Emil
Mi cuerpo entero comienza a temblar y mis lágrimas caen sin poder evitarlo. Me siento muy avergonzada y ofendida. Tiene razón. Todo lo que ha salido de su boca es cierto. Ni siquiera tengo una excusa. Ni siquiera sé en lo que estaba pensando cuando me arrodillé frente a él.
Claramente, Edan Miller no es ese tipo de chico y me arrepiento tanto haber hecho eso. Tengo la dignidad por el piso. Ni siquiera puedo pensar en eso sin sentir odio y asco hacia mí misma.
¿Qué es lo que voy a hacer ahora?
Ya no encuentro que más hacer para que Edan Miller no me eche. Estoy acabada en el segundo día en la CEDU.
Y duele demasiado. Bajo la cabeza temblando. Edan todavía está esperando a que salga de la sala. Agacho la cabeza y camino hasta la salida. No muestra ninguna expresión y me enoja demasiado que sea tan frío.
—¿Hay alguna manera de hacerte cambiar de opinión?
Creí que el haberme defendido esta mañana había ablandado su corazón. Pero al parecer lo único que yo hago es arruinarlo todo.
—No.
Suelto un suspiro reteniendo las lágrimas. Ya basta de llorar.
«Eres una adulta, asume tu responsabilidad».
—Bueno —comienzo a decir con un nudo en la garganta—. Perdóname por todo —una lágrima se desliza por mi mejilla y Edan la sigue con la mirada hasta que cae por mi barbilla. De verdad que es un hombre demasiado insensible. No le doy ni una pizca de pena.
—Fuera —insite.
Camino con mucha lentitud, parece que eso lo desespera. Ya sabes, camino muy lentamente para que me vea muy bien antes de salir por la puerta.
«Mírame, Edan, arrepiéntete».
—¿Estás seguro? —intento una vez más limpiando mis lágrimas. Sus labios se mantienen en una línea recta y sus ojos oscuros me observan fijamente.
—Cuando tomo una decisión, es definitiva —es lo que responde. Con algo de suavidad lleva una mano a mi hombro y pienso que me va a decir algunas palabras de aliento.
Dios ha escuchado mis plegarias.
Me ilusiono pensando que me va a perdonar, pero solo me da un empujoncito fuera de la sala y cierra la puerta en mi cara.
Suelto un suspiro. Trabajar en el club no era la mejor opción, pero como ya dije, me había quedado sin opciones. Una vez fuera del CEDU, el señor Miller no pudo hacer nada más por mí. Le supliqué que intentara que su hijo entre en razón, pero me dijo lo mismo que el idiota había dicho en la sala. Su decisión era definitiva.
—No te pago para que te quedes quieta —suelta Gema, la dueña del lugar. Es un club en el que vienen señores de todas las edades a mirar chicas como yo. Y ya vas a entender por qué.
Salgo del vestidor con pasos apresurados.
—¿Quién es la siguiente? —mi compañera grita. Camino rápidamente tropezándome con los tacones. Mi vestimenta es tan diminuta que me da algo de frío y voy tan maquillada que yo no me reconozco.
Llego hasta la tarima.
Hace mucho que no bailaba porque estaba demasiado enfocada en mis estudios, pero la pobreza, mi enfermedad, el corte de la beca, tener que salirme de la universidad y Edan Miller me impulsaron a regresar a este horrible lugar.
'Under the influence' de Chris Brown se escucha por los altavoces.
Escucho pitidos, gritos eufóricos y aplausos. Mis ojos se cierran.
Llevo mi mano al tubo y me inclino hacia el frente dejando todo mi trasero expuesto, bajo lentamente tocándome el cuerpo con la otra mano. Y comienzo con una rutina de baile que apenas había practicado. Mis manos se sienten débiles, pero lucho por sujetar el tubo con fuerza. Bailar en el tubo no era mi fuerte, yo prefería estar detrás de la barra repartiendo bebidas.
Algunos lanzan dinero y otros intentan hacer que me acerque para dejarlo dentro de mis prendas, pero no lo permito. Nunca he permitido que me toquen. Lo que hay en este lugar son muchos pervertidos.
Tres minutos más tarde, los hombres explotan en un aplauso y me gritan cosas sucias a medida que recojo el dinero del suelo y salgo del escenario.
Esto es demasiado. No lo soporto.
Tan solo llevo una semana intentando sobrevivir. ¿Qué va a ser de mí?
Meto todo en una bolsa negra y me dejo caer en el asiento del vestidor. Así no era cómo debía ser mi vida. No quiero terminar siendo una fracasada.
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Creer que sí (+18)
Romance[Historia Completa] Cuando Emil Turner se ve a punto de tener que renunciar a sus estudios, aparece una solución, pertenecer a la CEDU, es decir, Consejo Estudiantil de la Universidad. Ella no contaba con que sus planes se verían perjudicados por Ed...