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Capítulo 29

Off resoplo furiosamente un par de veces, y solo medio segundo después, respondió:

— Entiendo.

Ignoró la ligera resistencia de Gun, lo levantó con un brazo debajo de la espalda y el otro debajo de las rodillas.

Llevándolo al baño, lo colocó en la cabina de la ducha y abrió el cabezal, rociandole la cara con agua helada.

— Ahh... ¡Ahh!

Gun naturalmente se opuso, luchando y retorciéndose durante más de diez segundos.

Finalmente, apartó el cabezal de la ducha y gritó:

— ¡Vete a la mierda!

Estaba empapado y su piel brillaba por el agua. Sin embargo, sus ojos parecían estar a punto de estallar de furia.

Off inmediatamente levantó ambas manos,

— Lo siento.

La camisa de Off también estaba empapada, se adhería fuertemente a su cuerpo y revelaba los músculos esculpidos de su torso.

Lo vergonzoso era que su pantalón de camuflaje, por culpa del agua, estaba muy marcado y no había forma de disimular el volumen existente en la entrepierna.

— Lo siento mucho — repitió seriamente — ¿Por qué no me golpeas un par de veces para desahogar tu ira?

Incluso antes de que terminará de hablar, su cabeza cayó hacia un lado por el golpe que recibió.

— Bastardo — Gun lo insulto con frialdad.

Frotándose la cara, Off extendió la mano y Gun ni siquiera tuvo tiempo de esquivarla antes de sentir que le revolvían el pelo.

El mayor se rió entre dientes con voz ronca,

— Está bien, estamos a mano.

Luego se puso de pie, aclarándose la garganta.

Cuando volvió a hablar, su voz había vuelto a la normalidad:

— ¡Camarada Gun, tienes tres minutos para vestirte y bajar las escaleras con tu arma!

Luego salió de la habitación.

First estaba esperando de pie en el pasillo.

Al verlo, pasó los ojos de arriba abajo por su cuerpo y habló con asombro:

— Phi Off, tú... tú...

— ¿No puedo usar mi ropa cuando me ducho? ¿Cuál es la situación?

— ¿Eh? Ah si, Lee y su grupo noquearon a los guardias, robaron las llaves del autobús, luego rompieron la cerca en el norte y derribaron...

Off caminó hacia las escaleras, suspirando en su corazón.

"En esta vida, parece que solo tendré el consuelo de mi mano derecha"

***

00:00 horas, en el lado norte de la fábrica.

Todo el mundo estaba apurado, corriendo de un lado a otro.

La luz de las antorchas parpadeaba en la noche.

Un gran trozo de la cerca se había caído entre la maleza y Pim les estaba dando instrucciones a los hombres para que colocaran varios ganchos de cuerda para sacarla.

Ella misma estaba sosteniendo una cuerda y gritó:

— Tres, dos, uno... ¡Arriba!

Todos trabajaron al unísono y la cerca fue levantada lentamente.