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Capítulo 77

22h:00

Tan pronto como el agua se detuvo, Gun casualmente se secó el cabello con una toalla, se vistió rápidamente con su camiseta, chaqueta y pantalones de trabajo negros, antes de caminar en silencio hacia la puerta del dormitorio.

Sus movimientos fueron muy ligeros, pero Off se dio cuenta y se movió ligeramente: 

— ¿Hmm?

El omega se detuvo.

— ¿Qué hora es? — preguntó Off sin despertarse por completo — ¿Qué vas a hacer?

— Son las nueve, voy a buscar a New.

El alfa dejó escapar un "oh", y Gun, como una sombra gris en la oscuridad, salió por la puerta y se fundió en la noche.

Unos momentos después, Off salto de la cama para tomar su reloj y echar un vistazo.

— ¿Gun? — salió corriendo y abrió la puerta — ¡¿GUN?!

***

Las luces cerca del aeropuerto estaban encendidas, debido a la llegada de la noticia de que el Batallón de Reconocimiento de la base Interior había registrado el valle y no había encontrado nada. 

De está forma, el último grupo de búsqueda y rescate liderado por el propio cuartel general partiría pronto, los materiales ya estaban siendo transportados.

Mientras los vehículos del aeropuerto llevaban armas, municiones, suministros de supervivencia y paquetes de paracaídas a la pista y los soldados los llevaban a la avioneta, Gun se acercó a la cerca de alambre de púas fuera de la pista. 

Un centinela lo vio y de inmediato gritó: 

— ¿Qué estás haciendo? ¡Detente! ¡Nadie puede ingresar a la zona militar!

Gun lo miró, cruzó y se acercó.

— ¡Ey! ¿Qué... ?

Como un relámpago, el joven omega se movió y estranguló al soldado por el cuello, dejándolo inconsciente antes de arrastrarlo a la hierba.

Unos minutos más tarde salió de entre los arbustos, se vistió con su capa de centinela, se caló la gorra de camuflaje hasta la mitad superior de la cara y caminó por el sendero.

— ¡Cuenta la munición por última vez y prepárate para empacarla! — un segundo teniente caminó con un altavoz mientras ordenaba — ¡Oye, tú ahí! ¡Lleva esa pila de bolsas tácticas arriba!

Gun se puso firme y saludó en silencio. 

Se colgó uno de los paquetes tácticos de treinta kilos sobre sus hombros, levantó una caja de municiones con la otra mano y empujó a los frenéticos soldados que empaquetaban mientras se dirigía a la cabina del avión.

El segundo teniente no prestó mucha atención, solo se dio la vuelta, pero de repente se puso pensativo: 

— Espere un minuto.

Gun caminó hacia la escalera de hierro contra el viento, el segundo teniente miró su espalda fuerte y delgada, por lo que vacilante dio dos pasos hacia adelante,

— ¡Oye! ¡Te dije que esperaras!

***

En la oficina del batallón de paracaidistas, veinte soldados de las fuerzas especiales estaban reuniendo su equipo y preparándose para partir. 

El teniente general Noppol estaba al otro lado de la mesa frente al comandante Prachaya, con un enorme mapa de las montañas y colinas desplegado frente a él.