Parte 26

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MEW.

Mi instinto me impulsa a alejarme deallí a toda velocidad. La mera idea depensar en confesarlo todo, de contar aotra persona mis secretos, hace que estéaterrado. 

No sé por qué voy aexplicárselo a Gulf, solo sé que tengoque hacerlo. Sin más. Es necesario queconfíe en él si quiero que él confíeen mí. La cuestión es que todavía notengo claro por qué es tan importantepara mí. Por qué me preocupa.Pero es así, me preocupa muchísimo. 

Él sabe que ocurre algo. Caminacomo si lo hiciera por una tabla sobreaguas infestadas de tiburones. Y supongoque, en cierto modo, es así, si es que amí y a la historia de mi familia se nospuede considerar escualos. 

Ni siquiera percibo el desorden quehay en mi apartamento desde anoche.Después de dejar a Gulf, me despojédel traje y lo tiré al suelo antes devolver a vestirme con mi ropa habitualpara cerrar el club. Luego me dejé caeren la cama boca abajo y dormíprofundamente hasta esta mañana,cuando Jake comenzó a golpear mipuerta para entregarme el coche de Gulf. 

¡Esto de tener una doble vida esuna mierda!Y ahora estoy aquí, preparándomepara contárselo todo a un chico que nohace mucho tiempo que conozco; paraconfesarle mi más profundo, oscuro,sucio y peligroso secreto. Y lo únicoque me preocupa es si él querrá seguirviéndome después. ¿No es una locura? 

—¿Quieres beber algo? Acabo depreparar café, así que todavía estácaliente. 

Él mira a su alrededor con estupor,como si intentara encajar las piezas deun puzle, pero no lo conseguirá. Ni enmil años adivinaría la verdad, a menosque se la cuente. 

—Gulf, siéntate en el sofá. Tetraeré un café. Después hablaremos. 

Creo que él lo necesita más queyo, que ya es decir. Sirvo dos tazasgrandes y lleno de agua caliente la jarrade café vacía para lavarla más tarde.Hace mucho tiempo que vivo solo y estetipo de cosas se acaban haciendoautomáticamente. 

Le tiendo una de las tazas y mesiento enfrente de él. No quieroagobiarlo físicamente y lo que estoy apunto de contarle no es bueno.Seguramente necesitará espacio despuésde escucharme. 

Me sorprende cuando es él quien habla primero, aunque no debería. Esun chico de armas tomar. No siemprese comporta así, pero sí cuando esnecesario. Como ahora. 

—No me gustan los juegos ni lasmentiras. Dime lo que ocurre. Laverdad. 

Tiene una expresión neutra, lo queindica que se ha preparado paracualquier cosa. Imagino que si existe unmomento ideal para dejar caersemejante bomba, es este. 

—Lo único que quiero es que medes la oportunidad para explicártelotodo. No quiero que salgas de aquí sinhaber escuchado la historia completa.¿Trato hecho? 

No se muestra de acuerdo deinmediato, lo que me pone un poconervioso, pero cuando lo hace sé que locumplirá. 

—Sí. 

Me pregunto por un segundo si debodecirle que repetir lo que va a escucharserá desastroso, pero decido no hacerlo.Eso sería como demostrarle que noconfío en él, algo que no es cierto. Setrata solo de que jamás se lo he contadoa nadie. Estoy seguro de que es normalque sea un poco suspicaz. 

—Soy Mew. 

Él me mira fijamente durante unosbreves segundos. Imagino las vueltasque debe estar dándole a eso. 

—Eso ya lo sé —replica conserenidad—. Lo que quiero saber es porqué estabas actuando como si fueras Tharn. 

—Porque también soy Tharn. 

Gulf's DecisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora