Parte 23

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No puedo dejar de sonreír otra vez. A pesar de las dudas que pueblan mi mente, es imposible no pensar en sexo cuando estoy tumbado sobre el pecho de Mew y dibujo su tatuaje con el dedo.

—¿Qué quiere decir? —susurro.

—Es un símbolo chino que significa «espectacular» —se burla. Suelto una risita tonta.

—Si no es cierto, que imagino que no lo será, debería serlo.

—¿Estás haciéndome un cumplido? Solo quiero asegurarme para saborearlo a tope.

Le doy un golpecito en las costillas.

—Haces que parezca horrible y mezquino solo porque no me desmayo a tus pies.

—No tienes por qué desmayarte a mis pies. Aunque si quieres, seguro que se me ocurre algo que puedas hacer mientras estás por ahí abajo.

Le miro y arquea las cejas.

—Sí, no lo dudo. —Meneo la cabeza al tiempo que vuelvo a apoyar la cabeza en su pectoral para seguir dibujando las formas de tinta—. En serio, ¿qué quiere decir?

Mew guarda silencio durante tanto tiempo que comienzo a pensar que no va a responder. Pero al final comienza a hablar.

—Es una composición de cosas que me recuerdan a mi familia.

Observo cada rasgo por separado y no soy capaz de distinguir imágenes. Trazo unas líneas que parecen dedos oscuros.

—¿Qué es esto?

—Simboliza el fuego que me la quitó.

Me apoyo en el codo y le miro a la cara.

—¿A qué te refieres?

Él parece desconcertado durante un segundo antes de responderme.

—Bueno, mi madre murió en la explosión de un barco. Pretendían matar a toda la familia. Mi padre está en la cárcel, acusado de haberla asesinado. Mi hermano y yo estamos... distanciados. Ese fuego acabó con mi familia. Con mi hogar. Ahora estoy solo.

Recuerdo que Tharn me contó que su padre estaba en la cárcel por asesinato. No volvimos a mencionar el tema, así que no sabía que su madre estaba muerta y que acusaban a su padre de haberla asesinado. Me muero de curiosidad y quiero saber más, por supuesto. En mi mente dan vueltas cientos de preguntas, pero no quiero presionarle.

—¿Te... te apetece hablar de ello?

Esboza una sonrisa amarga y educada.

—La verdad es que no, perdóname. Odiaría arruinar un día que ha comenzado tan bien. —Su sonrisa se hace más amplia cuando se inclina para acariciarme las nalgas. Noto que se endurece contra mi vientre, que apoyo en su cuerpo. Yo también sonrío.

—Bueno, pues vas a tener que enfriar esa pasión. Mi padre se levantará muy pronto y no sé si te he mencionado que es un tirador de primera.

—En ese caso... ¿qué te apetece desayunar?

—Sabia elección, valiente —me burlo de él con una risita.

—No te rías. ¿Para qué te serviría luego si tu padre me vuela la polla?

No le respondo, pero sonrío. Sin embargo en mi interior siento el corazón pesado como si fuera de plomo. Sé que Mew es mucho más que un magnífico amante. Es encantador y ocurrente, considerado y apasionado. Es inteligente e ingenioso. Posee muchas cualidades maravillosas que no tienen nada que ver con su habilidad entre las sábanas. «Y en un cuarto de baño público... Y contra la pared de la ducha...».

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