118

Capítulo 7

— ¡Corre! — gritaba Tay mientras se aferraba a la barandilla.

Pero Gun se negó a moverse, seguía sosteniendo su mano y trataba de subirlo.

Era alrededor de 20 kilos más liviano que Tay, por lo que parecía que su codo se estaba dislocando mientras sus huesos crujían.

— ¡Gun, corre, los zombis se están acercando!

Gun jadeó:

— No digas tonterías.

Tay intentó apoyar los pies en la pared, pero resbaló varias veces.

Observó con los ojos muy abiertos cómo algunos zombis en llamas se dirigían hacia Gun:

— ¡Déjame aquí y corre!

— ¿Cómo puedo... dejarte...

— ¡Los zombis están detrás tuyo!

Gun de repente sintió algo pesado en la espalda cuando uno de los zombis respiró cerca de su oído.

En ese momento, Tay logró apoyarse en la pared, le gritó a Gun y saltó con su ayuda, envolvió su brazo alrededor de la cintura del chico y cayeron al suelo, rodando unos metros.

— ¡¿Estás bien?!

Gun esquivó los dientes del cadáver por milímetros, pero le tomó más de unos segundos recuperar el aliento después de ser tacleado por Tay.

— Yo... estoy bien.

El cuerpo de Tay estaba presionado contra el de Gun.

Con su codo izquierdo en el suelo, Tay usó su mano derecha para tomar el rostro del otro y examinarlo.

El cuello del joven estaba magullado pero no sangraba, probablemente había sido arañado por el piso de cemento cuando cayeron.

Solo después de ver esto, Tay finalmente se sintió aliviado.

— Sin mordidas — enterró su cabeza en el cuello de Gun y murmuró felizmente — Genial, no te mordieron.

El cuello de un omega era una de las partes más sensibles de su cuerpo debido a las glándulas, y una herida allí habría sido fatal.

Si Tay fuera un alfa, lo que estaba haciendo ahora sería visto como acoso sexual y el primer instinto de Gun habría sido empujarlo y golpearlo.

— Tú...

Justo cuando estaba a punto de decir algo, Tay de repente levantó la cabeza y lo miró seriamente.

Pero antes de que Gun pudiera discernir la emoción detrás de su mirada, Tay agarró un cuchillo, se giró hacia un lado y lo arrojó a uno de los zombis.

El cuchillo golpeó la cabeza del cadáver y el cuerpo cayó pesadamente al suelo.

— ¡Corre! — Tay levantó a Gun — ¡Vamos adentro, de vuelta al almacén subterráneo, rápido!

El techo se había transformado por completo en un campo lleno de carne y hueso.

Desde todas las direcciones, podían escuchar los gritos de personas en llamas y los sonidos de zombis agresivos.

Los sobrevivientes estaban bañados en sangre mientras lloraban y corrían hacia la puerta del corredor seguro.

Muchas personas cayeron y fueron pisoteadas hasta la muerte en medio del caos.

— ¡Off! — gritó Gun.

Off estaba deteniendo a los zombis frente a la puerta con un hacha. Pero por cada zombi que mataba, dos o tres personas más salían infectadas entre la multitud y corrían hacia la puerta.