Lo primero en lo que pienso al despertarme es en Mew lamiéndome el estómago, metiendo la lengua en mi ombligo, mirándome a los ojos de aquella manera profunda.
¡Santo Dios! Podría haberle devorado allí mismo.
«¡Malditos sean los chicos malos!».
Todo esto es culpa de mi debilidad por ellos, porque mi mente bien que me dice que debo buscar a alguien más adecuado. Alguien como Tharn.
Tharn. Suspiro su nombre mentalmente. Es tan increíble como su hermano. No podía ser de otra manera, dado que son gemelos, y si bien no posee esa cualidad malvada que me atrae como las abejas a la miel, tiene otras muchas que me encantan.
Suena mi móvil. Miro la pantalla y ningún nombre acompaña al número, lo que quiere decir que no sé quién me llama. Aunque estoy a punto de no responder, ya estoy despierto, así que lo hago.
—¿Diga?
—Buenos días —gruñe una voz ronca en mi oído. Por un segundo no solo reconozco al propietario, sino que reacciono a él. Noto mariposas en el estómago.
—Buenos días —respondo educadamente. Es Mew.
—Esperaba hablar contigo anoche, antes de que te fueras.
Su comentario trae a mi mente un recuerdo desagradable de la noche pasada. Un poco antes de que los últimos clientes salieran del edificio, Taryn desapareció por la misma puerta por la que había visto salir a Mew un poco antes y ninguno de los dos regresó. Marco me enseñó a cerrar el local y, cuando terminamos, se ofreció a acompañarme al coche. Mientras los dos caminábamos hasta mi Civic me sentía algo enfadado y no estaba dispuesto a esperar a Mew como un cachorro abandonado. Incluso aunque fuera mi jefe.
Así funcionaban las cosas. Recuerdo haber pensado que él era como todos los chicos malos; le encantaba la diversión, la excitación y era, irremediablemente, infiel. Tampoco es que tenga que ser fiel a nadie, pero me sorprendería si lo fuera.
Dejo a un lado esos pensamientos y me recuerdo a mí mismo que Mew no me importa. Es mi jefe y punto. Fin de la historia.
—No quise interrumpirlos a Taryn y a ti —le explico, odiando el sarcasmo que destila mi voz. Intento suavizarla un poco—. Marco me indicó todo lo que necesitaba, no te preocupes.
—¿Así que Marco?
«¿Es cosa de mi imaginación o ahora es su voz la que supura veneno?».
—Sí, se ha portado fenomenal conmigo.
—Mmm... —Hay una pausa de varios segundos antes de que continúe —. A Taryn le preocupaban algunos temas y teníamos que hablar de ellos anoche. Por eso te llamo.
Me siento aliviado al instante. Y no me gusta nada sentirme así, me cabreo conmigo mismo y, más que eso, me preocupo. Aquella llamada comienza a resultarme amenazadora.
—¿Hay algún problema?
—Mira, no me gusta andarme con rodeos o idioteces, así que voy a ser franco contigo; Taryn no parece especialmente interesada en entrenarte. No me ha dado una razón específica, solo que no le apetece. No voy a explicarte lo que pienso al respecto porque no importa. Lo único que importa es que quiero que trabajes en el Dual y sé que necesitas algo de ayuda. Por lo tanto, si tanto le molesta hacerlo, puede buscarse otro trabajo en el que sea completamente feliz.
—Entonces, ¿qué es lo que quieres decirme?
—Bueno, cuando hablé con Taryn decidió que prefería quedarse con nosotros, así que he pensado que será mejor que elijas tú mismo; si quieres que sea ella la que te entrene, lo hará. Si no, lo haré yo.

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Gulf's Decision
FanfictionDos gemelos, un triángulo imposible... Gulf solo quiere terminar sus estudios universitarios para regresar a casa y ayudar a su padre en su negocio. No está dispuesto a dejarle tirado como hizo su madre, incluso aunque ello suponga dejar su propia v...