empresario de éxito que no tiene deudas, y sé que no estoy precisamente mal. O eso me han dicho.
Me acerco más a la barra, hasta que puedo apoyar un codo en la superficie mientras miro al grupo de hombres.
—¿Qué les parece, chicos? Tenemos a un nuevo barman para una demostración.
Lanzan gritos al unísono. Gulf tiene ya su club de fans. Sí, va a ser una adquisición fabulosa para el club. Escucho las ideas sobre que baile en la barra o que cante, luego las voces comienzan a acallarse hasta que unas palabras se escuchan por encima del resto, unas palabras que, de pronto, todos comienzan a corear.
—¡Body shot! ¡Body shot! ¡Body shot! —gritan para que la prueba consista en lamer una bebida de su piel. Él observa con interés cómo se decide su destino.
—¡Pues ustedes lo han dicho! ¡Será un body shot! —grito. Lo miro y levanto las manos con las palmas hacia arriba. —La suerte está echada. —asiente con la cabeza y esboza una sonrisa mientras se frota las manos contra los vaqueros—. Elige a tu víctima.
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Gulf's Decision
FanfictionDos gemelos, un triángulo imposible... Gulf solo quiere terminar sus estudios universitarios para regresar a casa y ayudar a su padre en su negocio. No está dispuesto a dejarle tirado como hizo su madre, incluso aunque ello suponga dejar su propia v...