Emil
Recojo todas mis cosas y le lanzo una mirada de advertencia a Alexis que todavía me observa desde el suelo completamente furioso.
—Y ni una palabra de esto al rector—lo señalo amenazante. Se limpia la sangre con el dorso de la mano para hablar.
—¿Cómo se supone que voy a explicar esto? —se señala el rostro, lanzándole una mirada afilada al presidente. Para mi completa sorpresa, Edan reacciona y de su billetera saca varios dólares de cien y se los lanza en el pecho a mi exnovio.
—Por las molestias—susurra muy tranquilo y reprimo una risa al ver confusión en el rostro de Alexis mientras levanta el dinero para escanearlo.
Me inclino en su dirección.
—Di que se te metió un hongo de esos raros que acabó con la mitad de la humanidad en The Last of Us y tu cara se estrelló contra la pared consecutivamente cuando te diste cuenta de lo feo que eres por dentro—me encojo de hombros y le hago un gesto a Edan para que me siga hasta la salida.
A mi espalda, Alexis vuelve a insultarnos, pero cerramos detrás de nosotros. En completo silencio, avanzamos por el paseo que da con el estacionamiento, pero me detengo de golpe.
—Edan...—digo haciendo una mueca—. Gracias por defenderme de ese imbécil, se lo tenía merecido.
No responde, solo observa detrás de mí. Su rostro neutral y sus labios rectos.
Suspiro.
—Pero quiero que entiendas una cosa—avanzo en su dirección—. Lo que dije no significó nada. Te sigo odiando y lo seguiré haciendo por el resto de mi vida. Jamás vuelvas a hablarme.
En cuanto suelto eso, me giro dando por finalizada la conversación. Me alejo unos cuantos pasos cuando de repente:
—¿Ni aunque tenga la exclusiva de un chisme más caliente que el sol en pleno verano?
¡¿Qué?!
Mi mandíbula casi toca el suelo porque Edan acaba soltar lo que nunca esperé escuchar de su boca. Con toda la dignidad por el suelo, me giro sobre mis piernas y tenso mis labios antes de soltar: —¿De quién?
«Yo nunca iba a cambiar». Casi me doy un golpe por ser tan chismosa.
Su respuesta es cruzarse de brazos y observar el horizonte como si estuviera considerando decirme o no. Lo observo indignada, ¿para qué me ofrece el chisme si ni me va a decir? Eso no son cosas del señor Todopoderoso.
—Aquí no voy a decirte—decide responder en un tono profesional. Observo hacia ambos lados percatándome de que, por alguna razón, la universidad esta más vacía que mi cuenta de ahorro.
—¿Y por qué no? —intento disimular la desesperación, pero él sonríe de medio lado. Mi cuerpo entero se paraliza.
Él acaba de sonreír.
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Creer que sí (+18)
Romance[Historia Completa] Cuando Emil Turner se ve a punto de tener que renunciar a sus estudios, aparece una solución, pertenecer a la CEDU, es decir, Consejo Estudiantil de la Universidad. Ella no contaba con que sus planes se verían perjudicados por Ed...