Capítulo 55

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Jennie hizo lo que dijo que haría, y al tercer día llegaron noticias.

La patrulla había encontrado un barco de guardia marina abandonado a lo largo de la costa, que había sido remolcado al puerto para limpiarlo. 

Solo estaba esperando que el suministro de agua dulce y el equipo fueran llevados al mar.

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Todo el tubo de suero rojo fue empujado hacia el fondo, New sacó la aguja y Jennie respiró hondo.

La oficina estaba tan silenciosa que si un alfiler caía al suelo, se podría escuchar. 

Gunsmile y otros hombres armados esperaban tranquilamente.

No se sabía cuánto tiempo había pasado, pero de repente, la cara de Jennie cambió y parecía mostrar mucho dolor. Se agarró con fuerza al reposabrazos de la silla de ruedas y gritó.

— ... Ah...

— ¡Jennie!

— AHH... — Jennie jadeó, su cuerpo seguía temblando y el dorso de su mano se hinchó violentamente.

La manta de sus piernas se deslizó y vio que sus músculos inferiores, que se habían aflojado debido a la parálisis, comenzaron a estirarse gradualmente. 

Después de unos segundos, incluso presionó el reposabrazos de la silla de ruedas y se levantó ligeramente.

Gusmile se sorprendió: 

— ¿Está funcionando?

New señaló: 

— ¡Espera!

Después de que Jennie dejó la silla de ruedas unos centímetros, su rostro se puso azul y rojo, sus brazos comenzaron a temblar.

Luego, ante los ojos ansiosos de la multitud, de repente perdió la fuerza y ​​cayó otra vez en su silla de ruedas.

Con el estruendo, sus subordinados se apresuraron a ayudar, pero la mano de New los detuvo.

El dolor extremo hizo que la cara de Jennie tuviera calambres. La cicatriz en su mejilla izquierda se retorció y un sudor frío goteó por su pálido rostro, haciéndola lucir fea y aterradora. Pero nadie alrededor parecía estar intimidado, en cambio, todos parecían preocupados.

Después de unos minutos, la ola de dolor finalmente disminuyó y ella exhaló con un suspiro tembloroso, recostándose en su silla de ruedas.

— Falló otra vez — señalo New con voz ronca, dejando caer la jeringa vacía.

La decepción de Gunsmile fue prácticamente imposible de ocultar: 

— ¿Por qué está pasando esto? Doctor, ¿No dijiste que la investigación de las vacunas había hecho un gran avance y estaba casi cerca del éxito?

New quería explicarle, pero Jennie lo detuvo: 

— No seas así, Gunsmile... — dijo con cansancio — No es culpa de New.

Jennie agarró el reposabrazos de su silla de ruedas y se sentó. Su mirada recorrió todos los rostros severos de la oficina mientras sonreía con tristeza: 

— Sabíamos desde el momento en que recibimos la inyección del virus que cualquier cosa podía pasar, y el hecho de que todavía esté sentada aquí es un muy buen resultado, ¿No es así? ¿No es lo mismo? Al menos tenemos esperanza.

— No, no es así — New empacó su botiquín médico, se puso de pie y dijo lentamente — Tu sistema inmunológico no puede soportar más modificaciones o experimentos. Una falla más podría ser fatal y podrías morir en cualquier momento por un trastorno inmunológico, o algo peor... Quedarás completamente zombificada — finalmente pronunció esas palabras con dificultad en medio de las miradas sorprendidas.

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