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Capítulo 11

Todos estaban atónitos y se miraron entre sí.

Sin embargo, Off no les dio tiempo a entrar en pánico. En un breve momento, emitió una serie de instrucciones.

— Todos ustedes vayan al norte, fortalezcan el alambre de púas allí. Pim, llama a Mike. Tomaré el vehículo blindado para detener el avance de los zombis. Gun, trae los explosivos. Solo hay unos cientos de ellos, podemos defendernos, ¡No entres en pánico!

Los sobrevivientes de la fuga de la ciudad T no decepcionaron a Off.

Después de una breve pausa, todos se movieron rápidamente, tomando hachas, azadas, palancas y todo tipo de herramientas, antes de correr hacia el norte de la fábrica.

Off llegó al vehículo blindado tan rápido como un rayo.

Cuando pasó el vehículo, Gun agarró la manija de la puerta previamente abierta, mientras que Tay agarró la escalera de hierro en el compartimento trasero.

Los dos hombres subieron al mismo tiempo.

— ¿Qué hay en la bolsa? — preguntó Off.

Gun agarró la mochila y cerró la puerta con fuerza:

— ¡Un "impacto profundo"! —  sonrío.

Off estaba atonito:

— ¿Qué?

Pisó el acelerador y el coche salió disparado por la puerta norte.

Después de unos segundos, Tay saltó del compartimento trasero, rodó por el suelo y comenzó a rociar nitrocelulosa a ambos lados de la carretera.

Pim salió corriendo del almacén, cargando tres botes de metal que tenían casi la mitad de su altura y sosteniendo una enorme pistola rociadora.

Se subió a la parte superior del alambre de púas y grito:

— ¡Tawan, hazlo rápido!

Los gritos de la gente y el rugido de los zombis se escuchaban claramente en la quietud de la noche.

Los zombis se movían en grupos, agarraron a dos o tres mujeres que huían y cargaron contra ellas, llenando el cielo nocturno con el sonido de sus gritos.

Gun miró la escena a través de sus binoculares, su pupila se estrechó ligeramente.

Off gritó:

— ¡Abre la puerta del compartimiento trasero, deja caer la escalera de hierro!

Los diez o más fugitivos en el camino vieron el vehículo blindado y comenzaron a gritar.

Off derrapó maravillosamente y los neumáticos hicieron un sonido ensordecedor al raspar el camino.

Al mismo tiempo, Gun abrió de una patada la puerta del compartimento trasero, agarró la escalera de hierro en espiral y usó toda su fuerza para tirarla al suelo.

El hombre que encabezaba el grupo sin falta agarró la escalera y saltó.

Con la ayuda de Gun, entró en el vehículo.

— ¡Rápido! — gritó Off.

Después de que la mayoría de los sobrevivientes fueron rescatados, se escuchó el rugido de los zombis acercándose a ellos.

Gun ni siquiera podía volver con Off para avisarle, así que gritó:

— ¡Conduce! ¡Vienen los zombis!

El blindado comenzó a avanzar lentamente, sin embargo, un hombre con lentes que estaba a dos pasos de las escaleras de repente gritó:

— ¡No me dejes!