NATALIE
Definitivamente el destino me estaba haciendo una buena jugarreta. No le había bastado con hacer que me encontrase con Dereck en pleno morreo con esa chica de pelo azul... sino que también había decidido que yo acabara metida, una vez más, en sus problemas. ¡Ahora estaba en su coche, sobrepasando el límite de velocidad! ¿Qué clase de broma era esa?
Dereck volvió a pegar un acelerón, consiguiendo que mi corazón se sobresaltara una vez más. Ni siquiera me había dado tiempo a ponerme el cinturón, así que ahí estaba yo, apurada, tratando de mantener el equilibrio y soportando los bruscos movimientos de Dereck, mientras trataba de encajarlo con la hebilla.
—¡Ve más despacio! —no pude evitar decir, una vez pude sentarme correctamente—. ¡Al final nos vas a matar!
—¡No puedo ir más despacio cuando el hijo de puta del policía nos pisa los talones!
Por suerte había poco tráfico a esas horas, por lo que no tenía que esquivar muchos coches. Aun con ello, todos sabíamos que a esa velocidad el accidente sería más que mortal. Un movimiento mal hecho o un simple despiste podía ocasionar mucho daño.
—Si sigo recto, estoy seguro de que nos acabará alcanzando —dijo, con una calma que no podía entender—. Así que agarraros bien.
Repentinamente cambió rápido de marchas y en un movimiento de lo más brusco tomó la siguiente desviación para salir de la autovía. Casi me tuve que contener para no gritar e instintivamente me agarré a lo que tenía más cerca de mí: el cinturón de seguridad —que en ese instante para nada me parecía seguro— y el brazo de William. Cerré los ojos, no podía ni mirar. Sentía que en cualquier momento nos íbamos a estrellar. Estaba segura de que rozaríamos los doscientos kilómetros por hora, las ruedas derrapaban y chirriaban con cada curva, poniéndome todavía más tensa. ¿Lo peor de todo? Era que Dereck lo sabía. Dereck era de lo más consciente del miedo que estaba pasando ahora, de mi temor a los coches, a la velocidad y todo mi pasado. Pero no parecía importarle, decidía no rebajar ni un poco la velocidad y me daba igual si tenía razones para ello.
—Vale, me parece que ya lo hemos despistado —dijo la chica de pelo azul, quien estaba sentada en el asiento contiguo al de Will.
Yo también miré hacia atrás para cerciorarme de ello. Mi corazón bombeaba fuertemente, pero mi cuerpo se destensó un poco al comprobar que era cierto, que ese coche patrulla ya nos había perdido la pista. Dereck había conseguido escaquearse de él.
Todo había pasado tan deprisa que ni siquiera me había dado tiempo a asimilarlo: habían pegado a William para que forzosamente comprara droga, la policía había venido a la fraternidad a parar las novatadas y, nosotros, para que no fuéramos pillados con la marihuana de Marlon, habíamos tenido que huir del agente que había querido cachearnos. Obviamente había sido muy sospechoso que unos adolescentes huyeran de un simple cacheo, así que el agente no había dudado en seguirnos con su coche, lo que nos lleva... a ese instante.
ESTÁS LEYENDO
Desde que Tú no Estás. © #2
Teen FictionSegunda parte de "Desde que Llegaste". ¿Qué pasa cuando te reencuentras con tu exnovio? ¿Y cuando te das cuenta de que, a pesar del daño, tu corazón sigue sintiendo por él? Que nada sale como esperas y que todo vuelve a ser un caos. (Sinopsis comple...