Parte 24

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MEW.

El regreso desde Salt Springs a Atlanta la noche del domingo no es exactamente lujoso. A fin de cuentas nuestro medio de transporte es una moto. Sin embargo, Gulf parece cómodo.

Noto su mejilla en la espalda y los muslos apretados contra los míos mientras se aprieta contra mí como si se sintiera feliz. Pero tengo la sensación de que no es así. Algo vuelve a rondar en su cabeza y no sé qué hacer al respecto.

A lo largo del fin de semana hemos mantenido relaciones más de una docena de veces y en lo único que puedo pensar es en la próxima vez, en lo siguiente que quiero hacer con él, por él.

No soy capaz de saciarme. Pero me cabrea que cada vez que me acuesto con Gulf sienta que puede ser la última.

Es lo que piensa; lo puedo percibir. Lo veo en sus ojos cuando baja la guardia; cuando no le da tiempo a ocultarlo detrás de una sonrisa. Algo le irrita. Creo que sé lo que es, pero no estoy seguro de si podré arreglarlo... de si seré capaz de solucionarlo.

Cuando me detengo delante de la casa que comparte con su prima, apoyo la moto en la pata de cabra pero no apago el motor. Algo me dice que no va a invitarme a entrar. Y no lo hace.

—Te agradezco todo lo que has hecho por mí durante este fin de semana.

«¿Está dándome las gracias?». Esbozo una sonrisa, mi despreocupada sonrisa de costumbre.

—Oh, créeme, ha sido un placer.

Él también sonríe, pero con tristeza. Y quizá con aire de derrota. Creo que, para él, lo nuestro ha acabado antes de comenzar. Me pregunto si puedo hacerlo cambiar de idea, y cómo.

Incluso me fijo en el incómodo silencio que se produce, y eso que nunca los percibo. No suele molestarme nada, pero esto sí me irrita. Necesito tiempo para pensar. Pero es necesario que él no piense más.

Cuando lo hace acabo teniendo problemas, al menos en su mente.

—Me dijiste que podrías echar un vistazo a las cuentas del club esta semana sin que afectara a tus turnos. ¿Podrías venir mañana después de comer? No es necesario que te quedes hasta muy tarde.

Observo que lo he frustrado. Seguramente estaba pensando en la mejor manera de evitarme, pero eso no ocurrirá. Intentaré prever cualquier cosa que le moleste, no pienso darle elección.

—Lo tomaré como un sí. Entonces te devolveré el coche. Iré a buscarlo por la mañana.

Observar su expresión es como ver un choque en cadena, y él es lo último, el que se queda sin aire. Sé que me debería remorder la conciencia por hacerlo sentir así, pero no lo hace. No de verdad. Sé que se le ha metido entre ceja y ceja que soy malo para él y no es cierto.

De hecho, cuanto más lo conozco, cuanto más tiempo paso con él, más seguro estoy de que soy lo que necesita. Aunque él todavía no lo sabe, todo llegará. Tendré que contárselo todo, por supuesto, pero esperaré a que sea el momento adecuado; si no sería un desastre. Por fin, asiente con la cabeza.

—Me parece bien. Muchas gracias otra vez. Mew, no sé que...

—Eh, tranquilo. Quizá ahora te des cuenta de que no soy tan malo.

Sé lo que está a punto de responderme, así que prefiero besarlo en la boca antes de ponerme el casco y marcharme. Mi mejor estrategia es mantener la mente —y la boca— de este chico ocupadas.

«Y eso será muy divertido». 

Gulf's DecisionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora